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Grandes monterías. El secreto del éxito

Capitanes, postores, monteros, rehaleros con sus perros, guardas, batidores y muchos otros dan lugar a una de las modalidades cinegéticas españolas más auténticas, características y seguramente más antiguas.

Año tras año son miles los que esperamos con enorme ilusión la llegada del otoño para volver a disfrutar de momentos inolvidables en compañía de amigos y conocidos en busca del lance soñado ante el mejor de los trofeos.

Para conseguir alcanzar este momento no son pocos los que trabajan y se esfuerzan a lo largo de todo el año para que la mancha esté perfecta, llevando a cabo un sinfín de actuaciones.

Una gran montería debe ser como una orquesta sinfónica, todos deben ocupar su lugar en el momento justo y comenzar a actuar cuando el director ordena el inicio. Sólo así las sinfonías sonarán como los grandes maestros las pensaron y compusieron y será, entonces, cuando el público pueda deleitarse con el éxito de un concierto inolvidable.

«No suele haber, por desgracia, recetas mágicas que en gestión de caza logren resultados espectaculares a corto plazo y aquellos que tratan de buscar esta vía suelen recurrir a actuaciones que, a buen seguro, más pronto que tarde, acabarán trayendo problemas a las poblaciones locales de especies cazables o al propio entorno».

Para que los acordes suenen a gloria y la entrada de cuerdas sea armoniosa con los instrumentos de viento, o la percusión arranque a tiempo, son muchos los meses que los músicos trabajan sin descanso para afinar violines y clarinetes, memorizar partituras, preparar asientos y ubicaciones y alcanzar esa complicidad imprescindible con su director para que, con un leve toque de varita, un cambio en la dirección de su brazo o un mínimo gesto con su cabeza, todos entiendan lo que tienen que hacer y eso suponga ese matiz imprescindible para que el concierto alcance el sumun.

En el caso de las monterías ocurre lo mismo, no son pocos los que año tras año se juntan, en ocasiones alarmados o casi obligados por agricultores que ven preocupados como los jabalíes aumentan imparables y causan cada vez más daños en sus cosechas, o por ganaderos que, cansados de detectar animales positivos a las enfermedades entre sus rebaños, echan la culpa a la fauna silvestre como causante de todos los males, por no hablar de la propia Administración que, por desgracia, no siempre actúa para el bien de la caza y de los cazadores.

Sin embargo, a pesar de todo ello y de las sensaciones previas de que el monte está cargado hasta las trancas de reses, llega el día de demostrarlo y los resultados son casi ridículos. Los jabalíes y ciervos parecen haber sido tragados por la tierra el día anterior a la celebración de la montería y los monteros acaban adquiriendo un importante cabreo por haber tenido que participar en una cacería sin ningún éxito. No queremos condenar ni mucho menos a los organizadores de esas monterías que, a buen seguro, al menos en muchos casos, ponen su buena intención y tratan de que todo salga lo mejor posible, viéndose tan sorprendidos y contrariados, incluso más, que muchos de los cazadores airados, con la respuesta del monte.

Sin embargo, a pesar de que la buena voluntad es imprescindible para que todo ruede con orden y armonía, no es menos cierto que es esencial contar con los conocimientos básicos para llevar a cabo una buena gestión previa e, incluso, el mismo día de la montería, para que todo salga bien y la mancha dé de sí todo lo que representaba.

«Una gran montería debe ser como una orquesta sinfónica, todos deben ocupar su lugar en el momento justo y comenzar a actuar cuando el director ordena el inicio».

Como hemos apuntado, la montería, en el amplio sentido de la palabra, es una de las modalidades cinegéticas más antiguas, con evidencias que indican que ha sido practicada desde hace cientos de años. A pesar de ello no son tantos, sobre todo en determinadas zonas de España con menor tradición montera, los que cometen los mismos errores año tras año y fracasan en el intento de complacer a los asistentes a sus cacerías.

