Caza Mayor Gestión y Medio ambiente

El jabalí, un grave problema social en muchos territorios

Aunque se publicó hace un par de años, este artículo de José Luis Garrido vuelve a nuestras páginas porque su problemática, y sus datos, son de rabiosa actualidad. El aumento de las poblaciones de jabalí se está convirtiendo en un problema social.

A pesar de que los de siempre no quieran reconocerlo, e inciten a soluciones poco menos que experpénticas –como puede ser su esterilización–, la caza es la única solución a esta amenaza en potencia. Aquí están los datos.

«Parece absurdo que se nos se pida que no cacemos y aceptemos otra caza llamada eufemísticamente ‘control poblacional’, que hacen funcionarios que cobran del erario».

En las quince primeras temporadas del siglo XXI se han multiplicado las estimaciones de capturas casi por dos y medio (243%). Los diferentes peligros que supone su incremento poblacional son una amenaza para toda la sociedad.

Evolución de las capturasy distribución del jabalí

El jabalí (Sus scrofa) está en franca expansión en prácticamente todo el territorio peninsular. En las islas españolas no hay jabalí. Las estimaciones de jabalíes cazados en España en la última temporada controlada, 2014-15, han sido de 288.235 unidades y las conseguidas treinta y cinco temporadas antes, en la 1980-81, fueron de 31.306 jabalíes, según el Anuario de Estadísticas Agrarias (AEA). Resumiendo, treinta y cinco años más tarde cazamos el 921 % más sobre aquella cantidad de capturas de 1980.

En estos treinta y cinco años el incremento medio por temporada ha sido del 26’31 % sobre las capturas de 1980. (Ver Tabla 1, Capturas de jabalí en España).

Ese incremento citado tiene dos etapas: la primera, la de los últimos veinte años del siglo pasado, durante la cual el incremento de capturas fue del 380% en total, con una media anual del 19% y una segunda etapa de quince temporadas, ya de este siglo, en las cuales el incremento global ha sido del 536%, con una cuota anual media de aumento del 35’73% con respecto a los 31.306 jabalíes que se cazaban en 1980-1981, que es la temporada de referencia.

En esta segunda etapa, dentro del siglo XXI, las capturas han pasado de 118.855 jabalíes en la primera temporada (2000-01) a 288.235 jabalíes en la décimo quinta (2014-15), con un incremento medio anual de 11.290 capturas. Los datos de estimación de caza de jabalí por comunidades autónomas, en las primeras quince temporadas de este siglo, se reflejan en la Tabla 1.

El autor sostiene que la caza es la solución a un problema que podría ser mucho más grave para esta sociedad, «ya que se han abatido en estos últimos quince años casi tres millones de jabalíes (2.907.600)».

Esos incrementos medios anuales de capturas citados para los últimos quince años  de este siglo han sido cerca del triple que en el anterior  tramo de veinte años, donde el incremento anual de capturas fue de 4.378 jabalíes. Cada año aumentan más las diferencias.

La distribución del jabalí en España es muy irregular, pero, a partir de la estimación por comunidades, podemos valorar las diferencias entre ellas, aunque son muy distintas incluso en cada provincia de una comunidad.

La provincia más jabalinera de España sigue siendo Huesca. Los aprovechamientos de jabalí en esta provincia superan a los de diez comunidades. Los jabalíes cazados en Huesca en las cuatro últimas temporadas han sido:

 

Por comunidades autónomas ha recuperado el liderazgo nacional Castilla-La Mancha, que ha cazado en estas quince temporadas 484.826 jabalíes (16,67 % del total); segunda, Andalucía con 439.843 (15,13%), tercera, Aragón con 410.236 (14,11 %), cuarta, Cataluña con 403.580 (13,88 %) y la quinta, ya a cierta distancia de estas cuatro, Castilla y León con 295.318 jabalíes (10,16 % del total).

En estas cinco comunidades se capturan el 69,95% de los jabalíes cazados en toda España peninsular, pues en Baleares y Canarias no hay jabalíes, de momento.

