África

Aún quedan grandes elefantes. ¡Un ejemplar de 87 y 92 libras!

El elefante abatido por Benny portaba unos colmillos de 87 y 92 libras de pes.
Por Carlos Mas

Este es el relato de un safari con un resultado excepcional. Muchos pensarán que Benny, el cazador que obtuvo tan buen trofeo, tuvo mucha suerte. Lo cierto es que la suerte ayudó, pero, sobretodo, Benny fue sufrido, perseverante y muy buen cazador.

Todo comenzó en octubre de 2011, cuando Benny contrató un safari de elefante a precio de final de temporada. Para cuando llegó a nuestro safari area, los elefantes, por falta de agua, se habían desplazado desde el Gonarezhou National Park, en Zimbabue, al Limpopo Park, en Mozambique. La actividad había cesado y los rastros tenían una semana de antigüedad. Pese a ello, Benny no se arredró y estuvo aguantando desplazamientos de tres horas en la caja del pick-up de caza hasta la orilla del Limpopo, dormir a la intemperie y la rotura de un menisco debido a un mal paso. Y al llegar a su lugar de residencia… tuvo que aguantar que un ‘experto’ agente de safaris se burlara de él públicamente por no haber conseguido el trofeo.

No es persona que ceda en su empeño con facilidad. Llegamos con él rápidamente a un acuerdo económico y contrató un nuevo safari para 2012. Tras un aplazamiento, debido a que tuvo que ser operado para extraerle el menisco afectado, el safari quedó fijado para el mes de mayo. Unas fechas que ninguno de los presentes olvidaremos.

18/5/2012
He terminado mi safari con mi hija Sandra, nuestro profesional en Sudáfrica. Ella y Stefan parten hacia Hoedspruit a un safari de elefante y búfalo. A mí me lleva Wollie al aeropuerto de Johannesburgo.

Allí, me reúno con Juan Carlos Gil Cubillo, de Producciones Glaciar, profesional de audiovisuales que hace videos de caza de gran calidad acompañando a cazadores a cualquier destino internacional. Ambos volamos hacia Harare, en Zimbabue.
Por la tarde, llega Benny, presidente de la Fundación Balear de la Fauna y del Arte Cinegético. Cenamos en un restaurante típico de Harare, gambas procedentes del Índico, probablemente las mejores y de mayor tamaño que he comido en mi vida (soy de San Carlos de la Rápita y conozco bien el marisco).

19/5/2012
Salimos hacia Chiredzi en un mini-bus, cómodamente instalados, acompañados por Mercy, la propietaria del mismo, y dos conductores que se relevan en la tarea.

Mercy, además de una emprendedora mujer de negocios, es policía y una persona admirable. Un ministro del gobierno de Mugabe se encaprichó de la casa y lodge de Lloyd, nuestro outfitter en Zimbabue. Le mandó una orden de expropiación y la esposa de éste se lo comentó a Mercy. Ésta se puso en contacto con una conocida suya en la capital y entre varias mujeres consiguieron que no se cometiera el abuso, conservando Lloyd su casa.

En el camino, paramos a comprar tallas de madera y piedra que los artesanos elaboran sentados en el suelo a la orilla de la carretera. Por unos pocos dólares, compras artesanía realmente bonita y ayudas a gente que lo necesita de verdad.
El viaje dura seis horas y, desde allí, dos horas más en 4×4 hasta Naivasha, nuestro safari area de 90.000 ha sin una valla y con 35 km de linde con el Gonarezhou National Park, que como sabéis, es el parque que Zimbabue añadió al Kruger sudafricano. Gona-Re-Zhou significa ‘la casa de los elefantes’ en shangani.

20/5/2012
Es siempre muy agradable encontrar viejos amigos, Lloyd, Amon, Akani, etcétera… A menos de un kilómetro del campamento, encontramos las huellas de un gran cambaco (gran y viejo elefante solitario). Lo tienen bien localizado, pero regresa todas las mañanas al parque.