Habitualmente, en el caso de las grandes monterías, en fincas o cotos bien gestionados, el jabalí es un seguro que nunca falla y allí donde es posible cazarlo, ciervos e, incluso, muflones o gamos, lo acompañan de manera exitosa, garantizando unas buenas juntas de carnes. Probablemente, en estas condiciones, el problema principal sea, ahora, cubrir todos los puestos. La crisis, a pesar de que, por suerte, parece estar dejándonos atrás tímidamente, aún colea entre los aficionados a la caza y sigue afectando también al sector, siendo aún muchos los que no pueden asumir su participación como hace unas temporadas.

Sin embargo, en numerosos cotos sociales que organizan sus monterías o batidas cuando son menos los puestos que participan, los resultados al final del día no son los deseados. Se tienen que conformar con no más de media docena de guarros si la cosa va bien, cuando en buenas condiciones podrían haberse matado más de 20 o 30 ejemplares.

¿Dónde está el secreto?

¿Qué sucede? ¿Por qué no se alcanza el éxito esperado en estas condiciones?

No suele haber, por desgracia, recetas mágicas que en gestión de caza logren resultados espectaculares a corto plazo y aquellos que tratan de buscar esta vía suelen recurrir a actuaciones que, a buen seguro, más pronto que tarde, acabarán trayendo problemas a las poblaciones locales de especies cazables o al propio entorno.

«Prácticas sencillas como no organizar la montería si en el entorno hay cultivos de maíz y estos no se han cosechado aún, pueden ser determinantes para garantizar el éxito de la jornada».

Nos referimos a las sueltas ilegales de jabalíes, fundamentalmente, que aún se siguen intentando, olvidando muchas veces que esos animales no cuentan con garantías genéticas, sanitarias o de bienestar animal, siendo una bomba que puede explotar en cualquier momento. Lejos de eso se encuentran los manejos más o menos intensivos que algunos propietarios y gestores realizan en sus fincas y cotos con reses controladas genética y sanitariamente, y que son perfectamente lícitas, legales y fruto del trabajo de muchos años de selección y esfuerzo.

En general, cuando las monterías fracasan, debemos pensar que las causas pueden analizarse a largo plazo o a corto plazo, normalmente siendo el fracaso fruto de la suma de ambas que, en mayor o menor medida, pesan sobre el resultado final.

Estas causas pueden verse reforzadas o ser directamente debidas únicamente a la falta de experiencia en terrenos tradicionalmente de menor. Estos cotos, con el abandono del medio rural y el cambio los usos agrícolas y forestales tradicionales, o por políticas forestales desmesuradas basadas en repoblaciones de pino masivas que han provocado el espesamiento del monte, están sufriendo el crecimiento de las poblaciones, principalmente de jabalíes y predadores en detrimento de perdices, conejos o liebres.

La montería a lo largo del año

A pesar de que la montería se lleva a cabo en una sola jornada, una de las claves del éxito es la constancia y el trabajo en la mancha a lo largo de todo el año.

Entre las medidas a tener en cuenta destacan las que apuntamos a continuación, que suelen pasar por contar con la participación de un servicio de guardería profesional encargado de la vigilancia y de la ejecución de las labores de gestión del terreno:

El descanso del monte. Éste será un factor fundamental y que casi nunca se respeta. A pesar de que las jabalinas crían durante prácticamente todo el año, son el final del invierno y la primavera los momentos de mayor intensidad.

Como consecuencia de esto es importante la tranquilidad para que las camadas sean amplias y las poblaciones se consoliden. Además, este descanso se debe prolongar en lo posible y, sobre todo, ser especialmente cuidadosos a partir del verano, tiempo próximo ya al inicio de la temporada y en el que los animales deben fijar sus territorios allí donde nos interesa.

«Un abuso de esperas nocturnas, aguardos al lobo donde los hay, recechos, la caza menor en periodos previos a la montería… molestarán a los animales».

