Internacional

Pareja de lobos por las tierras de Alejandro Magno

Un fracaso con una orgánica de caza, para cazar uno en España, en Zamora, cerca de la sierra de la Culebra, me hizo recapacitar que si quería tener en mi pabellón esta hermosa especie, tendría que desplazarme a una tierra con más lobos, Macedonia.

Sí, se puede decir que Macedonia es un país con abundancia de lobos.

El citado fracaso, y su dificultad de abatirlo, surge de varios factores, por falta de ética por parte de ciertos orgánicos, que te aseguran su abate, solicitan adelantar su cobro, en parte para cebar y preparar los apostaderos, y al final pasa el tiempo y te advierten de que los lobos no están entrando habitualmente a los cebaderos y que los ecologistas están saboteando los puestos…

Es posible, pero la verdad es que hasta las fechas del mes de febrero, han estado haciendo batidas y monterías de jabalíes en las zonas ofreciendo al tiempo poder abatir lobos y, claro, ¿cómo van a entrar los lobos después de esa escandalera?

Otras veces te ofrecen abatir lobos en ciertas zonas y te exigen el cobro en parte. Al final no tienen los precintos para su caza, pero como ya te han cobrado en parte, te dicen que eso sirve por haber cebado los puestos y que no entran, te cansas de esperar a que te llamen y cuando comprueban que les entran ya no te avisan.

En fin, que para lograrlo me decido a buscar una buena orgánica que actúe en un país de lobos, y me informan que el mejor país es Macedonia.

De Madrid a la espera

Beni-Ibex es la orgánica que elijo para que me organice el viaje. Me acompañara su manager, Cristian, y concretamos las fechas que serán los días del 19 al 23 de febrero, el viaje Madrid-Estambul-Skopje, en Macedonia, 5 días y 3 de caza.

Salimos de Madrid a la hora estipulada, con escala en Estambul, Aeropuerto Internacional Atatürk, en un vuelo de cuatro horas y un tiempo de escala de una hora y cuarenta minutos. Luego un vuelo de Estambul a Skopje, Aeropuerto Alejandro Magno, de una hora y diez minutos

Esperábamos que el contacto, en Skopie, nos estaría esperando pero recibimos una llamada de la agente búlgara, Araba, que nos tenía que recoger para trasladarnos a la zona de caza, a unos 80 km; y nos dice que cojamos un taxi y que nos traslade hasta allí, porque se retrasara unos 40 minutos porque está llegando de Bulgaria, y si la esperamos no nos dará tiempo a colocarnos en espera esa noche en los cebos.

Llegamos, en taxi, sobre las siete de la tarde, ya de noche, y nos estaban esperando el guarda mayor y el ingeniero forestal, Vlademir, con los guardas Dejan y Kire, y el presidente de la Sociedad de Caza Alexander.

Después de los saludos y formalizaciones, nos dicen que sería conveniente que tomáramos algo de cena y después nos llevarían a la espera.

Tengo que decir, que el tema de las esperas me atemoriza, y no por miedo, sino por lo insoportable de la quietud en la noche, situándote horas y más horas sin moverte un pelo, en reducidos espacios, aguantando las altas temperaturas o el frío, los calambres en las piernas, que no puedes estirar, y si hay nieve o lluvia… ¡fantástico!

En mis lances de caza a las especies cazables por la noche, tanto en España, como en África y Europa, he sentido lo que es este problema, lo he padecido en las esperas de jabalí, leopardo, hiena, león… y ahora con los lobos.

La verdad es que si se logra cazar lo previsto, todas estas amarguras las das por bien empleadas. Los que cazamos y buscamos lo más extremo, si pensásemos en estas penurias no saldríamos de caza. También tenemos la preocupación de no contar estos tormentos, y padecerlos, entre amigos, no cazadores, y familia, ya que la pregunta sería, en este caso: «Rull, ¿porque vas?», y, suponiendo la contestación, nos callamos y damos por satisfactoria las esperas y sus lances.

No habíamos terminado de tomar algo de cena, cuando apareció en el comedor Araba. Saludos y toma de contactos y traducción con los guardas nativos, de lo que sería la primera noche adelantada de esperas.