Hay bastante actividad de elefantes y búfalos. Encontramos huellas de dos leones y de tres leopardos macho. «¡Cangela lo esporo: Ingwe!» (¡Mira las huellas: leopardo!). Uno de éstos, ha entrado a un viejo cebo del que no quedan más que huesos y tejido acartonado. Lloyd tiene un presentimiento y ordena cortar ramas para despejar el tiradero desde donde colocaría el blind hasta el cebo. También hemos visto una hiena y varios kudus.

Por la tarde, hemos puesto cuatro cebos para leopardo con un burro que hemos comprado. Se usan estos animales porque son más baratos y su carne muy apreciada por los leopardos.

21/5/2012
La garrapata y yo hemos dormido perfectamente, la he descubierto esta mañana en la ducha. Pese a que uso siempre rastrojeras de cordura, está adherida a mi espinilla. La rocío con Relec y se desprende en 10 minutos. ¡Bien por el Relec!

A primera hora, hemos ido a cortar el regreso de los elefantes de la zona de torch trees (árboles antorcha), cuyos frutos están en sazón, hacia el parque pero no hemos visto ninguno.

A continuación, hemos recorrido los cebos. En el que Lloyd mandó cortar ramas, ha entrado un leopardo grande. Le pregunto a Lloyd por qué tenía más confianza en ese lugar y me responde «feeling» (presentimiento). Si consigue Benny este leopardo, será el 270 de la carrera profesional de Lloyd, verdadero apasionado de esta cacería.

Construimos el blind y, tras almorzar, a las 16:15 horas, nos instalamos cómodamente en el mismo con los sillones del camp fire. A las 17:45 y sin que le hayamos oído entrar, oímos al ‘gato’ comer. Benny tiene luz suficiente para disparar, pero Lloyd da la luz para que Juan Carlos pueda filmar. Al disparo del .416 Remington, el leopardo queda agarrado unos segundos al árbol y se desploma pesadamente. Le doy la mano a Benny para felicitarlo, pero, en ese momento, oímos al leopardo que rugiendo se dirige hacia nosotros. Pasa junto a la mampara de ramas del blind, tuerce en cuanto llega a la esquina que ocupo y, cuando parece que va a entrar por la puerta preguntando quién ha sido, la sobrepasa y le oímos dar los últimos rugidos de su vida a escasos cuatro metros del blind. Lloyd permanece con el 44 mágnum en la mano y Benny con el rifle. Esperamos unos segundos y salimos a admirar tan bello animal, ¡es un macho enorme!

Tras la sesión de fotos regresamos al campamento desbordando alegría. En el camino, una hiena marrón corre delante del coche durante dos kilómetros. A nuestra llegada, todo el staff entona la canción de homenaje al cazador, Ñama e cucocha (carne para asar), están realmente contentos, la carne de leopardo les gusta mucho.

22/5/2012
Nos levantamos a las 04:30 horas. Tras un frugal desayuno, salimos a buscar elefantes. Apenas hemos cruzado la vía del tren que va a Mozambique, percibimos un fuerte olor a establo, son búfalos. Seguimos sus huellas que se pierden en el parque nacional.

Encontramos un kudu vivo con buen trofeo atrapado en un lazo de alambre. Benny termina con su sufrimiento y nosotros con la dieta de pollo y ternera. El guarda del gobierno, que siempre nos acompaña, ha avisado a National Parks y, probablemente, el granjero que ha puesto los lazos rodeando el campo de algodón al que acuden los kudus, pasará una temporada en la cárcel.

Hemos visto la grabación que ayer hizo Juan Carlos y se aprecia que conoce su oficio. Se ve claramente la trayectoria de la bala y el impacto sobre el leopardo. 

