Los corzos de nuestros montes
Ya han pasado unos cuantos años desde que vi mi primer corzo allá por la década de 1980, en medio de una nevada en la sierra madrileña.
En aquellos tiempos, la especie estaba empezando a salir de años de escasez causados por una ausencia de control en su caza.
Las nuevas leyes aparecidas a primeros de los 70, unidas al cambio en los usos del campo, con abandono de las tradiciones que aprovechaban el monte, tuvo como consecuencia una explosión demografía de la que hemos disfrutado todos.
Llegan ahora nuevos problemas debidos a la súper abundancia de corzos y a los excesos de densidad en una especie que no hemos conseguido entender todavía y en la que la gestión con mayúsculas brilla por su ausencia.
Pero bueno, este no es un artículo para lamentarse sobre la leche derramada ni para criticar lo mal que gestionamos la especie a base de ‘precintos chicle’ y corrupción municipal de baja intensidad. No, este es un artículo para contar más o menos qué hay en España en cuanto a cantidades y calidades en cada una de las provincias donde se da la especie.
Así que vamos a ello, empezando por el sur.
Andalucía
Esta Comunidad es uno de los reductos donde el corzo aguantó en los años malos, muy especialmente en la provincia de Cádiz, en el entorno de los Alcornocales debido a las condiciones tan especiales de régimen de precipitaciones, siendo, aunque no lo parezca, uno de los sitios más húmedos de España.
A lo largo de estas últimas décadas, desde la Administración y desde el trabajo callado de muchas fincas privadas, se ha trabajado para potenciar la especie frente al venado, su gran competidor.
Tal es el trabajo realizado que en estos últimos años se están volviendo a dar monterías de corzo con resultados espectaculares.
La especie que se da en esta zona es distinta a la del resto de España, ya que presenta unas características bien diferenciadas del corzo del resto de Europa.
Se trata del corzo morisco, algo más pequeños y que en verano sigue manteniendo una librea grisácea y no rojiza como en resto del rango de distribución.
En el resto de la comunidad, hay corzos en muchas fincas privadas, si bien no en grandes abundancias porque el venado compite con ellos y lo cierto es que los tiene ‘acochinaos’ y no consiguen levantar cabeza.
Extremadura
Tienen los corzos extremeños comportamientos que los hacen una excepcionalidad en cuanto a lo que se conoce.
Patricio Mateos ha descrito los ‘pelaos’ que esos corzos de los rebollares de las Villuercas hacen para marcar sus territorios.
En ambas provincias hay corzos, pero donde de verdad son abundantes en esas sierras de la Villuercas y de Guadalupe.
Al igual que pasa en Andalucía, los venados son los responsables de que no sean más abundantes los capreolus en la región, porque los desplazan con su glotonería.
Las capturas anuales son todavía bajas, pero aumentarán poco a poco según se vaya tomando conciencia de la importancia de la especie.
Castilla-La Mancha
Dentro de la comunidad de Castilla-La Mancha la abundancia de corzos varía de sur a norte, siendo menor en la frontera con Andalucía y máxima en la provincia de Guadalajara.
En Ciudad Real encontramos corzos especialmente en la zona más al oeste.
Ciertamente, en menor abundancia en las fincas repletas de venado, donde tan solo sobreviven en los fondos de valle espesos y con mucha espesura y más abundantes en las zonas sin ciervo de finca abiertas o en aquellas fincas donde se los cuida de forma especial.
Son corzos los de Ciudad Real y los de la provincia de Toledo, animales difíciles de cazar por lo espeso de los montes mediterráneos en los que viven, en especial cuando la presión es alta.
Es en esas horas vespertinas de calor de mayo o junio cuando aguantar una tarde entera para esperar en una aguada se convierte en un auténtico alarde de afición.
Para cazar en estas provincias hay que tener la suerte de tener un amigo con finca, porque a diferencia de la mitad norte, no hay mucho precinto disponible.
En lo que concierne a Guadalajara, siempre ha tenido corzos.
Las sierras del Parque Natural de Sonsaz con su hayedo de Tejeda Negra ha sido la zona desde la que poco a poco la especie fue repoblando las zonas más al sur de la provincia.
Hoy lugares como Cogolludo, Atienza o Sigüenza son sinónimo de muchos y muy buenas corzos: baste saber que el reciente récord de España ha salido de esta mitad norte de Guadalajara.
Desde hace ya unos cuantos años, los corzos han sobrepasado la barrera que supone la carretera nacional y hoy son abundantes al oeste de la provincia, con corzos de una calidad excepcional.