En busca del lobo

Cuando llegamos a la zona de caza, me sorprendió de que no hubiera nieve, y nos informaron de que todavía no había nevado en la zona. La temperatura osciló, durante todos los días, entre los -2º y los 3º, por la noche, y entre los 7º y los 9º durante el día. Estuvimos con cielo encapotado todos los días y con intervalos de llovizna, tanto de día como de noche.

Nos pertrechamos con la ropa propicia para la noche, montamos en el 4×4, un guarda y yo, y el chofer que se volvería. Nos colocamos sobre 21:00 horas y sobre 02:30 decidimos llamar al 4×4 para que nos recogiera, esa noche no entro nada a excepción de un par de zorros.

Regresamos al coqueto hotelito y, a la mañana siguiente, como no teníamos nada que hacer por la mañana, aprovechamos para descansar del viaje y levantarnos un poco tarde. Nos levantamos sobre las 10:00 horas y ya teníamos el desayuno preparado. Luego decidimos acudir un pueblo cercano, a 15 km, llamado Sveti Nikole, (San Nicolás) para vernos con el guarda mayor, dialogar y tomar unos capuchinos, por cierto muy buenos.

Regresamos y nos prepararon la comida. Descansamos un rato para salir sobre las 18:00, ya de noche, y acudir a la espera. Entramos al puesto fareando con el 4×4 por si encontrábamos algún lobo deambulando. Tengo que decir que los guardas van equipados con visores militares, uno cuadrado, más grande, que marca la posición de los ojos del animal, sin emitir destellos de los ojos de los lobos y zorros, así se localizan en la oscuridad y, una vez localizados, se usa el más pequeño que observa la posición del animal. También usan un faro conectado a la batería del 4×4, que, bien dirigido, proyecta la luz sobre el monte, donde se pueden apreciar, si los hay, los ojos de los animales.

A la primera, doblete

Yo iba equipado con un rifle automático 30.06, con un buen visor nocturno, que a los 80 metros  daba una visión muy nítida.

Salimos y tomamos el camino que nos llevaba a los cebaderos, con despojos de animales que consiguen de un matadero de carnes de la zona y colocan ante las casetas reducidas de chapa y plásticos de 1,5×1,5 m.

Nada más tomar el camino al cebadero, el guarda me apunto que sería muy fácil ver los destellos de algún lobo hasta al cebadero, y así fue. El guarda, que dirigía el faro sobre los ojos, me indicó que disparase antes de que escapase. Le apunto sobre los ojos y… desaparece. Llegamos al lugar del tiro, bajamos del vehículo y no pudimos ver nada, y lo dejamos con indicación del guarda para que, a la mañana siguiente lo pistearan, por si estuviera lejos, y ahora por la noche no se podía encontrar. Seguimos y pasamos la caseta de espera, camino arriba y otra vez los ojos fluorescentes de otro, me indica que dispare, apunto y… otra vez todo oscuro. Bajamos y más de lo mismo.

Regresamos a la caseta de espera y estuvimos un buen tiempo observando, como seis horas, al final decidimos dejar el puesto, ya que como habíamos tirado, la zona estaba escandalizada. Regresamos y nos acostamos.

Nuevamente aparecía un nuevo día con llovizna, sobre la misma hora desayunamos y volvimos a visitar el pueblo, donde tomamos nuevamente unos dulces y capuchinos.

Los guardas nos dijeron que cuando pudieran y terminaran unos trabajos, subirían al monte a pistear los dos lobos que habíamos tirado.

Ya por la tarde, y a la vista de que los guardas no daban señal de vida, el guarda mayor nos indicó que estaban buscando en una zona muy difícil y boscosa y que no tenían cobertura de teléfono, pero que estaban en ello.

Nos dirigimos nuevamente al apostadero, para hacer otra espera y aprovechar la noche, por si no se localizaban, los dos que había tirado. Llegamos a un cebadero en el que, no exagero de lo que vi, el postor me indico que viera lo que había cebado, dentro de una zanja, de unos 20 metros por 2 de ancho, había un camión de desperdicios cárnicos, que el matadero había depositaba; como huesos, tripas, vísceras… condumio de la factoría de carnes de la zona. El olor putrefacto era nauseabundo.

