África Internacional

Grandes elefantes en Gonarenzhou National Park

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Aún no alcanzo a comprender cómo hemos llegado a esta situación. Estamos al final del safari y esta vez no podemos cometer ningún error, o nos volveremos a España sin cazar después de haber visto más de ciento cincuenta elefantes en doce días, ¡absurdo! El ruido de cada pisada en la costra de arena reseca del lecho del río supone una tortura para los oídos. La noche se nos ha echado encima completamente y no hay nada de luna, con lo cual, apenas podemos distinguir vagas siluetas a pocos metros. Cada paso puede ser el que nos delate, basta un tropezón, una caída, y espantaremos a los elefantes.

Un larga hilera

Y el aire… ¡Dios mío, un poco de ayuda, por favor! El aire va demasiado cortado hacia ellos, con nada que gire un poco más perpendicular hacia el río, ya estará todo visto para sentencia. No podemos adelantarnos demasiado porque entonces nos van a oler. Si todo sale bien, nuestras trayectorias se van a encontrar a unos doscientos metros de aquí. ¡Vamos, un poco más! ¡Otros veinte metros más…! Hasta ahora hemos tenido muy poca suerte. A pesar de la gran cantidad de caza que hemos visto, aún no hemos tenido oportunidad de meter en la cruz un bicho decente. Y se nos acaba el tiempo. Ésta es la definitiva…
SONY DSCLos latidos del corazón zumban sordamente en nuestros oídos por el torrente incontrolable de adrenalina que embriaga la sangre al estar tan cerca de un numeroso grupo de elefantes, algunos realmente grandes.

Durante las últimas dos semanas hemos avanzado por el mismo recorrido muchas veces, lo podríamos hacer con los ojos cerrados. Se trata de un brazo seco del río de unos doscientos metros de ancho por casi un kilómetro de largo, una lengua de arena espesa por la que cruzan a diario los elefantes que salen del Parque Nacional Gonarenzhou (Zimbabue), para alimentarse en las arboledas ribereñas de nuestra concesión. En este punto está nuestra mejor oportunidad para aproximarnos a los grupos de machos que sucesivamente vienen del parque, evaluar el tamaño del marfil e intentar el disparo. Si llegan a la primera hilera de árboles, el tema se complica más, y si alcanzan el espeso bosque de ribera, entonces podemos olvidarnos, game over¡, como dicen por aquí.

Antes de anochecer hemos contemplado, con creciente excitación, como se iban agrupando los elefantes machos al otro lado del río, en los cañaverales que constituyen el límite de su ‘zona segura’ dentro del parque. Hemos visto varios por encima de las cincuenta libras, alguno de ellos incluso mayores. Es un auténtico privilegio presenciar como se comportan estos formidables animales, aparentemente torpes y pesados, pero que son en realidad tremendamente ágiles y rápidos cuando se lo proponen. Apenas el disco solar se empezaba a recortar contra las lejanas copas de las acacias, coloreando la tierra de tonos dorados y rojizos, cuando el grupo de más de ¡quince machos! se ha ido colocando en hilera sobre la misma orilla del río, formando una procesión perfectamente organizada, que esperaba casi inmóvil la señal del líder para empezar a cruzar el río. Los observábamos con los prismáticos, conteniendo la respiración, deseando con todas nuestras fuerzas que los grandes se decidieran a cruzar…

The last one, Pedro!

Y ahora ha llegado el momento de la verdad. Ya estamos casi encima del grupo de elefantes, tras cubrir unos 400 metros que se nos han hecho interminables. Por suerte, nuestros vientos no nos han traicionado y estamos tan cerca de ellos que ya se pueden distinguir los bultos sobre la claridad de la arena, a pesar de la total ausencia de luna. Phillip, nuestro cazador profesional, mientras con el brazo izquierdo sostiene el monocular de visión nocturna, se las ha arreglado para colocar con el brazo derecho el trípode.SONY DSC

–¡Dile a Guillermo que se prepare! –me dice Phillip sin quitarse la visión nocturna–. Déjame mirarlos bien y te digo a cuál tiene que tirar…

El tiempo se para. Todo parece suceder muy deprisa aunque tenemos la sensación de que nosotros actuamos a cámara lenta. La tensión y la concentración son máximas…

–El tercero por detrás, el tercero por la derecha… ¡No espera, ahora es el penúltimo! Shoot that one! –Exhorta Phillip en inglés señalando una dirección– ¡Dile que tire, Pedro!