Quien sea corcero y haya hecho ese trayecto de la A-2 que lleva de Guadalajara capital a Medinaceli, sabrá por experiencia lo complicado que es conducir concentrado sin dejarse llevar por la abundancia de corzos en los campos colindantes.
Por supuesto, antes de abandonar la Comunidad de Castilla-La Mancha, debemos hablar de la provincia de Cuenca, que aunque no tiene la fama que la anterior ya empieza a contar con zonas con buenos corzos en su parte colindante con Guadalajara.
Comunidad de Madrid
Aunque se pueden encontrar corzos ya en gran parte de la Comunidad, son naturales y más abundantes en las distintas sierras madrileñas del Sistema Central, especialmente Guadarrama, Montes Carpetanos, Somosierra y El Rincón, además de en el resto del límite provincial de Madrid con Guadalajara. Muy bonita su caza en bosque y praderías, de vez en cuando se puede conseguir un buen ejemplar.
Castilla y León
Hablar de corzos en España es hablar de Castilla y León.
Tanto por cantidad como por calidad es la comunidad de España donde más corzos se cazan al año y donde se han conseguido muchos de los mejores trofeos.
Comenzamos por la provincia de Ávila, donde la especie no es especialmente abundante, pero que cuenta con zonas donde se puede uno hacerse con un buen trofeo.
En especial hay que mencionar los esfuerzos que durante muchos años se han realizado en el valle de las Iruelas que ha servido para repoblar gran parte de la zona sur de la provincia.
A continuación, pasamos rápido a la provincia de Salamanca.
En esta provincia, en el entorno de Ciudad Rodrigo podemos encontrar muchos corzos y lo que es más curioso, corzos negros, especialmente en el entorno de Las Batuecas. Son estos corzos, según se dice descendientes de algunos ejemplares que fueron traídos hace años de la Baja Sajonia, el único lugar de Europa donde también se da esta variedad melánica.
Pasamos ahora a la provincia de Zamora, encontrando corzos en diversas localidades, pero no en grandes cantidades.
Son corzos que deben competir con ciervo y lobo y por ello no hay las densidades que en otras provincias de más al este.
En Burgos podemos encontrar zonas con densidades bien altas y con calidades excelentes en otras, puesto que tanto el hábitat como la climatología le son muy propicias.
La famosa mosca de la laringe u oestrido (Cephenemia stimulator) ya está presente en algunas zonas del noroeste de la provincia.
Tan solo con densidades medias a bajas seremos capaces de evitar los episodios de mortalidades tan altas que se dieron en el Principado de Asturias cuando apareció por primera vez la parasitosis.
Los corzos burgaleses, cuando las densidades son adecuadas, son de los mayores de España por lo adecuado de su hábitat, en el que alternan siembras de cereal de invierno con montes mixtos de encinas y rebollos y donde las precipitaciones anuales son más que adecuadas.
Soria es, sin duda, la mejor provincia para la especie, tanto por la cantidad como por la calidad de sus trofeos. La baja densidad de población en gran parte de la provincia ha producido un uso del campo muy poco humanizado y ello ha propiciado un boom de la especie con lugares tan emblemáticos como las zonas junto a Medinaceli, Almazán, el Burgo de Osma o las faldas del Moncayo.
El exceso de densidad ha bajado la calidad en muchos cotos, pero es aquí y gracias a la Asociación del Corzo Español, donde se empezó a tomar conciencia de la necesidad de controlar las hembras con la celebración hace ya unos cuantos años de la I Jornada de Caza de Corzas.
En 2016 aparecieron los primeros casos de oestrido en tierras del sur de la provincia, lo que se unió a la aparición en el invierno 2015-2016 de casos de ‘barros’, otra forma de díptero parasitario que ataca en este caso a la dermis (Hipoderma spp) en la frontera con Guadalajara.
Galicia
Los corzos gallegos han sufrido mucho con la llegada de la mosca de la laringe y cotos de la provincia de Lugo donde antes era habitual ver docenas de corzos cada jornada, hoy apenas se ven.
Es cierto que esta situación es reversible y que con el tiempo volverán a recuperarse algo las poblaciones, pero jamás lo harán a los niveles excesivos de antaño.
Otra zona donde la especie ha sufrido mucho es en Los Ancares, que comparte con Castilla y León. Allí el principal problema ha sido la alta competencia con venado y rebeco, y por supuesto con el ganado vacuno.
Los corzos gallegos siempre han sido pequeños, puesto que, a pesar del verde abundante, les falta el cereal de invierno que ayude a cuajar la cuerna.
Principado de Asturias
Desde siempre, Asturias ha sido cuna de corzos y la especie fue siempre muy abundante, en especial en el occidente provincial que llego a albergar una población superior a los 24.000 corzos.