Nos situamos en la caseta y el olor era insoportable, a veces la llovizna frenaba el olor que nos entraba por la ventana-mirilla de la caseta y nos aliviaba. Con esto, pasó como una hora y el guarda, a mi lado, recibe una llamada de teléfono indicándonos que habían encontrado el primer y segundo lobo de la noche anterior. ¡Vaya alegría, dos lobos a la primera!

Estábamos a punto de retirarnos, contentos, y yo con el rifle encarando al cebo como despedida. Observo por el visor y no puedo decir si era lobo o zorro, la cuestión es que le indico por señas al guarda que un animal nos ha entrado por detrás de la caseta y va directo al cebadero, sin esperar ni decir voy a disparar, le suelto el tiro y no sé si le acerté o no, fuimos a ver con las linternas y no vimos nada y ya con los dos lobos en mi poder, no le quisimos dar más importancia.

Llegan al puesto, con el 4×4, el guarda mayor y los otros guardas, y Cristian y Arada, la interprete, con su vehículo, con los dos lobos encontrados. Abrazos alegría y felicitaciones y allí en el mismo lugar, colocaron los lobos en posición para hacer las mil fotos de rigor.

En Skopje de turismo

Habíamos finalizado la cacería al lobo y me quedaba un día, por eso nos quedamos muy tranquilos todos. Al levantarnos y después de desayunar, Arada me pregunto si queríamos hacer algo y esta nos apuntó la posibilidad de hacer una jornada de turismo a la capital, Skopje, a lo que accedí y, con su vehículo nos traslado a visitar la ciudad, sus monumentos, estatuas en bronce, su historia y su cultura. Su estatua principal, sobre un gran capitel en el centro de la plaza, no puede ser otra que la de Alejandro Magno, símbolo de Macedonia.

La capital está dividida en dos partes, la cristiana, más moderna, y la musulmana, de la época antigua otomana, con sus calles empedradas y estrechas y bazares apretados, repletos de frutas, especies, ropas, etc… y las mezquitas con sus minaretes y muecines, a toda voz llamando a la oración, y establecimientos centenarios de joyerías, con muchas joyas de oro. También la cruza el río Vardar, que bajaba muy caudaloso debido a las lluvias y la nieve, y en lateral de uno de los paseo, hay tres galeones de madera, antiguos, que los han dedicado a restaurantes para los turistas, y donde pude aprovechar para invitar a Arada y a Cristian a comer en su interior, toda una maravilla de confort y elegancia y con una gastronomía europea y tradicional. Nos hicimos fotos en su interior y exterior y probamos los vinos de la tierra.

Por la tarde regresamos a Sveti Nikole, donde estuvimos visitando el pueblo y haciendo tiempo para ir a un restaurante muy típico del lugar, donde Arada, nos invitó a cenar a todos, guarda mayor, presidente de los cazadores, a Cristian y a un servidor.

Ya en el hotel, preparamos los bártulos para salir a la mañana siguiente, sobre las 07:00, hacia al aeropuerto, donde teníamos la salida a las 08:55, con escala en Estambul, y llegada a Madrid a las 16:40 horas.

Resumen de la cacería y viaje

Siempre es de considerar lo positivo de estos desplazamientos, por hacer lo que te apasiona, la caza, y también por conocer las culturas de los pueblos, sus credos, ciudades, su naturaleza, sus habitantes, su gastronomía, su artesanía laboral y sus lenguas.

En cuanto al resultado de la cacería, no puedo pedir más, he recibido mucha atención y amabilidad por parte de los responsables del lugar. Llegar a abatir dos lobos, y en la misma noche, no es fácil, y a veces es sorprendente cuando cuentas que se caza de noche y no se pueden ver los resultados al momento, pero la sorpresa es más cuando logras más de un abate. En fin… resultado formidable, en los logros y la atención hacia mi persona. Sólo resta felicitar al personal nativo del lugar a Alexander, Dejan, Kire, Arada y a Cristian, por acompañarme una vez más en este nuevo periplo de caza. CyS

Por: Pepe Cardona, ‘El Rull’ de Jávea

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