Caza Mayor

Cazando los machos monteses del sur (y II). Sierra Nevada – Filabres

Martes 16 de enero, segundo día de caza. El objetivo era esta vez el macho montés del sudeste peninsular, que encuentra su hábitat en las montañas  de Granada, Almería, Jaén y zona oriental de Málaga.

En concreto intentaríamos cazar en la Sierra de Filabres, Almería, lo que podríamos considerar dentro de los del sudeste como machos monteses de Sierra Nevada, ya que Filabres es un macizo muy cercano, al norte y paralelo al de Sierra Nevada.

Desayuno exprés, pues Pedro, el responsable de los cotos de la zona Olula del Río, nos esperaba en su pick-up. Tras un trayecto entre carreteras locales y pistas forestales, empezamos a escrudiñar con los prismáticos los grandes picos y cerros de la zona, rápidamente vimos varios grupos de hembras y machos jóvenes.

Más tarde vimos en lo alto de un pico, como a un kilómetro de distancia, un animal solitario. Rápidamente Joaquín sacó el telescopio (el ojo de halcón que digo yo), tras valorarlo, él y Pedro coinciden que era un precioso macho y que sin duda era el viejo patriarca de la zona. Nos organizamos con rapidez, Joaquín y Carlos se quedarían controlando al macho, Pedro, nuestro cámara Javier y yo nos desplazaremos unos kilómetros para hacer la entrada desde el cerro de enfrente al que se encontraba el macho, ya que desde abajo la entrada no era viable porque nos lo taparía la masa forestal.

Pasados unos minutos dejamos el coche en una pista y comenzamos la entrada intentando hacer el menor ruido posible. Al fin nos apostamos, Pedro se asomó con sumo cuidado donde se suponía que debía estar el macho, enseguida me hizo una señal con el pulgar hacia arriba: el macho seguía ahí comiendo de un arbusto prácticamente de frente a nosotros, el aire lo teníamos bien, el sol de espaldas y la distancia de tiro 200 metros.

La entrada fue de manual, simplemente perfecta. Coloqué la mochila, esperé un poco para ver si se terciaba el macho, pero no sólo no se terció sino que miró en nuestra dirección barruntando algo. El macho estaba de frente aunque  ligeramente ladeado a la derecha, pero era arriesgado esperar más. Solté el disparo y el macho lo acusó, cayendo a unos 10 metros. Gritos, abrazos y felicidad, aún estaba temblando por la tensión, pero feliz. Llamamos a Joaquín y a Carlos para darles las buenas noticias.

Recogimos y fuimos rápidamente a cobrar el macho, que estaba en la montaña de enfrente, cuando escuchamos unas voces en el fondo del barranco, eran Joaquín y Carlos que estaban aproximándose a nuestro encuentro.

La tensión se transformó en euforia, ya tenía mi macho de Sierra Nevada, un precioso animal de unos 11 años que dio medalla de plata, fabuloso.

Quiero destacar la labor de Pedro que sabía perfectamente la querencia del animal, además de guiarme hasta él, hacerle una buena aproximación para que yo sólo tuviera que dispar. Pienso que el 80% del mérito del rececho fue de nuestro guía Pedro.

Por fin llegaron Carlos y Joaquín: ¡mucha alegría al ver el bonito macho conseguido! Eran las 10:30 de la mañana, realizamos la sesión de fotos y vídeo. Ahora nos dábamos prisa para buscar un macho para Carlos.

Nos desplazamos rápidamente con los todoterrenos a otra zona del río. A los 20 minutos ya estábamos tirando de prismáticos, observando los barrancos y pinares. No vimos más que grupos de hembras y machos jóvenes.

Decidimos hacer dos grupos. Pedro y yo buscaríamos por los barrancos y las zonas bajas, en caso de localizar algún macho les llamaríamos por la emisora. Joaquín, Javier y Carlos rodearían una montaña faldeando su parte alta para localizar algún macho bueno, para así culminar con éxito la expedición de caza.

Tras el paso de muchos minutos andando sin ver nada, de repente Carlos se paró y se agachó rápidamente, había visto algo moverse al fondo de la ladera de enfrente de donde se encontraba.

Era un macho majestuoso que estaba dándoles las posaderas, comiendo tranquilamente. La tensión era máxima, teníamos la ocasión de culminar el sueño de conseguir nuestro objetivo.

Raudo, Carlos se preparó la mochila y puso el visor al máximo aumentos. El macho estaba tranquilo comiendo, pero no daba su costado para tirar con máximas garantías, seguían pasando los minutos eternos.

El sol ya apretaba algo. El macho levantó la cabeza y se desplazó un poco más abajo, hacia el pinar, sin duda en cualquier momento se encamaría y lo perderíamos para siempre. Todo esto fue grabado por nuestro amigo Javier, que no perdía detalle y ‘cazaba’ imágenes de todo.

Había que tomar una decisión, Carlos decidió jugarse un tiro, aunque si bien el animal está un poco ladeado a la derecha y seguía sin ofrecer un codillo claro, pero es el cazador quien tiene que valorar su capacidad de tiro, confianza, pulso, etc… y Carlos estaba muy bien apoyado con la cruz en la columna del animal. Son unos 320 metros, le indicaba Joaquín, que sudaba casi más que Carlos.

Por fin, tras unos segundos, sunó el rugido del 7 mm Rem Mag. El animal acusó claramente el tiro y corrió hacia el pinar, a unos 50 metros, donde se dejó caer ante la falta de fuerzas. Espectacular y memorable el lance.

Al tiro salió de unas carrascas, a la derecha, otro macho espectacular que no habíamos visto, pero nuestro objetivo ya estaba cumplido. Felicitaciones,  abrazos sinceros y emotivos entre Joaquín y Carlos, ¡qué gran lance!

Bajaron a por el macho, un animal precioso, muy abierto, también de 11 años. “Seguramente dará oro”, comentó Joaquín, pero eso tampoco era lo más importante.

Después de la larga sesión de fotos y de aviar el macho, nos reunimos todos y fuimos a comer y a celebrar el éxito de la cacería.

Habíamos conseguidos completar la cacería de los machos monteses de Ronda y de Sierra Nevada en poco más de 48 horas, ¡ya habíamos completado nuestro Grand Slam de machos españoles!, junto a los de Gredos y Beceite.

Todo esto es fruto y mérito del trabajo de los cotos sociales, cotos deportivos, reservas de caza… De sus gentes, guardas, agentes rurales… que hacen una gestión diaria para conservar y cuidar nuestros montes, su fauna, con mucho esfuerzo dedicación y convicción.

Dar las gracias, tanto de Joaquín Vadillo, organizador de la cacería que fue todo un éxito, muy profesional e implicado, en todo para el éxito del viaje y de la cacería de machos del sur, como a los guías locales, Juan y Pedro, que fueron los auténticos artífices del éxito de la cacería, y a Javier, nuestro tercer cazador pero de imágenes.

Mucha caza, amigos, hasta siempre.

Un artículo de Juanjo Martínez y Carlos Villanueva

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