Europa Internacional

Doblete de lobos en la cuna de Alejandro Magno

OLYMPUS DIGITAL CAMERAEn la búsqueda constante de nuevas sensaciones, nuevas especies, nuevos lances, nuevos territorios en los que nunca había cazado, me encontré en Macedonia, la cuna de Alejandro Magno, el tan histórico como mítico lugar en el que se gestó la épica figura que derrotó al Imperio Aqueménida, conquistando todo el universo conocido hasta entonces y traspasando los confines de lo desconocido. Nunca había cazado allí… y hacia allí dirigí mis pasos sin dudarlo.
macedonia paisajeEché mano de los datos que mi colaborador, Adolfo Sanz, había conseguido reunir –pensando en el libro de mi vida cinegética que está preparando– y, según dichos datos, había cazado hasta ese momento en ¡60 países! No sé si esta cifra es exacta o no… En los últimos años –desde que Adolfo está trabajando en la búsqueda de fotos y datos de todas las cacerías realizadas–, han aparecido varias que había dejado en la memoria del olvido. Si esta cifra variase… no sería por mucho, y tampoco era primordial, en realidad. Lo importe es el futuro y todo lo que espera por delante, un nuevo territorio, una nueva aventura y… nuevas sensaciones repletas de lances. Así, con ese espíritu, iniciaba este nuevo viaje, la etapa final del plan de cacerías de este año 2015, que debería llegar hasta el mes de diciembre.

Una buena planificación

Nos habíamos preparado a conciencia, tras un estudio exhaustivo, para intentar conseguir abatir todos aquellos animales, o al menos el mayor número posible, de los que faltaban en la colección, o de los que, por cualquier circunstancia, no encontraba posible documentación gráfica que acreditase cómo, cuándo y dónde los había cazado, tal como exigen en el SCI.

OLYMPUS DIGITAL CAMERALos dos continentes por los que íbamos a empezar eran la vieja Europa y la siempre deseada África. Ya sabíamos lo que queríamos de ambos continentes y sólo teníamos que plantearnos por dónde empezar para que cada viaje pudiese recompensar la satisfacción de obtener el mayor número posible de especies nuevas. Por eso, tras manejar varias posibilidades, decidimos dar el primer paso por nuestro viejo continente que, no por estar ya muy trillado y pateado, dejaba de ofrecer todavía grandes posibilidades. Conectamos, una vez más, con un buen amigo, Stiliyan Kadrev, con el que había cazado hacía pocos meses en Bulgaria, lugar en el que era, sin duda, un gran ouffiter de ese país… y de otros muchos. A él nos dirigimos y, tras abundante correspondencia, llegamos al acuerdo final de empezar, precisamente, por Bulgaria, en donde podía conseguir un buen trofeo, cazado con anterioridad, pero del que no conseguíamos recuperar el documento gráfico tan necesario. Se trataba del Balkan chamois o rebeco alpino.

Decir que la cacería estuvo a punto de ser abortada a última hora debido a que, apenas una semana antes de la partida, acontecimientos terroristas, o bélicos, en el norte del país, con las consiguientes víctimas mortales, suponían un riesgo extra a la hora de sopesar el viaje.

Con una exhaustiva información, en la que participó de forma intensa Stiliyan, que garantizaba una absoluta seguridad, tomamos la decisión de viajar de nuevo con él y salir hacia Sofía, solo, sin acompañantes, el 18 de mayo. Él estaría esperándome para ir juntos, primero a Zabardo, un par de días, y de ahí continuar viaje, en coche, hasta Vales, al sur de Macedonia.OLYMPUS DIGITAL CAMERA

En esos dos días que pasamos en nuestro primer destino, tan sólo conseguimos ver dos enormes trofeos de rebeco hembra, por desgracia preñadas, además de magníficos Hybrid ibex como el que había cazado el año anterior, así como otros animales sin interés. Por la tarde del día 21 viajamos hacia nuestro segundo destino con absoluta tranquilidad y seguridad, sin ningún tipo de problemas, ya que esa misma noche íbamos a intentar la primera espera en torreta para unos animales pequeños y casi nocturnos que andaba buscando.

