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Los monstruos de Domaine Laplanque

Derniere de Couverture Cómodamente instalado en un mirador, no me canso de ver el valle salvaje que tengo enfrente. Bosques de abetos, pinos, castaños, robles y hayas, matorrales de acebos, páramos de brezo que cubren los laderas mientras los primeros colores del otoño comienzan a pintar un ardiente paisaje.

Los grandes acantilados y algunos pedregales nos recuerdan que estamos en la media montaña. Los retazos de la brisa fresca del norte nos traen aromas de humedad de la noche que cae sobre las plantas de asfixiadas durante el día por un sol radiante. Aguzamos el oído escuchando los berridos haciendo eco en el valle. ¡La berrea de los ciervos comenzó, allí abajo, hace más de diez días!

Los sonidos del amor

Didier y Guillaume Roques Rogery, los propietarios de estas tierras, son mis guías para esta cacería. A nuestra izquierda, una gran llanura ondulada, empieza a animarse. Un viejo sika, con la cabeza echada hacia atrás, persigue a una cierva en busca de sus atenciones y lanza su grito de guerra característico, que me recuerda a los marales y los wapitis. Un viejo ciervo con unas impresionantes palmas busca los aromas de las hembras. Más ciervos remontan la llanura en sus lugares de berrea. Dejaron sus lugares de reposo desde hace bastante tiempo y comienzan su ascenso, se paran y frotan sus cuernas contra las ramas de los árboles jóvenes. Los monstruos de Domaine Laplanque Ciervos

El sonido de sus cuernas contra los troncos llega a nosotros aumentando nuestra impaciencia por ver el gran venado que esperamos. Algunos ya han salido por el pasto. Varetos jóvenes y segunda cabezas, aprovechando la ausencia temporal de los dueños del espacio, vienen y tratan de probar suerte con las hembras en su intento de procrear. Didier señala su oído y levanta el dedo, haciéndome señas para escuche. ¡Boouuh! El sonido de un búho real se hace eco en el valle, al que responde inmediatamente otro. Todos mis sentidos disfrutan. Este cóctel de aromas delicados, de sonidos y el espectáculo de la naturaleza en el frenesí del amor me llevan lejos de las preocupaciones cotidianas.

Esperando al gran maestro

Un ciervo… y una segunda cuerna berrea con desconfianza, en la lejanía. «Un viejo de catorce puntas y un diecinueve, joven, los dos medalla de oro… La experiencia contra la fuerza», me explica Didier.

Pero no estamos allí por ellos, sino por un venado excepcional. Con los ojos pegados a los prismáticos, tenemos un montón de tiempo para admirarlos hasta que el gran maestro quiera aparecer. «Es un viejo veterano solitario  que navega de manada en manada en todo el territorio. No tiene un lugar definido como suyo y espera a que otros atraigan a las ciervas hacia donde él está. Cuando esto sucede, ‘hace limpieza’ y cosecha los frutos del trabajo de los otros», susurra Didier. Los monstruos de Domaine Laplanque Muflones

Un enorme pájaro sale de la nada y vuela por encima de un pino. El gran duque entiende poco de tiempo y acaba posándose ante nosotros, después de dibujar su figura en el cielo. ¡Qué maravilla! Con los prismáticos tengo todo el tiempo del mundo para observarlo con detalle antes de que, con un vuelo pesado, se deslice hacia el fondo del valle. La oscuridad acecha. Éste es el momento en el que la imaginación transforma las sombras en fantásticos animales… el lubricán. Con mil precauciones, para no perturbar la magia y la armonía de un momento tan especial, descendemos del mirador y recuperamos el viejo Jeep Willis que nos espera bajo el follaje de un gran robles cuyas bellotas están sonando sobre el vehículo. ‘Mi’ venado no ha salido esta noche, pero no estoy decepcionado. Ésta es la primera y todavía tengo dos días y cuatro salidas para intentarlo. Pero, esta noche… el espectáculo ha sido sublime.

Volver a pensar…

 Domaine Laplanque

Las luces del castillo brillan en la distancia. Pronto nos encontramos en la cocina, delante de la chimenea con una copa de champán. Lisa, la encantadora esposa de Guillaume, nos prepara deliciosos platos locales, y también de Nueva Zelanda, su país de origen. Un delicioso aroma embriaga la estancia y saboreamos bebidas ‘de la casa’, mientras discutimos la caza que acabamos a vivir.