–¡Tira al segundo por la derecha, al penúltimo! –le traduzco–. ¡Tira, Guillermo!

Pero pasan un par de segundos que parecen horas y no ocurre nada…

–¿Qué pasa?, ¿por qué no tiras? –pregunto casi al unísono con el profesional–.

–Pues porque se han cambiado de posición, creo –tercia Guillermo, que tiene acoplado un nocturno al visor.SONY DSC

–¿Estás seguro…? –y le coloco el rifle en la dirección adecuada–, ¡todos los gatos son pardos!.

The last one, Pedro! Tell him to shoot now!

–¡Tira al último!

El rugido del .375 H&H interrumpe brutalmente nuestra conversación de idiomas entremezclados. Enciendo entonces la luz y estalla la tormenta… Nuevas detonaciones del .375 y del .500 Nitro resuenan en la quietud de la noche, precediendo al golpe sordo que produce el cuerpo de un elefante al caer. Todo es un caos, nos buscamos entre la nube de polvo que ha creado la estampida de elefantes… Tenemos que recobrarnos de la borrachera de adrenalina antes de recomponer lo que ha ocurrido.

–¿Ha tirado al último?, ¿es al que le has echado la luz? –Pregunta inmediatamente Phillip.

–¿Tiraste al último, Guillermo…? Es el que yo he alumbrado y le habéis repetido los tiros –pregunto yo también. Estoy prácticamente seguro, pero una sombra de duda me inunda por un instante.

–Estoy seguro de que era el último, pero me ha salido volando el nocturno con el tiro y luego he repetido al que alumbrabas.

La incertidumbre, que va creciendo mientras avanzamos hacia donde sentimos caer el animal, desaparece cuando vemos asomar un largo colmillo más allá de su espalda. Cuando nos acercamos comprobamos que se trata de un elefante de más de cincuenta libras, con marfil largo, simétrico y sin defectos. Es, sencillamente, precioso, un sueño…

La tensión se libera espontáneamente con un grito casi unánime, ese grito de guerra tan español de «¡Vamooooos! » rasga la noche mientras nos abrazamos, saltamos y emocionamos contándonos simultáneamente pequeños fragmentos de lo que acaba de pasar, mientras admiramos el ejemplar. ¡Lo hemos conseguido!

Cacería atípica

SONY DSCLa verdad es que en este lugar se realiza una caza de elefantes muy atípica. Raramente se caza a la huella, pues pocos se quedan a pasar el día en la concesión. Lo que hacen es, básicamente, salir al anochecer del Parque Gonarenzhou para alimentarse, y regresar al amanecer a sus lugares de descanso, donde saben que nadie les molesta.

El método de caza que empleamos aquí podría denominarse ‘rececho nocturno’, pues, literalmente, se recechan los elefantes mientras se desplazan y se alimentan, utilizando la vista y el oído para localizarlos. El viento juega un papel crucial y hay que moverse con cautela entre los grupos de elefantes, acercándonos lo suficiente para poder evaluar el tamaño del trofeo, y evitando que detecten nuestra presencia. Es una cacería muy técnica donde el conocimiento del terreno y el comportamiento de los animales son fundamentales. Lógicamente, la luz de la luna ayuda, aunque hoy el uso de visión nocturna y los visores termográficos permiten cazar con un nivel de seguridad razonable, incluso con baja luminosidad.