El coste de cazar

Las poblaciones precaza de una especie y las capturas, para unas condiciones similares, son proporcionales.

«Se dice entre jabalineros que de los jabalíes de un territorio sacamos un tercio de las existencias y de ese tercio abatimos una tercera parte. Si atendiéramos a este comentario, multiplicando por nueve las capturas nos acercaríamos a las posibles existencias de jabalíes».

Cada año cazamos más jabalíes y dejamos en campo más que el año anterior; esto hace llegar a la conclusión de que la especie tiene un índice de crecimiento superior al de los aprovechamientos y cada vez esa diferencia va a ser mayor, (ver Tabla 1). En cualquier comunidad cada año se caza más y esto es un signo indudable de que la oferta campera es cada vez más generosa.

Teniendo en cuenta que cada temporada somos menos cazadores y que cada año somos más eficaces, pues cazamos más, se debe entender que hacemos más esfuerzo, y desde luego así es en el aspecto económico.

Cazar los casi trescientos mil jabalíes de la última temporada de la tabla han generado un movimiento económico a cuenta de los cazadores de unos noventa millones de euros, según los cálculos aplicados al jabalí en una estimación económica del dinero que genera la caza en España de la que soy autor (1).

El esfuerzo económico para controlar al jabalí por parte de la estructura cazadora lo debería agradecer ese mundo animalista que nos insulta y nos cuestiona, y ante el que yo manifiesto siempre mi orgullo de ser cazador.

Somos la solución a un problema que podría ser mucho más grave para esta sociedad, ya que hemos cazado en estos últimos quince años casi tres millones de jabalíes (2.907.600).

No obstante, aún rebajadas las poblaciones por nuestro control, la situación es muy preocupante, ¿se figuran los animalistas, y el resto de la sociedad que les aplaude, lo que podría ocurrir en España si no hubiéramos cazado esos casi tres millones de jabalíes en estos años?

«El peligro potencial y el peor daño, después de los accidentes en carretera, es el que puede producir el jabalí a los humanos y más fácilmente a la ganadería porcina y de otras especies, con sus ‘pestes’, enfermedades y contaminaciones».

El número de licencias y cazadores han evolucionado en la primera década del tramo 1980-1990 al alza y en los veinticinco años siguientes ya a la baja desde 1990. El número de licencias expedidas en España (MAGRAMA)  –siempre sensiblemente superior al de cazadores– en los treinta y cinco años, desde aquel año 1980 hasta el 2015 es la siguiente:

El jabalí tiene un crecimiento anual que puede superar el 100% y en los años propicios la población de verano puede duplicar a la de invierno, aunque las bajas de rayones, bermejos y jabatos en el primer año son muy altas.

El celo empieza en septiembre hasta noviembre y aunque las hembras sólo sacan una camada al año, en algún caso especial pueden sacar hasta dos. Además, las hembras jóvenes en primavera salen altas y como pesen más de treinta kilos paren ese verano.

La conclusión es que cada vez va a haber más jabalíes y, como consecuencia, más conflictos por el incremento imparable de la especie. Y esta situación no podemos revertirla con la caza, a no ser que el número de licencias de cazadores fuera otra vez los que éramos en 1990 y con carácter ascendente. Lo contrario a lo que ocurre hoy.

La solución animalista

Los animalistas ya han dado una solución general y esperpéntica para resolver el conflicto de las superpoblaciones de especies. Han dicho ya en varios foros que la actuación ante las poblaciones exageradas de animales dañinos para la biodiversidad debe ser de «captura, esterilización y suelta» (2). Creen que un jabalí capado ya no representa ninguno de los peligros que vamos a citar más adelante. Lo único que no haría un jabalí esterilizado sería procrear, pero todo lo demás, en mayor cuantía. No sé cómo piensan esterilizar a los jabalíes silvestres, porque parece una broma. A lo mejor han pensado contar con los arqueros y pedirles que les lancen flechas cortacojones.