Por eso, algunas actividades como un abuso de esperas nocturnas, aguardos al lobo donde los hay, recechos, la caza menor en periodos previos a la montería… molestarán a los animales que, probablemente, se marcharán en busca de esa tranquilidad que no les ofrecemos. Hay manchas que no deberían tocarse hasta el mismo día de la montería, e incluso, en ocasiones, habría que dejarlas descansar algún año.

El agua y la comida. Es importante también que los jabalíes cuenten con agua y con comida en el monte, de manera que, por un lado, favorezcamos una buena reproducción y, por otro, evitemos que se marchen a otros lugares más propicios. Es necesario igualmente contar con una adecuada red de ‘bañas’, naturales o artificiales, y mantenerlas sobre todo durante los meses de mayor calor. Siembras para la caza con cebada, centeno o avena mezclada con veza o alfalfa y algunos desbroces estratégicos serán fundamentales también, por un lado, para alimentar a los animales y, por otro, si se hace bien, facilitar lugares donde colocar los puestos el día de la montería. De otra parte, estas medidas bien distribuidas por el coto pueden ayudarnos a reducir conflictos por daños en cultivos o, incluso, por accidentes en carreteras que atraviesen nuestros terrenos.

Conocer la gestión agrícola y el hábitat del entorno. Nos referimos principalmente a las zonas de maíz, los cultivos de regadío cercanos a las manchas y la presencia o no de riberas, entre otros, puesto que los guarros son capaces de desplazarse unos cuantos kilómetros en busca de frescor, alimento y refugio en determinados momentos del año. Por eso, prácticas sencillas como no organizar la montería si en el entorno hay cultivos de maíz y estos no se han cosechado aún, pueden ser determinantes para garantizar el éxito de la jornada.

La montería a corto plazo

Una vez que se acerca la fecha de la montería tenemos que cuidar otros factores fundamentales que marcarán el éxito o el fracaso: 

El planeamiento, la ubicación y número de los puestos. Es vital conocer bien el monte y las querencias de los animales, elegir bien las manchas y planear todo lo relacionado con la organización de la montería. Aspectos como dónde colocar los puestos, cuántos, a qué distancia, cómo llegar a ellos, o dónde soltar los perros serán fundamentales.

La presencia de caminos o cortafuegos, los vientos dominantes, la distribución de las manchas y los límites del coto serán vitales. Un pequeño error puede transformar un gran día en un fiasco, eso lo saben bien gestores y organizadores.

Conocer el calendario de monterías de los cotos del entorno. No siempre se tiene en cuenta es el calendario montero de nuestros vecinos. Si en manchas próximas se celebran monterías pueden mover a ‘nuestros’ animales o, incluso, hacer que los ‘suyos’ lleguen hasta nuestro coto.

La elección de rehalas. Uno de los factores clave para alcanzar el éxito es la elección de las rehalas. Deben ser profesionales y, además, es importante no escatimar en número de perros y perreros. Tenemos que evitar usar nuestros perros o los de los amigos si éstos no están acostumbrados, porque, entonces, muchos jabalíes se quedarán en la mancha o darán la vuelta antes de llegar a los puestos.

  La organización, colocación de puestos y suelta de perros. Otro aspecto crucial se centra en el día de la montería, la agilidad en la organización, la colocación de los puestos y el momento, hora y lugar de suelta de los perros. Es necesario que los postores elegidos conozcan bien los puestos, las vías de acceso y, sobre todo, que se hagan respetar. Además, el orden de colocación de armadas va a ser determinante y no siempre se tiene en cuenta: los cierres primero para evitar que los jabalíes salgan de la mancha y, después, el resto de traviesas.

Con estas sencillas normas que, en su mayoría, se basan en el sentido común, lograremos que los éxitos aumenten y que podamos disfrutar de grandes jornadas monteras, a las que tan sólo hay que añadir un ingrediente más y que nunca debe faltar: el máximo respeto por la seguridad. CyS

Por Carlos Díez Valle y Carlos Sánchez García-Abad – Equipo Técnico de Ciencia y Caza (www.cienciaycaza.org).   Fotografías: Redacción

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