Objetivos misteriosos

Pisaba por primera vez ese pequeño país de 25.000 km2 y sólo dos millones de habitantes. Nos recibió un robusto outffiter local, Anthony Tonchev –el equivalente del Stiliyan búlgaro–, que merece líneas aparte, ya que, después de tres días cazando con él, no me pudo causar mejor impresión.macedonia

Una vez instalados en un flamante hotel recién inaugurado, nos dirigirnos en coche a la primera de las torretas. Íbamos a cazar con armas preparadas con óptica térmica, que resultaron maravillosas, en una torreta increíble por su tamaño y comodidad. Anton se instaló delante de una amplia ventana y me explicó que cualquier animal que apareciese me daría, a través de la lente, una minúscula imagen blanca a la que debería disparar cuando él me indicase, con tan sólo poner un punto, que vería en el ocular, sobre el animal. Hasta que esto ocurriese, debería permanecer sentado tras él, mientras que Stiliyan, que también se encontraba con nosotros, preparaba su cámara de infrarojos para filmarlo todo. A los pocos minutos, y a través de un potente visor, de óptica también térmica, que siempre estaba utilizando, Anton me hizo señas para que preparase el rifle, creo que un Sako 9×57, para que tirase en el momento en el que consiguiese poner al animal en la lente. Tengo que reconocer que me costó un gran trabajo, ya que lo veía minúsculo, aunque, según me dijo, estaba a cien metros, que era la distancia a la que se encontraba. En realidad, era como tirar a cien metros, sin lente, de noche y con un arma que utilizaba por primera vez. macedonia lobos MGSCuando al fin lo localicé y decidí tirar, no sabía si lo había dado o no, pero Anthony me felicitó, ante mi sorpresa. Por lo visto había alcanzado al animal. Tengo que decir que la visión de mi ojo derecho, que es con el que había apuntado, quedó anulada un par de minutos. En total, en unas dos horas que permanecimos en la torreta fueron tres veces las que aparecieron animales y otras tres las que tiré, oyendo en ambas ocasiones el ¡zap!, tan anhelado.

“En esos dos días que pasamos en nuestro primer destino, tan sólo conseguimos ver dos enormes trofeos de rebeco hembra, por desgracia preñadas, además de magníficos Hybrid ibex como el que había cazado el año anterior”

Como quiera que lo que andaba buscando era lobo, zorro gris y chacal, tampoco iba a dudar en apretar el gatillo. Decidimos dar por terminada la espera y, cuando descendimos a esperar el coche, que se había alejado, me explicaron que no íbamos a buscar el resultado de nuestros lances, sino que esperaríamos hasta que se hiciese de día tranquilamente en nuestro hotel, durmiendo. El resultado no lo sabríamos hasta la mañana siguiente en que sus ayudantes acudirían en busca de los animales. Al parecer, Anton era de los que pensaban que por la noche, si por casualidad había quedado algún animal vivo, lo único que se conseguiría era que huyese al ver o sentir acercarse el coche. Quedamos con Anton a las 09:00 horas, ya desayunados, para recogernos.

Segundo día en Macedonia

OLYMPUS DIGITAL CAMERALo primero que hicimos, nada más llegar Anton, fue dirigirnos al encuentro de sus ayudantes para que nos enseñasen lo que habían encontrado tras nuestra aventura nocturna, y para hacernos las correspondientes fotos que, en este caso, son imprescindibles, no por vanidad, sino para autentificar los animales cazados. Habían encontrado rastro abundante en dos de los disparos, pero sin ningún animal y, sin embargo, en el primero, en el que no había escuchado nada, apareció un precioso ejemplar de lobo que, por cierto, era el primer lobo europeo que conseguía (al día siguiente encontraron otro más pequeño). Se trataba de un magnífico ejemplar, tan grande como los que había conseguido en Alaska y Kazajastán y algo mayor que el español. Reconozco que me llevé una gran alegría, ya que, con éste, ya había logrado abatir lobo en América del Norte, Alaska, Asia (Kazajistan) y España,  y ahora, en Europa central…

Replegamos velas después de un amplio reportaje fotográfico y nos dirigimos al impresionante lago de la Reserva de Tikveš –que tiene una longitud de 32 kilómetros, según Anton, y que antes era el cauce de un río al que convirtieron en lago al construir una presa en un extremo del mismo, y también es famoso por sus delicados vinos–, en el que, desde una barca, intentaríamos dar con el segundo de los animales europeos que todavía no había logrado. Digo bien, europeo, ya que es una especie que ya había cazado en varios países como EE UU y Argentina. Se trata del Four horned o cuatro cuernos europeo, al que el SCI ha considerado como una especie diferente.

