Si consideramos la caza como un aprovechamiento sostenible de un recurso natural, es necesario conocer el total de individuos cinegéticos que habitan nuestro acotado. Para ello existe un conjunto de técnicas censales que nos permitirán realizar una estimación de la abundancia y, por tanto, calcular el cupo cinegético.
Estas estimaciones se realizan normalmente en primavera, sobre todo en perdices, cuando se produce el emparejamiento de los congéneres además de que son más activas.
Este cálculo estimatorio de abundancia de poco serviría si no se corroborara con sucesivas observaciones de las poblaciones en los momentos de anidamiento, cría y, sobre todo, tras el periodo estival, en el que se formarán los bandos suprafamiliares que nos animan cinegéticamente antes de empezar las ansiadas jornadas de caza.