Internacional

Los furtivos han matado desde enero un total de 635 rinocerontes en Sudáfrica

 

A pesar de las campañas contra el furtivismo del rinoceronte, Sudáfrica sigue aumentando las cifras de ejemplares muertos a manos de estas mafias. Hasta la fecha, número total de rinocerontes muertos por furtivos desde enero 2013 ha aumentado a 635, mientras que el número de personas detenidas por delitos relacionados con el furtivismo de rinocerontes ha aumentado a 194. 

 

El Parque Nacional Kruger sigue soportando el peso de las matanzas de rinocerontes en Sudáfrica con 396 rinocerontes asesinados por sus cuernos lo que va del año. Del total de rinocerontes abatidos, 64 ejemplares han muerto en Limpopo, 63 en KwaZulu-Natal, 62 en el noroeste y 43 en Mpumalanga. 

En total, desde 2010 se han perdido 2.067 ejemplares.

Sudáfrica conserva unos 20.000 rinocerontes, alrededor del 80% de la población mundial, pero tiene el enemigo en casa, hasta el punto de que se teme que en 2020 la población entre en un punto de no retorno, después del éxito que ha supuesto la recuperación del rinoceronte blanco, que ha pasado en un siglo de estar al borde de la extinción a ser una especie numerosa. En el vecino Mozambique abatieron recientemente a sus últimos rinocerontes, pero los furtivos cruzan fácilmente la frontera por el Parque Kruger, la mayor reserva compartida por ambos países. La policía ha denunciado casos en que los propios guardas mozambiqueños colaboran con las batidas ilegales.

Los furtivos son pequeños ejércitos, a menudo mejor preparados que los guardas de los parques nacionales y las numerosas reservas privadas, con equipos de comunicación y potentes armas.

En la lucha contra los furtivos, Sudáfrica ha pedido ayuda al Ejército estadounidense y ha recurrido a armas de guerra. En algunos parques se han utilizado drones para localizar a las bandas de furtivos, grabarlos en acción y llevar las imágenes ante los tribunales. 

La preocupación por la merma de rinocerontes es tal, que las reservas privadas (la mayoría de ejemplares están en manos de particulares) han empezado a ensayar una fórmula polémica y novedosa para disuadir a los furtivos. Se trata de embadurnar el preciado cuerno con una substancia tóxica de color rojo que alerta de su peligro y que se detecta a través de los escáneres de los aeropuertos, aunque la pieza haya sido previamente molida.

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