Otra solución, muy manida en ese grupo, es dejar que los lobos saturen todo el territorio y así controlen al jabalí y dejen a las ovejas. Como si el lobo fuera lerdo y prefiriera enfrentarse a un jabalí bien armado que a una pobre borrega. Se ha visto hace unos días un vídeo en Facebook donde un jabalí solo era atacado por tres lobos. El jabalí hizo poner pies en polvorosa al trío lobero que le atacó. ¡Cómo para ir a esterilizar a ése!

«La caza no se va a abolir por mucho que griten estos talibanes animalistas, porque es una herramienta medioambiental imprescindible para regular poblaciones».

que en exceso producirán daños que pueden ser inconmensurables, y en caso de saturación y plaga, además, acabarán autodestruyéndose y desapareciendo. ¿Acaso esos animalistas no saben esto? Creo que no.

Parece absurdo que se nos insulte y se pida que no cacemos y aceptemos otra caza llamada eufemísticamente ‘control poblacional’, que hacen funcionarios que cobran del erario público por los mismos resultados por los que nosotros pagamos mucho dinero. Esto forma parte de la irracionalidad y el esperpento de los animalistas (3). Por otro lado, la caza es un derecho al ocio de quien la practica, sirve de alimento y genera mucha riqueza: se estima en ese estudio económico citado (1) que la caza genera en España tres mil seiscientos treinta y seis millones de euros.

Los problemas del exceso de jabalíes

Es mi intención apuntar someramente los problemas del exceso de jabalíes, excepto en una faceta, la sanitaria.

Accidentes. Las capturas no suelen ser directamente proporcionales a los accidentes, por lo cual, la situación ha sido hasta hace poco tiempo muy injusta para algunas comunidades. En Castilla y León se producen un tercio de los accidentes provocados por el jabalí y las capturas sólo representan el 10,16 %. En Galicia, con el 18 % de los accidentes, solamente aprovechan el 4,36 % de los jabalíes cazados.

En 2014 el número de conductores españoles fue de 26.217.202, el de vehículos de 30.976.047 y el de kilómetros de carreteras interurbanas 166.284.

«En un año hubo en España 17.234 accidentes contra animales; de estos accidentes, 5.480 fueron provocados por los jabalíes, según una publicación de la revista 213/2012 Tráfico y seguridad vial».

Las poblaciones de jabalíes en España, que pueden coincidir en el momento inoportuno en la carretera con esos vehículos o con otros tantos que conducen los extranjeros, no son conocidas.

Existe entre cazadores una especie de regla nemotécnica por la que se estima groso modo el número de jabalíes que hay en un territorio en función de los que se cazan, que es el dato que estimamos con más precisión. Se dice entre jabalineros que de los jabalíes de un territorio sacamos un tercio de las existencias y de ese tercio abatimos una tercera parte. Si atendiéramos a este comentario, multiplicando por nueve las capturas nos acercaríamos a las posibles existencias de jabalíes, en ese año, que superarían los dos millones y medio. 

Las posibilidades de coincidir vehículo y jabalí en una carretera cada vez tiene más probabilidades, porque los dos factores que lo hacen posible crecen anualmente y, aunque en el caso de los coches no es exacto, hay 200.000 vehículos menos, pero son dos años más viejos y propensos al accidente.

En un año hubo en España 17.234 accidentes contra animales; de estos accidentes, 5.480 fueron provocados por los jabalíes, según una publicación de la revista 213/2012 Tráfico y seguridad vial. La culpabilidad en el ámbito nacional se distribuye de esta manera: jabalíes (32%) cérvidos (22%) y cánidos (25,8 %). Estos datos no habrán variado sustancialmente en los tres años que han pasado hasta la temporada 2014-15 que es la última de nuestra estadística.

Coste de un accidente. Hay dos formas de acercarnos al valor de los siniestros que provocan las especies de caza: uno es teniendo en cuenta la valoración de la mutua de seguros de los cazadores, Mutuasport, para un seguro que ampara estos siniestros que se producen en el coto contra especies cinegéticas –seguro de cotos–, y otro el que utiliza la DGT, con una valoración muy específica en el que incorpora un concepto de valor de una vida, que siempre nos había parecido invalorable.