Por la tarde, vamos a la zona de los klipspringer. Sobre las 17:30 vemos dos elefantes que se dirigen hacia el río. Salimos en marcha rápida a cortarles el paso. Tras aprovisionarnos en el coche de caza, nos emplazamos para esperarles. Es noche cerrada y sin luna, los oímos muy cerca, pero, probablemente nos ventean y deciden dar un rodeo. Iniciamos su persecución y los alcanzamos en el río. Están en la otra orilla, lo cruzamos y nos colocamos a tiro. Damos la luz y los vemos en un cañar donde apenas asoman media cabeza. Retroceden alarmados y los podemos ver al completo. El primero, tiene los colmillos largos pero delgados, le calculamos unas 30-35 libras, el segundo, es menor. Ninguno de ellos es lo que queremos para Benny.

Cuando anochece, hace frío. El termómetro desciende hasta los seis grados. Benny y Juan Carlos agarran un resfriado por viajar a pecho en el pick-up.

23/5/2012
Nos levantamos a las 05:00 y vistamos la zona del otro lado de la vía. Hay buena actividad de búfalos, pero no de elefantes. Por la tarde, regresamos a la zona de los klipspringer, nos colocamos donde yo cacé mi elefante en noviembre del 2010 pero no vemos ninguno.

En el viaje de vuelta, Benny caza un chacal.  Me preguntan cuánto repercute en la población local la caza y les explico que el 80% de la tasa de abate es para ellos. Gracias a esto, tienen hospitales, dispensarios, agua potable y escuelas.

24/5/2012
Hemos recorrido el camino que separa el área de caza de la reserva. En un pan (charca) vemos que han estado tres elefantes macho.

Encontramos a los guardias de la reserva acampados junto a otro pan. Han apresado a dos furtivos, a sus perros e incautado 160 lazos de alambre. Arrastrando con el Toyota ramas, borramos todas las huellas del camino para poder apreciar la actividad de esta noche.

Por la tarde, nos colocamos a 200 metros de una charca que está en la misma linde del parque y muy tomada. A las 17:30  oímos chapotear a los elefantes. Quince minutos más tarde, comienzan a salir y a cruzar hacia nuestra concesión un grupo de hembras seguido por dos machos que se mantienen dentro de la reserva, desplazándose paralelos al grupo de hembras y crías.

Les seguimos unos cinco kilómetros esperando que también los machos se decidan a cruzar. Nos encontramos entre ambos grupos y nos sentamos en el propio camino a esperar acontecimientos. Repentinamente, se ilumina todo el paisaje. Creyendo que han encendido el foco, me levanto de un salto. Se trata de una estrella fugaz tan intensa, que por unos momentos ha dado la impresión de que había luna llena. Creo que todos hemos pensado en el mismo deseo. Oímos las hembras cada vez más cerca, se dirigen hacia nosotros, regresamos hacia el coche sin prisa, pero sin pausa.

25/5/2012
Al alba, recorremos los 35 km de camino que separan la concesión del parque. Sólo encontramos las huellas del grupo de hembras. Volvemos cabizbajos al campamento, pero Lloyd me da ánimos afirmando que Benny cazará un gran elefante.

Por la tarde, salimos de nuevo a esperar a los elefantes junto a la charca. Los invitados, se resisten a acudir. A las 20:30 horas se me acerca Lloyd. Cuando creo que me comunicará que lo dejamos por esta noche, me dice que hay un elefante en la charca y que hace muy poco ruido, probablemente será viejo.

El animal, comete el error de cruzar hacia nuestra concesión. Comenzamos su persecución silenciosa guiados por Amon, el tracker jefe. Además de Amon, componemos el grupo Lloyd, Benny, Juan Carlos, Sean (el hijo de Lloyd), Akani (guarda del concejo), el guarda del gobierno y yo.

Cuando el elefante come, aprovechamos que no puede oírnos para avanzar en fila india, cuando para de comer, Amon da el alto y nos detenemos. Está escuchando y nos convertimos en estatuas silenciosas. La persecución dura más de una hora, con paradas que se hacen interminables. Es un animal muy precavido, se para a escuchar muy a menudo y durante mucho tiempo. Yo sólo oigo al elefante cuando rompe ramas y se me hace imposible entender que Amon escuche el sonido de sus muelas. Es en este tipo de situaciones cuando comprendes que al lado de un tracker no eres nadie cazando.

