Andalucía es, hoy por hoy, la comunidad que cuenta con los mayores efectivos de cabra montés de nuestro país, hasta el punto que la mayor parte de las cordilleras montañosas que la componen están habitadas por las monteses.
Las cabras monteses ‘andaluzas’ son del género Capra pyrenaica hispanica y tienen algunas diferencias morfológicas respecto a sus congéneres de Gredos, que son de la variedad Capra pyrenaica victoriae. Los machos de Beceite-Tortosa también pertenecen a la variedad hispanica, ostentando a su vez diferencias sobre todo en la cuerna con nuestros machos.
Aunque no hay una diferenciación oficial y con base científica entre los tipos de trofeos que podemos encontrar en Andalucía, sí podemos observar unos ‘ecotipos’ o adaptaciones al medio que producen distintos tipos de cuernas y pelajes en zonas muy cercanas entre ellas.
Diferenciaciones
A nivel de organismos que regulan las mediciones de trofeos, sólo el Safari Club Internacional (SCI) reconoce dos subespecies en Andalucía: el macho montés del sureste y el de Ronda. Asimismo, reconoce otras dos más: el macho montés de Gredos y el de Beceite. Recientemente, la JNHTC (Junta Nacional de Homologacion de Trofeos de Caza), que utiliza el sistema de medición CIC, ha tomado una acertada decisión que, aunque no distingue dos tipos de trofeos de montés en Andalucía, sí hace una división con un baremo diferente para tres zonas geográficas distintas, y una de ellas es Andalucía, un gran paso para valorar de una forma más justa estos trofeos que, por regla general, son de mucho menor tamaño que los obtenidos en otras zonas de España.
Consultando los catálogos de homologaciones de la JNHTC de las tres últimas décadas es donde podemos apreciar la gran cantidad de trofeos homologados en Gredos, Batuecas, Beceite, etcétera, y los pocos homologados en Andalucía, sobre todo en las categorías plata y oro. Señalar que entre los veinte primeros machos monteses del escalafón se encuentran varios trofeos andaluces procedentes de una renombrada finca privada situada en la confluencia de las provincias de Granada y Jaén, lo que es una muestra de la gran calidad que se podría conseguir en determinados tipos de terrenos con una adecuada gestión. Lo que es indudable es que tenemos en Andalucía miles de hectáreas de terrenos abiertos que, por sus características, los machos monteses que los habitan jamás llegarán a desarrollar el mismo tamaño de cuernas que se producen en Gredos o Beceite.
Macho montés del sureste
Se extiende por toda la zona oriental de Andalucía, teniendo prácticamente presencia en todos los macizos montañosos de Granada, Almería, Jaén y zona oriental de Málaga. Las cordilleras más representativas donde habita esta variedad son el macizo de Sierra Nevada, en su parte granadina, S. de Lújar, S. de los Guajares, S. de las Albuñuelas, S. de Loja, S. de la Contraviesa, S. de Huetor y S. de Baza, todas ellas en Granada. Por otro lado, la Sierra Nevada almeriense, S. de Gádor y S. de los Filabres en la provincia de Almería. Las Sierras de Cazorla, Segura, Las Villas, de Castril y de la Sagra, Mágina, en Jaén y, por último las agrestes Sierras de Tejeda y Almijara, cuya vertiente sur se encuentra en Málaga, siendo la cara norte de Granada.
Los núcleos originales de estas poblaciones nacieron con la sostenibilidad y las gestión ejercida por el antiguo ICONA, con la creación de las Reservas Nacionales de Caza de Cazorla, RNC de Sierra Nevada y RNC Sierras de Tejeda y Almijara, creadas en 1960, 1966 y 1973, respectivamente.
Los machos andaluces se diferencia de sus primos del norte de España, por una menor corpulencia, siendo la media unos 65 kg en un macho adulto. Las zonas oscuras del pelaje, especialmente pecho, paletas y parte de la zona ventral y cuartos traseros, aunque llegan a tener un color negro muy intenso en los meses invernales, ocupan una porción más pequeña que en los machos de Gredos que, en los muy viejos, llegan a ser casi negros por completo.
En los machos del sudeste es donde se da la mayor variedad de formas de cuernos: recta y abrochada, con cierta similitud a los de la Serranía de Ronda; abiertos y con las puntas con tendencia a tirarse hacia abajo; algunos, especialmente en las Sierras de Cazorla con forma de lira, muy similares a las cuernas de Gredos y, por último, los ‘acarnerados’, denominación usada por su similitud a la forma de los carneros, que son los que menos abundan.
Es sorprendente la diferencia que puede haber entre la forma de la cuerna de trofeos obtenidos en la Sierra de la Almijara, situada por encima del pueblo de Nerja, con un trofeo abatido en la serranía de Ronda, cuando son poblaciones que distan poco más de cien kilómetros entre ellas.
El trofeo de los machos del sureste puede llegar a alcanzar las mismas medidas de longitud e, incluso, superar a los de Gredos y Beceite sólo en casos excepcionales, pero es en las bases de la cuerna donde hay más diferencias, siendo éstas menores y no superando, por regla general y salvo excepciones, los 24-25 cm en ejemplares sobresalientes, mientras que los grandes machos de Gredos tienen, en muchos casos, más de 28 cm de bases.