Con la llegada en 2001 de la mosca de la laringe, las poblaciones del Principado sufrieron una caída que en algunas zonas llegó a ser del 70% de la población.
Los cotos que antes bullían de corzos, se vieron en muy pocos años sin las densidades de antes.
Por suerte, el corzo y la mosca han evolucionado desde hace milenios y esta es tan solo grave cuando las densidades son altas y los corzos están débiles.
Hoy ya se están recuperando las poblaciones poco a poco y los efectivos en la parte oriental están aumentando día a día.
Cantabria
Cantabria es otra Comunidad donde el corzo se distribuye prácticamente por todo su territorio, incluida la vasta Reserva Regional de Caza Saja, donde no se cazará el corzo durante la temporada 2018-2019.
De hecho parece que poco a poco la población corcera cántabra se va recuperando, después de unos años de sufrir mermas por diversas causas, entre ellas, la dichosa mosca de la laringe.
País Vasco
Aunque se cazan relativamente pocos corzos, la especie es cada día más abundante, sobre todo en Álava, así que es normal encontrar de cuando en cuando un buen trofeo.
A pesar de todo, en cotos como Kuartango o Karrantza tienen cierta tradición en la caza del corzo.
Comunidad Foral de Navarra
Al igual que en el País Vasco, la caza del corzo en Navarra no es muy importante y se concentra sobre todo en el Pirineo en zonas de montaña, aunque cada vez es más habitual en el resto del territorio foral.
La Rioja
Es curioso porque casi toda la provincia de La Rioja cuenta con corzos y, sin embargo, las capturas no son muy altas.
Lo que sí es alto es el nivel de daños que ya está causando la especie desde que se disparó su expansión en la provincia proveniente del oeste. A buen seguro los cupos se tendrán que aumentar de forma significativa para evitar esos problemas.
Cataluña
La Administración Autonómica lleva bastantes años haciendo grandes esfuerzos por recuperar las poblaciones de corzo en Cataluña, y ya podemos decir que la especie se ha asentado de forma importante en muchas comarcas.
Desde unas pocas capturas a primeros de este siglo hemos pasado a cupos anuales que superan con creces los 2.000 individuos y siguen subiendo año a año, siendo la provincia de Gerona donde mayores capturas se producen.
Una parte importante de estos corzos proceden de animales traídos de Francia en los años 90 bajo un estricto programa de reintroducción promovido a la limón por los cazadores y la Administración, a la vista de los resultados podemos concluir que la especie tiene una capacidad de repoblación impresionante.
Aragón
Es esta comunidad donde mejores corzos se están abatiendo en los últimos años, muy especialmente en Teruel, tierra de reciente colonización.
Ya se abaten más de 5.000 corzos en toda la Comunidad Autónoma.
Es significativo que es en esta comunidad donde se han tenido que liberalizar los cupos en algunas regiones para permitir paliar los daños a las plantaciones que producen nuestros tan queridos corzos.
Aragón va a seguir siendo una zona a tener en cuenta en lo que a corzo se refiere y me atrevo a decir que dará el récord de España el día menos pensado.
Comunidad Valenciana y Región de Murcia
Terminamos con los corzos del Mediterráneo.
En la Comunidad Valenciana se empezó con las capturas tan solo en épocas muy recientes y donde la especie debe sobrevivir en un ambiente que no es el óptimo.
Algo similar se puede decir de la Región de Murcia, donde el corzo figura como especie cazable en su orden de vedas hace muy pocas temporadas.
Creo que poco a poco ira mejorando y veremos más ‘corzos playeros’.
Conclusión
La evolución del corzo en estos 30 últimos años nos ha desbordado a todos y ha superado con creces cualquier expectativa.
Ya he comentado en mi último libro sobre la especie que en España se abaten unos 30.000 corzos de forma legal y que las capturas ilegales pueden superar con creces el doble de lo declarado.
Por desgracia, como decía al inicio de este artículo, los famosos ‘precintos chicle’ y la corrupción de baja intensidad están suponiendo un ausencia total de gestión y no permiten que se ajuste los cupos de caza a lo que debería ser: una caza de igual número de hembras que machos y en estos últimos, la menos un tercio de machos de un año.
No lo verán mis ojos, porque el español medio es tozudo y tan solo le importa el trofeo, y por desgracia en las administraciones o bien hay ingenieros de la vieja escuela que comparten esta idea de que todo es trofeo o domina el más rancio ecologismo-conservadurismo, con lo que vamos al desastre.
Las recientes parasitosis que tanto están preocupando a unos y a otros no son más que el síntoma de la enfermedad que no es otra que la sobreabundancia de corzo.
En fin, que paciencia y a disfrutar de la temporada corcera.