Estamos en el Domaine Laplanque en Aveyron, en Ségala, la tierra de los cien valles, situada entre Albi, Rodez y Villefranche de Rouergue. Llegué conduciendo desde Montpellier y tuve el placer de cruzar el impresionante puente de Millau antes de llegar a casa de mis huéspedes. Me reuní con Guillaume y Lisa en la feria de Madrid, Cinegética, me habló de su finca de caza y me invitó a cazar un venado enorme. La verdad es que no suelo cazar en fincas cerradas… Los monstruos de Domaine Laplanque gamos

En mi cabeza, la caza en un espacio cerrado se reduce a la extracción fácil y sin esfuerzo de un animal, con el inconveniente de encontrarte cercados en cualquier momento. «Ven y lo verás. Ésas son ideas falsas», me dijeron Guillaume y Didier con una sonrisa pícara. Los próximos dos días me obligarán a repensar mis prejuicios al respecto.

Gestionar el medio

Didier y Guillaume Roques Rogery están muy involucrados en el mundo de la caza mayor. Son unos apasionados. Desde hace más de treinta años han viajado por Europa en busca de las mejores cepas de ciervos, gamos y muflones. «A diferencia del entorno abierto, en un área cerrada somos libres para manejar la vida silvestre y la caza como nos plazca. Para nosotros es determinante el equilibrio que queremos mantener entre la agricultura, la silvicultura y la presencia de animales de gran tamaño. Sabemos en qué punto se encuentra el equilibrio  entre cultivos y bosques». Para ellos, el medio no debe degradarse.

Así, no parece razonable su apoyo a una población demasiado grande de animales en una superficie determinada. El medio no debe ser usado en exceso, los animales viven en la mayor tranquilidad y deben de tener el mejor alimento para el desarrollo de trofeos excepcionales. Uno de los mejores indicadores es mantener una población de corzos de calidad. La desaparición del corzo es un signo de densidad excesiva de otros animales de gran tamaño. «No hay nada más horrible que una finca en la que todo bajo el suelo del bosque ha desaparecido y es imposible la regeneración natural». Apasionados por la genética, están orgullosos de mostrarme las fotos de sus animales. Para ellos este resultado es fácil de obtener con una buena selección y un buen manejo de cultivos, pastos y bosques. «Todos los animales grandes tienen el potencial de tener algún día un gran trofeo. Sin embargo, se debe permitir que se exprese este potencial que, en muchos casos, está muy lejos de las áreas abiertas, donde los animales viven en un estrés constante, están perturbados, y los mejores reproductores a menudo son cazados o expulsados demasiado jóvenes, dejando lo peor para reproducir». Chasse Guy Gonty (31) Los monstruos de Domaine Laplanque

Didier es guía de caza ACP, haciendo muchos safaris en África para Club Faune. Es director de la Fundación IGF, con experiencia a nivel mundial en el campo de la ayuda a la gestión de la vida silvestre y, a través de ella, el desarrollo de las poblaciones locales.

Guillaume tiene 35 años y pasó diez realizando estudios sobre la vida silvestre en Sudáfrica antes de hacer un máster en ciervos en Nueva Caledonia. También adquirió experiencia de campo en todo el mundo ayudando en la gestión de la vida silvestre

Ambos han creado la empresa Francia Safaris en la finca familiar de 350 hectáreas. La finca está reservada exclusivamente para cazar a rececho un cazador solo o acompañado, y no se organiza ningún tipo de batida que pueda perturbar la tranquilidad de los animales. Los cazadores son recibidos en el castillo de la familia, del siglo XIII, aunque fue reconstruido en el XIX. La finca y el castillo nunca se vendieron y se mantienen en manos de la misma familia desde el siglo XIII.

2014_2_Mouflon_230 CIC pts -1 meter -Los monstruos de Domaine Laplanque

Una mañana deliciosa

Llaman a mi puerta muy temprano. El cielo está lleno de estrellas, la Vía Láctea ilumina el cielo y el aire es fresco.

Después de un buen desayuno, nos preparamos para lo que se acerca. En la madrugada, el fiel Willis ronronea al ralentí. Guillaume me explica que vamos a bordear los cultivos y pastos a través de una pista de arrastre. Toma la cabeza del grupo, con mochila y bastón en la mano. La pluma que cuelga muestra que el viento está orientado norte-sur.

Todavía está oscuro, pero comenzamos a distinguir los animales en el borde del bosque. Guillaume imprime un ritmo lento, para escrutar el bosque en busca de ciervos que han comenzado a regresar. La berrea de los ciervos llena el bosque y da un ambiente especial a la cacería. El fuerte olor a almizcle llena el aire, traicionando el reciente paso de un ciervo. Caminamos tranquilamente por el bosque. Algunos cuernas  son verdaderamente excepcionales, largas, gruesas, abiertas, ninguna de menos de catorce puntas. «Demasiado jóvenes, éstos apenas dan 210 puntos CIC». En otros lugares yo estaría encantado con estos oros.Los monstruos de Domaine Laplanque

El biotopo que estamos atravesando es muy variado y el terreno accidentado. Subimos y bajamos con el sonido de la corriente de un arroyo en el fondo del valle. Los repechos son duros y tengo que parar de vez en cuando para recuperar el aliento y el ritmo cardíaco. Un enorme jabalí de ocho centímetros se recrea bajo los castaños. No le molestamos.

