Especial corzos

Cazadores de corzos: preparación general

Entrenar, repetir o practicar son palabras que, aunque no resultan sinónimas, constituyen premisas básicas para la obtención de altos logros competitivos (Corteganza, Hernández & Suárez, 2003).

Para cumplir este objetivo, influyen de manera activa dos componentes básicos, que se expresan en:

–Las potencialidades o aptitudes individuales que manifieste cada deportista para una determinada especialidad deportiva (entendiéndose por deportista al cazador pues la caza es una modalidad deportiva reconocida por los distintos organismos públicos como tal).

–Y en segundo término la capacidad que manifieste el profesional de la actividad física y el deporte de aplicar las cargas del entrenamiento, acorde a cada momento del proceso y al nivel de experiencia motriz que posean los cazadores que están bajo su tutela.

Estos dos pilares (cazador – preparador personal) interactúan entre sí de forma dialéctica, lo que posibilita trazarse metas ambiciosas, que permitan bordear los límites biológicos y psicológicos del organismo del cazador, sin provocar traumas (Corteganza et al., 2003). Por tanto, la preparación general del cazador será el conjunto organizado y jerarquizado de los procedimientos de entrenamientos cuyo objetivo será desarrollar y contribuir a los beneficios fisiológicos, psicológicos y sociales del cazador (Gamonales & León, 2015b).

Es decir, el cazador de rececho de corzo requerirá una preparación general, y sus principales aspectos serán: físicos, psicológicos, técnico-tácticos y alimentarios. En la imagen superior se exponen los principales componentes de la preparación general del cazador.

Preparación física

El cazador requiere de una preparación física que sea antes, durante y después de la temporada de rececho de corzo. Al igual que en cualquier otra modalidad deportiva, la preparación física del cazador vendrá determinada por una serie de variables que condicionarán su entrenamiento (Gamonales & León, 2014; Gamonales & León, 2015b; Gamonales & León, 2016b).

-Necesidades de los cazadores: objetivos y aspiraciones como cazador.

-Características antropométricas del cazador (talla, peso, composición, etcétera.)

-Periodo del año: antes (período preparatorio o pre-caza), durante (período de caza) o final de la temporada (período sin caza).

-Tipos de esfuerzos que demanda la disciplina de rececho de corzo. 

-Control y valoración del entrenamiento. Análisis del control de entrenamiento y su comparación con el diagnóstico inicial para conocer el grado de evolución de las variables evaluadas.

Por tanto, se puede decir que una correcta preparación física del cazador contribuirá a desarrollar los niveles de condición física (fuerza, velocidad, resistencia y flexibilidad) a través de la práctica de una actividad física-deportiva moderada; la cual no implicará directamente una mejora en el rendimiento, considerando éste como el número total de piezas capturadas, pero sí permitirá mejorar la satisfacción obtenida tras la jornada de caza (Gamonales & León, 2015b).

Preparación alimentaria

El cazador, como deportista, necesita tener una buena alimentación, porque al tratarse de una población con niveles de condición física ‘bajos’, hábitos de vida no saludables y que la práctica físico-deportiva de la caza se alarga en el tiempo (Gamonales, 2012; Gamonales & León, 2014; Gamonales & León, 2015b; Gamonales, León & Muñoz, 2016; Gamonales, León, Muñoz & Jorquera, 2013; Gamonales, León, Muñoz, Hernández & Vizuete, 2012), se hace necesario poner los medios para que el rendimiento deportivo durante la caza sea lo más alto posible. Entendiéndose como rendimiento deportivo en la caza la capacidad de aguantar largas jornadas cinegéticas, puesto que la caza depende de muchos factores. Con una mejor condición física el cazador no logrará más rendimiento a la hora de capturar más piezas, pero sí permitirá aguantar largas jornadas de manera satisfactoria, eficaz y de forma más saludable  (Gamonales & León, 2014).

Por tanto, una buena nutrición por sí sola no es suficiente para llegar afrontar las largas jornadas de caza. Por otro lado, indicar que una nutrición inadecuada del cazador de corzos puede interferir durante la jornada de caza. De manera general, se recomienda a los cazadores combinar deporte y una dieta equilibrada, ya que es la mejor garantía para tener un buen estado físico y mental para la práctica físico-deportiva de la caza (Gamonales, 2016).

Preparación psicológica

La preparación psicológica en la práctica físico-deportiva de la caza no tiene gran repercusión por la mayoría de los cazadores. Sin embargo, los aspectos psicológicos constituyen un gran campo de estudio dentro de las ciencias del deporte, concretamente en lo que se conoce como psicología deportiva. La mayoría de las investigaciones se ha centrado en el deporte competitivo y de alto rendimiento, individual y por equipos, así como en el deporte infantil y juvenil de cualquier modalidad (Monroy & Sáez, 2011).

Sin embargo, centrada en la caza como práctica físico-deportiva las investigaciones son prácticamente inexistentes (Gamonales & León, 2015a) y se aprecia que inciden de manera directa o indirecta en el cazador.

Los principales factores psicológicos que pueden influenciar en el cazador son: la autoconfianza, la activación, la ansiedad, la atención y concentración, el estrés y, por último, la motivación.

Por tanto, indicar que muchos cazadores desconocen las distintas manifestaciones de los aspectos psicológicos durante la práctica físico-deportiva de la caza. Sin embargo, están presentes en cualquier jornada de cinegética. Esto se debe a la falta de conocimiento. Por ejemplo: la ansiedad en el cazador de corzo puede aparecer por miedo a fallar una pieza, premura por cazar la primera pieza o miedo al error delante de los compañeros o guías de caza. El estrés puede manifestarse en el cazador a través de síntomas de nerviosismo, enfado, euforia o frustración (Gamonales & León, 2015a). Todos estos síntomas son manifestaciones de los aspectos psicológicos. Luego, es necesario que el cazador de corzo se prepara psicológicamente para afrontar las jornadas cinegéticas en óptimas condiciones.

Preparación técnico-táctica

Esta preparación hace referencia, por un lado, a la ejecución de los movimientos estructurados del disparo que garantizan el éxito (es decir, la técnica empleada por el cazador de rececho a la hora de disparar: de pie o tumbado); y otro lado, la táctica hace mención al conjunto de todas las posibilidades físicas, técnicas, psicológicas y demás que demande el terreno. Por tanto, es clave tener un gran conocimiento sobre el terreno a cazar, pues facilitará mucho la práctica físico-deportiva de la caza de rececho.

Tras desarrollar cada uno de los aspectos de los que depende la preparación general del cazador de rececho de corzo, se está en disposición de indicar que cada persona puede o no recibir una formación o entrenamiento, según sus características y recursos, pero básicamente una preparación general apropiada antes, durante y tras finalizar la temporada de caza permitirá al cazador ser más sano, creativo y brillante en su vida cotidiana. Por último, citar algunos consejos para tener éxito en la práctica físico-deportiva de la caza de rececho, e igual de importante que la preparación general:

-Estudiar el terreno y mejores horas. Conocer el territorio y horas de carencias va a permitir al cazador y guía conocer donde se encuentra cada macho.

-La ropa y las botas. Han de ser ligeras, de manera que permita al cazador desenvolverse con facilidad en el medio natural.

-El rifle y el visor. Deben ser lo más ligeros posibles, de manera que durante la jornada de caza no suponga una excesiva carga para el cazador.

-La óptica. Llevar unos buenos prismáticos es fundamental para tener éxito en los recechos.

Por José Martín Gamonales

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