Macho montés de Ronda
Se distribuye por todo el macizo del Parque Natural de la Sierra de las Nieves, en la provincia de Málaga. Otras sierras malagueñas cercanas que albergan poblaciones de macho rondeño son Prieta, de Alcaparaín, Cabrilla, Blanquilla, de la Alpujata, de Ortegicar, de Mijas, de Huma y, por último, Bermeja y Crestellina. Más hacia el este llega hasta las serranías de El Torcal de Antequera y, al otro lado de la autovía A-45, en el Puerto de las Pedrizas, encontramos otras poblaciones de cabras en la Sierras de los Camarolos.
Estas cabras han tenido como corredor natural hacia el oeste todo el macizo de las Sierras de Grazalema, ya en la provincia de Cádiz, formado por las Sierras de Líbar, del Pinar, del Endrinal, de Zafalgar y, más hacia el noroeste, la Sierra de Líjar.
Es tal la expansión de estos caprinos, que ya se han producido avistamientos en las sierras que se encuentran entre Olvera y Morón de la Frontera, ya en la provincia de Sevilla.
El núcleo original de estas poblaciones, en cuanto a caza se refiere, tuvo lugar en la formación del Coto Nacional de la Serranía de Ronda, promovido en 1948 por el Ministerio de Información y Turismo, pasando más tarde a integrarse en la Red de Reservas Nacionales de Caza.
Morfológicamente es el más pequeño de los cuatro tipos de diferenciados en nuestro país, fruto de una adaptación al medio e inviernos más benignos que en otras zonas de la Península. Se diferencia principalmente por las escasez de manchas negras en su pelaje, teniendo los adultos de más de ocho años la misma distribución de manchas que, por ejemplo, un macho de cuatro o cinco de las zonas de Granada y Almería. El pelo es más corto, la crin menos abundante y con menor anchura occipital en el cráneo.
La mayoría de los trofeos suelen ser ‘veletos’, es decir, con tendencia a alzarse, muy rectos, con muy poca o nula curvatura y bastante cerrados. Los medrones tienen una sección más cilíndrica y, por regla general, son más rugosos y marcados. Aunque se han cazado algunos grandes machos en las Serranías de Ronda y estribaciones, un macho de 60 cm de cuerna ya constituye un excelente trofeo, costando, por regla general, mucho trabajo alcanzar medidas de más de 65-70 cm de cuerna. Las bases también son las más estrechas de las cuatro variedades, no superando normalmente los 22 cm.
La empresa pública Egmasa y la Consejería de Medio Ambiente han hecho un gran trabajo en las áreas de caza que han gestionado, potenciando las poblaciones de estos machos y consiguiendo grandes resultados cinegéticos en los últimos años.
Es importante para el cazador de rececho saber valorar este tipo de trofeo que, a veces, por ser menores de tamaño que su primos de Gredos o Beceite, y por desconocimiento, no son tenidos en consideración. No es justo que, por poner un ejemplo, un cazador norteamericano sea capaz de valorar más nuestros diferentes tipos de machos que nosotros mismos.
Situación de la sarna sarcóptica
Por desgracia es el principal problema que se cierne sobre las cabras en Andalucía, que diezmó las poblaciones de Cazorla y Segura, Serranía de Ronda y Sierra Nevada, con los primeros focos en el año 1992.
Actualmente, las poblaciones andaluzas están siendo ampliamente monitorizadas, a través de un protocolo de vigilancia epidemiológica llevado a cabo por el Programa de Gestión de la Cabra Montés en Andalucía, así como guardas y agentes de Medio Ambiente. Hay muchas zonas donde la enfermedad se está controlando a través de capturaderos, capturas con rifle anestésico, piensos medicados, eliminación de enfermos, etc., pero a costa de unas bajadas de densidad de población muy drásticas. La sarna desestabiliza la pirámide de edades en las poblaciones, atacando con más intensidad a los machos con más de ocho años, que son los que más movilidad presentan en la época de celo y son más susceptibles de ser contagiados en sus desplazamientos entre diferentes piaras. Los medios que se están empleando hacen presagiar un futuro optimista para estas poblaciones, pero los resultados son muy lentos.
Por último…
El macho montés es una especie endémica que debemos cuidar y potenciar, viniendo cada año cazadores de todo el mundo a cazarlo a nuestro país, siendo una fuente de ingresos para propietarios y ayuntamientos. Aunque la demanda por parte de extranjeros ha contribuido a encarecer esta especie, cada vez son más los españoles los que se animan a recechar un macho.
Hay un sinfín de posibilidades de optar a un ejemplar cazando animales representativos, selectivos o bien hembras, a unos precios muy razonables. Estos días, con los primeros fríos los machos monteses, ya en celo, se pasean por las cumbres dispuestos a depararnos magníficos lances.
Por Pedro Hafner / SCI Andalucía Chapter.