El sol sale y solamente permanecen en los prados jóvenes y hembras con sus retoños. Los grandes ya están en sus encames, aunque vemos dos con una cuerna preciosa. El suelo del bosque bajo es rico y es difícil de detectar a los animales entre los helechos y zarzas. Guillaume se agacha de repente y me muestra en un acantilado, cubierto de brezos en flor, un grupo de muflones descansando al sol. Un gran macho se encuentra en el centro. Su gruesa cuerna anillada tienen una curva de gran amplitud y su trofeo es muy abierto.

Exhausto, estoy feliz de volver para almorzar. Y me doy cuenta de que durante toda la mañana, ¡no vimos una cerca!, algo que me satisface. Mientras Lisa nos hace disfrutar de nuevo de sus habilidades culinarias, Didier se encarga de la selección de vinos. Está previsto volver al mirador esta tarde.

No es nada fácil

Mientras tanto, visitamos la pintoresca y encantadora villa de Sauveterre de Rouergue. El Aveyron es un departamento predominantemente agrícola marcado por fuertes tradiciones. Compramos algunos cuchillos, el famoso Laguiole Aubrac y el Sauveterre, cuchillo menos conocido, pero muy cuidadosamente ejecutado, de artesanía local. De vuelta a Laplanque, Lisa me muestra los alrededores de la casa.

Después del té nos instalamos en un mirador situado enfrente del de ayer. Pronto aparecen dos hermosos venados seguidos por una hembra y un gabato. Los dos machos se prueban cabeza contra cabeza en una bonita justa girando sobre sí mismos. Una muflona viene al galope perseguida por un grupo de once machos que desaparecen tan rápidamente como aparecieron, aunque se oye, de vez en cuando, los golpes de sus cuernos cuando chocan. Una gama sale seguida de su cría. ¡Sorpresa! Es toda blanca y la cría, también. Guillaume me explicó que nacen así algunos animales y cree que el origen de este gen proviene de Copenhague, del Royal Park de Dinamarca, donde viven algunos gamos blancos. Los monstruos de Domaine Laplanque

Tras un ruido de ramas rotas, sale un ciervo. Se detiene de repente, alza su hocico en el aire y lanza un potente berrido de desafío, agitando su lengua como una serpiente. Es muy grande con cuernos largos, de dieciséis puntas y la palma muy desarrollada. Tiene algunas cicatrices oscuras que evidencian su fuerza para prevalecer. «Nuestro ciervo no debe estar muy lejos», susurra Didier en mi oído. Un grupo de bermejos y lechones jóvenes salen a su vez. Los jabalíes se divierten y organizar una ronda infernal alrededor de los ciervos. En el bosque escuchamos otros dos. Preparo mi rifle y lo pongo descansando en el borde del mirador.

Dos segundas cabezas se acercan. El grandes de dieciséis puntas los persigue y empuja hacia el bosque y luego corre de nuevo a la cierva. La oscuridad toma posesión. El corazón se acelera. Ruego al cielo con la esperanza de ver el espectáculo antes de que se cierre la noche. Por desgracia, las sombras se apoderan del lugar sin que mis oraciones sean escuchadas. Didier, con mirada de decepción, me hace señas de que tenemos que bajar. Quedan dos salidas antes de abandonar y creo que el caso aún no está en el saco… El champán tampoco es para esta noche. Pensé que esto iba a ser una cacería fácil, pero me doy cuenta de que no lo es. No me tranquiliza Didier, quien me explica que fueron necesarias siete salidas, en el viaje anterior para recoger los frutos…

El maestro da la cara

Los monstruos de Domaine Laplanque ciervo

A la mañana siguiente comenzamos el rececho viendo muchos animales, pero ‘mi’ ciervo no aparece. Empiezo a pensar en volver con las manos vacías. La mañana estuvo marcada por una anécdota bastante divertida. Al pasar a través de un bosque de abetos, escuchamos un ruido de ramas rotas: dos muflones grandes tienen sus cuernos enredados y no logran separarse. Didier y Guillaume tratan de atraparlos. Salen a un pastizal y, finalmente, damos la vuelta por detrás de sus redondos culos y, en un matorral, saltamos sobre ellos para soltar sus cuernas. Los dos muflones me dejan exhausto. Llevaban mucho tiempo en esa desafortunada posición y no hay duda de que sin nuestra intervención habrían muerto finalmente.

Durante el almuerzo, preparamos una nueva táctica para la noche. Guillaume irá a un mirador, mientras que Didier y yo esperaremos en otro.