Tenemos datos medios sobre los accidentes amparados por el seguro de cotos de Mutuasport que ha habido en estos cuatro últimos años desde 2013 hasta agosto de 2016.

Nos dicen que en el caso de siniestros con muerte o heridos graves las indemnizaciones se han disparado. El cálculo sobre los costes económicos llamados directos: costes médicos, de reparación o reemplazo de los vehículos dañados y costes administrativos, etc., tienen un valor material medio por siniestro que está alrededor de 1.600 euros. Un accidente con lesionados –víctimas leves, graves y muertos– tiene un coste medio de unos 6.500 euros.

Ahora mismo la responsabilidad por un muerto, tanto si es por siniestro con responsabilidad en el seguro de cotos, como si lo es por el de responsabilidad civil del cazador (que no viene a este caso) puede acercarse a los cuatrocientos mil euros, por lo que no debería haber ningún seguro de cotos o de RC que amparara menos de esa cantidad.

Siguiendo la serie de accidentes por irrupción de animales 2007-2012 de la Tabla 2 (página anterior) y dado que se han venido incrementando los siniestros alrededor del 10% anual, podremos estimar que en 2014 se habrán producido unos 23.000 accidentes contra animales, especialmente especies de caza y que el 32% de ellos habrán sido contra los jabalíes, por lo que podemos estimar que ese año se han producido alrededor de 7.300 siniestros contra jabalíes. De aquellos 23.000 accidentes totales contra especies de caza, unos 22.100 habrán sido sólo de daños y unos 870 con víctimas y, de estos, 745 heridos leves, 112 heridos graves y 13 muertes.

Los futuros siniestros van a mantener una línea ascendente, como lo ha sido en estos años contrastados, a pesar de que los accidentes mortales en carretera han disminuido año tras año, gracias a los controles y a la mayor responsabilidad de los conductores que, sin embargo, nos quedamos sin saber reaccionar cuando un jabalí irrumpe en una carretera, pues los accidentes contra animales cada año van a más.

Creo que es bueno publicar estos datos estimados pero aproximados, pues de 2007 a 2011 son oficiales y decirlo a voces para que se entere esta sociedad de que esos siniestros podrían ser muchas veces mayores, y no lo son gracias al control que ejerce la caza

En el año 2011 la Dirección General de Tráfico en colaboración con la Universidad de Murcia, estimó los costes asociados a los accidentes de tráfico con víctimas, utilizando ‘el método de disposición al pago’.

Como resultado, un fallecido supondría un coste de 1,4 millones de euros, incluyéndose dentro de este coste los directos e indirectos (gastos médicos, administrativos,…) y el precio actuarialmente justo asociado a las primas que estaría dispuesta a pagar la sociedad por disminuir el riesgo de morir en un accidente de tráfico, conocido como el valor de una vida estadística (VVE). De la misma forma se calcularon los costes asociados a un herido hospitalizado en 219.000 euros y a un herido no hospitalizado en 6.100 euros. Estas valoraciones se han actualizado por la DGT, según publicación sobre 2014, tomando como referencia 2011 con la variación nominal del Producto Interior Bruto (PIB) per cápita, de forma que un fallecido supuso este año 2014 un coste de 1,408 millones de euros, un herido hospitalizado 220.329 euros y un herido no hospitalizado 6.137 euros.

De los 7.300 siniestros contra el jabalí estimados en 2014, según los porcentajes y las calificaciones utilizadas en 2011, habrán producido sólo daños 7.040 accidentes y habrán tenido víctimas 276, que se habrán saldado con 236 heridos leves, 36 heridos graves y 4 muertes.

Daños a la agricultura

De los estragos agrícolas de los jabalíes en los grandes maizales y en cualquier cultivo algo sensible no voy a decir lo que oímos a diario.