Las emociones fuertes y la adrenalina constante están aseguradas. Es impresionante echarse encima de un grupo de machos por la noche y maniobrar entre ellos. La primera vez que uno lo prueba tiene la sensación de que en cualquier momento le puede arrollar la máquina del tren, y hay que luchar con todas tus fuerzas para no seguir tu instinto, que te pide a gritos que salgas de allí inmediatamente…colmillo elefante

Otras veces las condiciones nos permiten posicionarnos y esperar en un lugar donde sabemos que los elefantes van a pasar. Resulta emocionante estar colocado con el aire a favor y escuchar como se nos vienen encima mientras arrancan grandes ramas para alimentarse de su corteza. Te sientes muy, muy pequeñito…

Aunque, evidentemente, este tipo de caza entraña sus riesgos (no nos olvidemos que son animales peligrosos). Realmente el riesgo está controlado si se siguen las instrucciones de los experimentados profesionales y no se cometen locuras. Aquí hemos comprobado innumerables veces que los machos, por la noche, siempre tienden a huir en cuanto algo les molesta; es muy raro encontrarse con una actitud intimidatoria o de confrontación por su parte. Otra cosa son los grupos de hembras con crías, de las que siempre nos mantendremos alejados, ya que nada queda más lejos de nuestra intención que disparar en defensa propia sobre animales que no deberían ser abatidos, fastidiando así la cacería del día.

Caza psicológicamente duraSONY DSC

Hay que tener claro que no todo el mundo está preparado mentalmente para aguantar la proximidad que se mantiene a menudo con los elefantes, a veces sólo de quince o veinte metros, en la oscuridad de la noche. El apabullante ruido que generan al romper ramas o sus barritos ponen a prueba la templanza del cazador más experimentado.

Se trata de una caza muy dura psicológicamente, donde el cansancio físico y mental, y la falta de sueño, se acumulan a lo largo de los días. Dado que se duermen tres o cuatro horas por la noche, y tres o cuatro por el día, los cazadores tienden a perder el sentido correlativo del tiempo a partir del tercer/cuarto día de caza, y a veces uno se puede llegar a desesperar y querer tirar un animal pequeño o mediano con tal de terminar ya, cuando aún quedan muchos días completos de caza por delante. Se debe mantener la serenidad hasta los últimos días y esperar a tirar ese gran trofeo con el que todos soñamos. Porque aquí los hay. La media de abate en esta zona está entre las 55 y 60 libras. Elefantes de 40 libras, que en muchas otras áreas se consideran excelentes trofeos, aquí ni siquiera se les presta atención. El objetivo es tirar como mínimo uno de 50, pero hay que tener en cuenta que todos los años se abaten varios de más de 70. El más grande abatido aquí recientemente pesó 98 libras en uno de sus colmillos…

SONY DSCCada día es diferente y entran animales distintos, por lo que hay que mantener siempre la esperanza y no desesperar, por mucho que la fatiga nos quiera jugar malas pasadas.

La zona de caza se extiende por más de 50.000 ha de bosque subtropical seco, donde las suaves colinas delimitan el valle de un importante río. La vegetación predominante son arboledas de acacias, mopane y una gran variedad de arbustos y arbolillos, sobre cuyas copas destacan los imponentes baobabs. Los márgenes del río están poblados por espesos cañaverales y frondosos bosques de ribera.

¡13.000 ejemplares!

Según los técnicos, el Parque Nacional de Gonarenzhou tiene una capacidad de carga suficiente para mantener una población sostenible, es decir, que permanezca en equilibrio con el hábitat, de entre 3.000 y 4.000 elefantes. Censos recientes cifran la población por encima de los 13.000 ejemplares, por lo que es fácil imaginar el tremendo impacto sobre la vegetación. Dada la feroz competencia que se produce por los recursos alimenticios, el interior se parece a una zona de guerra, donde el bosque ha sido dañado sistemáticamente hasta dejar paso a un paisaje abierto jalonado por troncos trasmochados y tirados sobre el suelo. Resulta igual de impresionante que didáctico, pues es un claro ejemplo del impacto negativo que genera una población desproporcionada con respecto a la capacidad medio.

