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Un jabalí descomunal cazado en Allande, Asturias

Un jabalí descomunal
Un día para el recuerdo en el cuartel de Aguanes. El jabalí descomunal, de más de 145 kilos, junto al ‘pequeño’ de 101,5 kilos.

Nuestro amigo y colaborador, Fernando Menéndez Fernández, magnífico cazador, fotógrafo y cámara, nos informa sobre un jabalí descomunal cazado el pasado 12 noviembre de 2020 en el concejo de Allande, Asturias.

Un jabalí descomunal

La cacería se desarrolló en el precioso cuartel de Aguanes.

Ese día Fernando, junto a David Fernández, hacia las veces de montero, recordemos que montero en la caza a traílla es quien se mete a cortar los rastros con los perros, no el cazador que se pone de puesto.

Apenas media docena de grifones y sabuesos asturcántabros eran más que suficientes para cortar los rastros.

No habían cortado un rastro en toda la mañana, cuando Fernando cortó uno como a la una del mediodía que se metía hacia un valle.

Pocos cazadores y un primer jabalí tremendo

Como era jueves, había pocos cazadores para cubrir la mata, por lo que cerraron el valle lo mejor que pudieron.

Pero todo salió a pedir de boca, el rastro fue bueno y se cazó un jabalí tremendo, seguramente próximo a los 100 kilos de peso…

El afortunado cazador fue Javier Álvarez.

Al final la mañana había sido fructífera, y como el cupo era de dos jabalíes, se planteó dar por terminada la cacería…

Pero Fernando convenció a la cuadrilla para meter otra vez los perros, «por si acaso». Hizo bien…

Por lo que los cazadores se quedaron en sus puestos.

Un jabalí descomunal
Cano, experimentado cazador, acertó al jabalí descomunal de un certero disparo en la tabla del cuello a 150 metros con su 7 mm Rem Mag.

Un jabalí descomunal, una ‘bestia parda’

No se equivocó Fernando, con el movimiento de los perros para volverlos a meter, José Luis Menéndez Álvarez le avisó que había visto un jabalí descomunal pasar por debajo de un canchal.

El monstruo, una bestia parda, salió tranquilo a la línea de rifles.

Sonó un disparo, tronaron las emisoras, «¡ya está el cupo hecho!». «¡¡Es un monstruoso, es un monstruo… descomunal!!».

El lance fue precioso, el cochino asomó a un claro del monte y a unos 150 metros, el presidente de la cuadrilla, Antonio Menéndez Fernández, más conocido por todos como Cano, acertó al enorme jabalí en la tabla del cuello con su 7 mm Rem Mag.

El coloso no sufrió, y se quedó al disparo.

A la sazón, Cano, además de ser un experimentado y gran cazador, es el padre de Fernando.

Turno para la romana

Se felicitaba la cuadrilla de Cano cuando por fin juntaron ambos jabalíes, el ‘pequeño’, de unos 100 kilos, y el grande de… pufff, difícil saberlo a ojo, turno para la romana.

Aunque costó muchísimo trabajo juntar los dos verracos en un lugar accesible, fue, sin duda, una batida para el recuerdo.

Habló la romana con el ‘pequeño’: 101,5 kilos, ¡¡el ‘pequeño’!! Por cierto, el más chico tenía unas navajas tremendas.

Turno para el jabalí descomunal: ¡¡y la romana que no da, ‘solo’ pesa hasta los 130 kilos!!

Calculando, mínimo, le faltaban 12-15 kilos, esto es, estamos hablando de un cochino con más de 140 kilos con seguridad. En la cuadrilla de Cano, la carne de cada jabalí cobrado le corresponde por turno a un cazador, y al que le correspondió en esta ocasión confirmó ¡¡qué pasaba de los 145 kilos!!

Un descomunal jabalí albar

De siempre se han distinguido en la península Ibérica dos subespecies de jabalí, el arocho (Sus scrofa baeticus) y el albar (Sus scrofa castilianus).

El arocho, más pequeño, con los cuartos traseros recogidos, pero con mucha fuerza en pecho y cabeza. El albar, por su parte, es más grande de cuerpo, incluso mucho más grande, con pelaje más denso y claro.

El albar es más propio del norte y el arocho del sur, con zonas intermedias donde se pueden dar ambos tipos. Normalmente, los machos arochos o serranos, tienen mejores defensas en comparación a su peso, dándose ejemplares de apenas 60-70 kilos con unas defensas de récord.

Este gran jabalí, como el ‘pequeño’ cazado ese día, se trata sin duda de un albar, pero al ser un jabalí puro, auténtico, sin trazas de doméstico –algo que se puede ver, sin duda, en las fotografías–, por separado, y en una foto de frente, lo mismo podría pasar por serrano.

Aunque es largo, no es el típico ‘autobús’ larguísimo, morfología que se suele dar en los albares, es un jabalí compacto, de mucha alzada e imponentes cuartos delanteros, y es algo que se puede comprobar perfectamente en la foto en la que salen los dos ejemplares cazados desde atrás.

Siendo excelentes las defensas del jabalí descomunal, no guardan relación con su tamaño corporal. Aunque ‘tenía mucho dentro’.

Este peso no sería inusual en un jabalí de Europa Central, pero en un ejemplar ibérico auténtico y salvaje, por muy albar que sea, es algo totalmente excepcional.

Solo nos resta dar la enhorabuena a Cano, Javier, Fernando, David, José Luis… a toda la cuadrilla de Cano, por tan memorable jornada.

Información facilitada por Fernando Menéndez Fernández

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