Me hace gracia cuando las autoridades, los agricultores, la gente de los pueblos piden por favor a los cazadores que cacemos más porque están concienciados con la labor que hacemos de control de cierta fauna y nos consideran muy necesarios, pero no he oído a ninguno de esos colectivos, que reconocen a la caza como salvadora, decirlo cuando salen algunos energúmenos en prensa, radio o TV y nos llaman perrerías. Nosotros tampoco hacemos mucho en ese campo de la réplica; replicar no debe ir con nosotros…

Daños a la ganadería

No voy a hablar de lo que hacen los jabalíes con los nidos de perdices y otras aves protegidas de nidificación terrestre, ni de lo que hacen en las gazaperas (se ha hablado de un hecho datado en el que un jabalí tenía en el estómago más de veinte gazapos), ni con unos lebratos.

Creo que el peligro potencial y el peor daño, después de los accidentes en carretera, es el que puede producir el jabalí a los humanos y más fácilmente a la ganadería porcina y de otras especies, con sus ‘pestes’, enfermedades y contaminaciones.

Como aparezcan ciertas enfermedades en las ganaderías porcinas o en una zona española, no vendemos un jamón más en el mundo, a pesar de nuestra  calidad. Como quiera que este tema de la sanidad animal y las zoonosis, epizootias y pandemias, quien sabe de ellas es el mundo de la veterinaria, pues a ése he recurrido. Mi amigo el doctor José A. Pérez me ha mandado una relación de las enfermedades más comunes y peligrosas del jabalí, que potencialmente pueden trasmitirse al hombre y al ganado. Lo transcribo, tal cual, en el cuadro adjunto siguiente(4). CyS

Tablas 1 y 2

El jabalí como principal reservorio silvestre de enfermedades que afectan al ganado doméstico y al hombre

El jabalí se considera en Europa como el principal reservorio de enfermedades que afectan a especies de ganadería, así como de zoonosis (enfermedades transmitidas de los animales al hombre y viceversa). Los riesgos sanitarios que conlleva el jabalí para las especies domésticas se deben a que es el ungulado con distribución más amplia, a su facilidad de contacto con fauna doméstica y hombre, a su carácter omnívoro, oportunista, gregario y social, y a ser receptivo a enfermedades infecciosas y parasitarias del cerdo. En el Plan Nacional de Vigilancia Sanitaria en Fauna Silvestre, para controlar las enfermedades en cuya epidemiología la fauna silvestre tiene un papel importante, se señala la vigilancia de:

– Peste porcina clásica (PPC). Enfermedad propia de los suidos provocada por un pestivirus. Erradicada en España, pero en vigilancia. El jabalí se presupone reservorio de la enfermedad y en diversos países de la UE se ha documentado la relación epizootiológica entre la población salvaje de jabalíes y muchos de los focos de PPC.

-Peste porcina africana (PPA). Enfermedad propia de los suidos provocada por un pestivirus. Oficialmente erradicada en España desde 1995, pero endémica de países africanos. En Europa existen referencias de casos positivos en la década de 1980, y focos aislados, pero con una preocupación creciente en la Europa del Este tras la aparición de casos recientes en Bielorrusia, Polonia, Rusia y Letonia.

-Enfermedad de Aujezsky (AUJ). Provocada por un Herpesvirus tipo I. De distribución mundial y uno de los grandes problemas sanitarios del sector porcino. Puede afectar a otras especies de animales, si bien produce su muerte y sólo los suidos la transmiten. Se mantiene como infección latente toda la vida del cerdo, pero en situaciones de inmunodepresión puede reactivarse y pasar a fase aguda, momento en que el animal afectado elimina de nuevo el virus. Hay casos de prevalencia de la enfermedad en jabalíes en países de Europa y diversas regiones españolas.

– Enfermedad vesicular porcina (EVP). Enfermedad propia de los suidos, que puede afectar al hombre, provocada por un enterovirus. En los últimos años en Europa tan sólo se han declarado focos en Italia, donde se considera endémica, y en Portugal. En España la única vez que se detectó fue en 1993 en animales domésticos, no en jabalí.