Súbitamente, Amon dice que estamos frente al elefante. Nos desplegamos en silencio y, cuando Benny está preparado, Amon enciende su foco. El elefante, inmediatamente nos da la grupa e inicia la huida hacia el parque. Lloyd da la orden «¡Shoot!» y Benny tiene la agilidad mental de comprender que hay que hacer girar al elefante y le dispara los dos tiros de su express 500NE 3” a la grupa. Lloyd le dispara también. Yo espero a que se gire, y en ese momento le disparo al codillo. El elefante está cargando desde 20 metros. No tengo buen ángulo para un disparo al cerebro, por la trayectoria, pero intuyo que va a rodear una acacia que tenemos al lado y me sitúo en posición, dando un paso a la izquierda para parar la carga con un disparo frontal. De la acacia sólo salen nuestros compañeros que marchaban en los últimos lugares huyendo del elefante. Lloyd y Benny han hecho algún disparo más, pero el elefante, no aparece donde lo espero. Me muevo a la derecha y, cuando se aclara la polvareda, lo veo en el suelo inmóvil. Benny le hace unos disparos de remate.

Cuando nos acercamos, Amon da saltos de alegría. ¡Algo muy grande ha cazado Benny para que el tracker reaccione así! Es enorme, todos estamos muy contentos, yo el primero. Orgulloso, le hago ver a Benny que ha conseguido dos de los grandes en siete días de caza. Le hacemos mil fotos y nos vamos a celebrarlo con una magnífica cena.

26/5/2012
Medimos con ilusión el trofeo. Todo depende de lo que tenga dentro de la cabeza, la longitud oculta del colmillo, y, sobretodo, la del nervio del mismo. Cuanto más viejo, menos nervio y más peso de colmillo. Mide 2,35 metros y es muy grueso, Lloyd le calcula 85 libras. Luego pesó 92 y 87 libras, el mayor de la carrera profesional de Lloyd. Este año hemos obtenido en esta zona otros elefantes de 77, 71 y 55 libras.

Hay que tener en cuenta que en realidad estamos cazando los elefantes que salen del Kruger, cuna de elefantes algo más pequeños de cuerpo que los del norte de Zimbabue, pero de mayores y más largos colmillos.

Nueva sesión de fotos y alegría desbordada, con parlamento de Akani y danza shangani en la que participan todos los locales y entre los que destaca el guarda del gobierno con increíbles piruetas sin soltar su viejo fusil chino. La población local recibe los 5.000 kilos de carne del elefante y Benny se lleva a Mallorca un trofeo de ensueño que lucirá de cuerpo entero sobre todos los demás en su Museo Balear de la Fauna.

Por la tarde, vamos a esperar a un viejo búfalo solitario que acude cada noche a beber a un pan en nuestra zona de caza, pero un cambio de viento nos delata y oímos al animal huir a la carrera.

Mañana, a las 03:00 horas, salgo hacia España. Tengo ganas de abrazar a mi esposa y a mi hijo que se casa el día 9 del próximo mes de junio. Pero ésa, es otra historia.

Panorámica de los hermosos paisajes de Zimbabue donde se desarrolló este safari de aventura.
Cebando el blind para la entrada del gran leopardo.
Benny y Carlos aguardando en el blind la entrada del gran ‘gato’.
El autor del artículo y Benny, junto al gran leopardo cazado por el segundo.
Benny sosteniendo al leopardo.
El autor y el cazador degustando de las mejores gambas del Índico.
En el camino, paramos a comprar tallas de madera y piedra que los artesanos elaboran sentados en el suelo a la orilla de la carretera.
Con el kudu que encontraron atrapado en un lazo de acero puesto por un granjero.
Benny, satisfecho por el final exitoso del safari, y por ello posa con las banderas del SCi Balearean Chapter y de la Fundación Balear para la Fauna y el Arte Cinegético.
Todos los protagonistas de la cacería, junto con el excelente ejemplar abatido por Benny.

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