Mientras tanto, vamos a visitar la ciudad amurallada de Villefranche de Rouergue y Najac, pueblo cuyo castillo domina el Aveyron desde su afloramiento rocoso. A finales de septiembre el clima es brillante. Es cierto que estamos en el sur de Francia y el sol brilla más que la lluvia que cae y el Mediterráneo está a sólo dos horas de distancia. De vuelta a Laplanque, nos preparamos para la última partida de caza. Cruzamos nuestros dedos.

Guillaume se va a la torre de vigilancia de la primera noche y nosotros a la de ayer. Las dos cuernas más grandes están ahí. La espera comienza y, con el tiempo, la emoción se apodera de mí. Didier, a mi lado, es optimista. La suerte acabará entrando a nuestro favor. La berrea de los ciervos comienza. Un gamo muy, muy, grande sale del bosque con sus damas. Aparte de en Hungría creo que nunca había visto palmas tan grandes. Didier me confirma que es el más grande de la finca y que su puntuación está sobre 225 puntos CIC, que lo harían el tercer trofeo mundial. El año pasado cazaron un macho de más de 300 puntos en el ránking de SCI. Se desafían y, de repente, se lanzan el uno contra el otro. Las dos cuernas chocando en el silencio por la noche. Giran como peonzas y luchan con una violencia poco común. Todos sus músculos se estiran por el esfuerzo realizado. Uno de los dos puede ser corneado, pero la batalla termina cuando el menor de los dos acaba por ceder.

Un zorro y un poco más allá una liebre observan, curiosos, sentados sobre sus patas traseras. Sentimos el mirador vibrar ligeramente. Guillaume llega y nos pide que nos preparemos. El gran ciervo ha salido al llano en el mirador en el que él estaba. Llegamos al viejo Jeep y nos acercamos, con precaución, hasta su mirador. El viento está a nuestro favor. Nos acercamos con cautela a la torre de vigilancia. El gran ciervo está allí, en medio de una manada de ciervas. Tengo tiempo para observarlo con los prismáticos. ¡Su trofeo es enorme! Didier y Guillaume confirman que se trata de ‘mi’ venado. Se está haciendo de noche… Y el ciervo está a 150 metros.

Un monstruo de 32 puntas2010 - 258 pts Los monstruos de Domaine Laplanque

No hay tiempo que perder. Me tumbo en el suelo, monto el trípode unido a mi rifle. Espero a que el animal me presente su perfil y mantengo la retícula de mi visor en su codillo… Una respiración profunda, expiro y suelto la bala de mi .300. Todos los animales se detienen y nos miran. ¡Mierda, lo fallé! Sin embargo, estoy seguro de haber colocado mi bala en su sitio. Didier me dice que recargue rápidamente y vuelva a disparar antes de que desaparezca en el bosque. Me aplico y vuelvo a liberar mi segunda bala. En el impacto, una nube de polvo se desprende de su piel cubierta de barro seco. El rebaño huye y desaparece detrás de una loma. ¿Lo habré dejado herido? No quiero ni pensarlo. Vamos hasta donde estaba… pero no está. ¡Y nos encontramos ni rastro de sangre! ¡No, no es posible! Estoy desesperado…

Seguimos avanzando a lo largo del borde del bosque. Guillaume nos llama con una gran sonrisa… ¡está allí! La tensión acumulada desaparece repentinamente mientras corremos hacia donde está el ciervo desaparecido. Guillaume ya está recogiendo dos ramas de pino para hacer los últimos honores y felicitaciones al cazador y al ciervo abatido. ¡Por fin puedo admirar este hermoso ejemplar del bosque en mis manos! Su cuerna es de color marrón, maciza. ¡Tiene 32 puntas, es excelente y el más grande de los ciervos que he cazado durante mi larga vida de cazador!

Didier y Guillaume han seguido a este ciervo durante diez años. «Estamos muy felices de que tú hayas tenido el honor de cazarlo». Después de la sesión de fotos, donde los destellos iluminan la noche, llevamos al animal a la casa, donde Guillaume le quita su piel y su trofeo. Mi bala del .300 ha entrado por el codillo y no ha salido, ha acabado en el páncreas. Da un peso de 300 kilos.

Nos relajamos ante el fuego con una copa de champán para celebrar nuestra éxito. A la mañana siguiente, durante el camino que me lleva a casa, miro hacia atrás reviviendo este viaje. He vivido una intensa experiencia… como en un terreno abierto, con todas las dificultades, la fatiga, las emociones y la alegría que la caza puede dar, todas juntas. Vi un montón de animales hermosos y presencié escenas hermosas de la naturaleza. Esta estancia se mantendrá firmemente grabada en mi memoria… Fui recibido en un bonito lugar cómodo, con magníficos jardines y una cálida bienvenida en un ambiente familiar, muy amable.

2013_42_Mouflon_218 CIC pts - 91 cm Los monstruos de Domaine Laplanque

   Por G. R.

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