No son pocas las enfermedades que pueden afectar a las especies cinegéticas, con incidencia y repercusión muy diferente según los animales a los que afectan y su trascendencia sobre la cabaña ganadera doméstica o las personas.
Frente a ellas, los cazadores ocupamos la primera línea de acción, ya sea como mecanismo de información, vigilancia, prevención y control, aunque, por desgracia, no siempre la sociedad nos reconoce como debiera dicha labor. Tampoco debemos olvidar que nuestra salud puede exponerse a ciertos riesgos cuando manipulamos animales cazados que pueden estar afectados por alguna enfermedad transmisible al ser humano