– Tuberculosis (TBC). Producida por Mycobacterium avium, si bien también se encuentran casos provocados por otras especies, siendo considerado el jabalí como el principal reservorio silvestre de Mycobacterium bovis, causante de la tuberculosis en vacuno. A nivel mundial hay numerosos datos de prevalencia de tuberculosis entre jabalíes y otros suidos silvestres. La OIE publica que en los diez últimos años se ha diagnosticado tuberculosis en fauna silvestre en un 22% de los países. Lesiones compatibles con tuberculosis se encuentran con facilidad en los jabalíes en España, en cavidad abdominal y ganglios linfáticos mesentéricos y mediastínicos.

-Brucelosis porcina (BRU). La brucelosis por Brucella suis afecta al cerdo y a otras especies silvestres, domésticas e incluso al hombre. Distribución mundial, y en Europa y España existen resultados de prevalencia de la enfermedad en jabalí, principal reservorio de al menos tres biovares: B1, B2 y B3 (suidos). Se asocia al incremento de explotaciones porcinas extensivas y a la elevada densidad de jabalí.

– Salmonelosis. No existen resultados de estudios de campo sobre salmonelosis en jabalí, pero dada la importancia de la salmonelosis porcina en explotaciones ganaderas no se descarta la posibilidad de transmisión entre explotaciones, con el jabalí como portador.

– Triquinosis. Enfermedad parasitaria causada por Trichinella spiralis. En el ser humano se adquiere por consumo de carne parasitada de cerdo o jabalí. Los síntomas suelen aparecer a los diez días de ingerido el parásito, con trastornos gastrointestinales, diarrea, vómitos, fiebre elevada hasta 41ºC, inapetencia y cólicos, seguidos de dolores musculares y edemas de párpados. Los trastornos musculares suelen durar diez días en infecciones leves; en las más severas pueden durar uno o varios meses e, incluso, llevar a la muerte de la persona afectada.

Además de estas enfermedades, bajo control oficial, habría otras también con interés sanitario debido a la implicación del jabalí:

– Fiebre aftosa (FA). También llamada glosopeda, está causada por un aphtovirus, con 7 serotipos diferentes y numerosos subtipos.

-Estomatitis vesicular (EV). Enfermedad propia de los suidos, que también puede afectar al hombre, provocada por un vesiculovirus.

– Paratuberculosis (PTC). Provocada por Mycobacterium avium paratuberculosis, se trata de una enfermedad crónica con importantes pérdidas económicas directas en la ganadería doméstica. En un estudio español resultó positivo un ejemplar entre los 73 jabalíes muestreados (Albacete y Andalucía) a la búsqueda de la enfermedad.

-Leptospirosis (LEP). Está causada por Leptospira interrogans, con hasta 220 serovares de distribución mundial, que pueden afectar a numerosas especies, incluido el hombre. Su importancia reside en la posibilidad de transmisión entre jabalí y cerdos mantenidos en sistemas extensivos.

– Parvovirosis porcina (PAP). Está provocada por un parvovirus. Produce en las explotaciones porcinas importantes pérdidas reproductivas, con momificación fetal y abortos, padeciéndola el jabalí de igual forma, y pudiéndola contagiar a cerdos domésticos en explotaciones extensivas.

José Antonio Pérez Garrido

Referencias bibliográficas:

(1)Garrido, J. L. 2012. LA CAZA, SECTOR ECONÓMICO. Valoración por subsectores. FEDENCA-EEC, Madrid, 24 pp.

(2)Garrido, J. L. ANIMALES NO HUMANOS. Revista Federcaza Nº 366. (Junio 2016, pp. 10 a 14) y web Club de Caza: http://www.club-caza.com/articulos/840garrido.asp

(3)Garrido, J. L. ANIMALISTAS Y EL PRESTIGIO DE SER CAZADOR. Revista Federcaza Nº 357. (Setiembre 2015, pp. 6 -10) y web Club de Caza: http://www.club-caza.com/articulos/810garrido.asp

(4)Pérez, J. A. EL JABALÍ COMO PRINCIPAL RESERVORIO SILVESTRE DE ENFERMEDADES QUE AFECTAN AL GANADO DOMÉSTICO Y AL HOMBRE. Resumen. (Septiembre 2016. 3pp)

Por José Luis Garrido Martín, presidente honorífico de la FC CyL  Fotografías Redacción

 

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