SONY DSCEn nuestra concesión hay asentadas varias comunidades nativas en distintas aldeas. Su medio de vida es la ganadería extensiva, la agricultura de autoconsumo y la recolección. Es fácil comprender la cantidad de conflictos que origina la competencia por el espacio entre elefantes y nativos. Debido a la pobreza acentuada de estas gentes, los animales salvajes son un recurso importante para su alimentación. Por eso mismo, la caza furtiva ha supuesto durante años un grave problema para la gestión cinegética. Este hecho se acentúa por los graves daños que producen en las cosechas, por no hablar de las decenas de víctimas que se cobran todos los años los paquidermos.

No obstante, la población se ha ido concienciando de que la caza regulada de trofeos y la caza selectiva reportan mayores beneficios para la comunidad que la caza furtiva, pues, además de la carne de los animales abatidos, reciben una parte importante de las tasas de abate, además de otros beneficios como suministros para escuelas y clínicas, creación y mantenimiento de pozos de agua potable, carreteras, etc. Sin duda, es el camino a seguir para favorecer la conservación y la biodiversidad.SONY DSC

Fruto de esta política de gestión cinegética y social, hemos conseguido un buen entendimiento con la comunidad local y un control del furtivismo que nos permite disfrutar de una excelente concesión para elefantes, ¡de grandes elefantes!

Nuestra área dispone de campamento fijo con todos los suministros, bien atendido por personal, con amplias y confortables tiendas de campaña, y con un lodge central que hace de comedor y punto de encuentro. Todo ello conforma unas instalaciones funcionales, que aun contando con todas las comodidades, evoca el romántico concepto de los antiguos campamentos de caza africanos.

Animamos a todos aquellos enamorados de África o de las cacerías épicas, a probar una modalidad única, totalmente distinta a cualquier otra que hayan experimentado, que se realiza sobre la especie más emblemática de la caza mayor africana. Según nuestra opinión, estamos ante la experiencia de caza más fascinante que se puede realizar actualmente en el panorama cinegético mundial. CyS

Consejos prácticos

-Es importante tener una mínima condición física, pues se realizan largas caminatas sobre lechos de arena de río, que castigan mucho la musculatura y las articulaciones. Se recomienda entrenar al menos un mes antes, caminando varios kilómetros al día con botas de marcha.SONY DSC

-El calzado tiene una gran importancia. Debe de ser flexible, ligero y estar bien cubierto por arriba para evitar que entre arena en la bota.

-Hay que tomar profilaxis de la malaria y estar convenientemente vacunado.

-Recomendamos el uso de pantalones largos para evitar dañarse las piernas. Otros elementos importantes son una gorra o sombrero y una chaqueta ligera o forro para protegerse del fresco de la mañana.

-El repelente de insectos es fundamental, así como las pomadas para aliviar las picaduras de insectos. El pequeño botiquín se debe complementar con analgésicos, antiinflamatorios, antihistamínicos, desinfectantes y la medicación que uno tome habitualmente por prescripción médica.

-El calibre ideal para el elefante es el .416 R o superior, siempre con punta sólida. El .375 H&H vale perfectamente, aunque entonces el emplazamiento del primer tiro cobra más importancia. No se recomienda el uso de grandes calibres, tales como el .458 Lott, el .470 o incluso el .500 NE, si no se está acostumbrado a tirar con estas armas. Aunque son excelentes calibres para parar al elefante, muchos cazadores no tienen la práctica necesaria para colocar el tiro correctamente, lo que suele implicar un primer disparo mal ejecutado y, por lo tanto, complicaciones de diversa índole. Siempre animamos al cazador a usar el tipo de rifle al que se está acostumbrado (por ejemplo, un .375 de cerrojo con visor), antes que hacer experimentos, pues la experiencia nos demuestra que así se evitan situaciones peligrosas, accidentes y la pérdida de animales heridos.

Por Pedro Pablo Alejandre / director internacional de CAYCAM (Caza y Cazadores)

 

 

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