La verdad es que no resultó difícil dar con un buen ejemplar. Tras apenas media hora de navegación –disfrutando del entorno del lago–, localizamos un buen macho al que decidí intentar abatir, a pesar de estar a más de cien metros y con una inclinación importante debajo, desde la barca hacia arriba. Lo pensé poco y cayó del primer disparo del rifle que me había prestado Anton. Bajaron al animal hasta la orilla para la ceremonia de las fotos.rebeco macedonia

Con el coche nos adentramos en la Reserva de Tikveš para buscar alguna cabra racka, que había bastantes. Tras echar pie a tierra conseguimos ver una que parecía realmente grande. Cuando la observamos por primera vez nos encontrábamos a unos 300 metros, por lo que tuvimos que rececharla caminando a favor de viento y hacer una aproximación lo más silenciosa posible, hasta llegar a una distancia de 100 m. Cuando sentí que estaba preparado para disparar, con Stiliyan detrás de mí para dar fe con la cámara del lance, apunté, apreté el gatillo con sumo cuidado, suavemente, ya que había comprobado que era muy sensible, y alcancé al animal en el codillo derecho, lo que le hizo caer redondo.

Regresamos al coche para llegar al animal por un camino que se adentraba en la reserva. Cuando lo alcanzamos, el animal había expirado y comprobamos que era un bicho fantástico, sin duda, y por las fotos que recordaba, de los que había introducidos en el Libro de récord, el nuevo récord europeo de la especie. Batería de fotos, con teléfonos, la cámara portátil y las de Stiliyan, en todas las posiciones inimaginables… el animal lo merecía.

Era la hora de comer y nos fuimos a un poblado de pescadores próximo al lago, donde nos habían preparado un pescado muy sabroso y fresco, pero con demasiadas espinas. Allí pasamos unas horas hasta regresar al hotel y hacer tiempo para la nueva salida nocturna a la torreta. Pasadas las 21:00 h. llegamos. Conseguí ver dos animales, muy lejos, disparar y, según Anton, dar con los dos en el suelo. Regresamos al coche y al hotel, sin saber qué animales podían ser. La solución… por la mañana.

“Habían encontrado rastro abundante en dos de los disparos, pero sin ningún animal y, sin embargo, en el primero, en el que no había escuchado nada, apareció un precioso ejemplar de lobo”

Para finalizar… Feral goat

La verdad es que, cuando nos encontramos con lo que había ido a buscar, de los animales abatidos por la noche, me sentí decepcionado, ya que ‘sólo’ encontraron otro lobo… ni chacal ni zorro. De todas formas, ¡no todos los días se consigue un doblete de lobos y te decepcionas! Tras las fotos… hacia la reserva, para intentar primero un buen rebeco y una Feral goat muy grande que sabían que andaba por allí.

OLYMPUS DIGITAL CAMERAMi ilusión por el rebeco, aunque sólo fuese por la foto, se vino abajo, aunque lo intentamos durante varias horas. Nos íbamos a contentar, y emplear todo lo que nos quedaba, en explorar desde la lancha las márgenes del lago para intentar encontrar una Feral goat muy grande que habían visto. Conseguimos ver dos animales, pero no mucho más allá de las que ya tenía cazados y en el Libro de récord. Además, sólo me decidiría a cazarla, en el caso de que apareciese, si conseguía que rebajasen el precio, ya que se habían subido por las ramas… Pasaron cerca de dos horas hasta que, en lo más alto de una colina, apareció el magnífico animal que buscábamos. Se trataba de un gran macho con una preciosa cuerna, muy grande. Una vez negociado el precio, me dispuse a disparar desde la lancha a pesar del balanceo. Tuve suerte y el animal cayó, para no levantarse más, aunque rodó unos metros hacia abajo.

Los ayudantes de Anton acudieron en otra lancha y bajaron al animal hasta un lugar en el que poder hacer las numerosas fotos. Nos quedaba una última intentona para conseguir, desde torreta, algún depredador de los que andaba buscando. Un inoportuno viento impidió que acudiese alguno. La aventura en este precioso país llegaba a su fin. Con Stiliyan al volante, sin duda, el más prudente conductor que ha visto, en cuatro horas nos plantamos en Sofía tras pasar una aduana tranquila.

Como conclusión, comentar que no sólo me gustó mucho este nuevo y pequeño país, sino que su gente, y sobre todo aquellos que componen el equipo de Anton y éste, me causaron una gran impresión, por lo que los recomiendo seriamente… CyS

Por Marcial Gómez Sequeira 

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