Con todo el respeto, por supuesto, a esas antiguas zonas conejeras que llevan tiempo con telarañas en las bocas de las huras, lo cierto es que en otras, las que frecuentamos, este año son una auténtica ‘parva’ y se están comiendo hasta los abrojos…
Al cierre de esta adelantada edición –que aprieta el verano y nos queremos ir de vacaciones– se siguen declarando zonas de emergencia cinegética –concretamente en varias zonas de Andalucía– y no hay forma de controlarlos… y, claro, la rascaera que se va producir en las faltriqueras de las sociedades, por daños, va a ser de las que hacen época. Eso sí, parece que sarna con gusto no pica, porque, en las citadas zonas en las que nos movemos, cinegéticamente hablando, las manchegas tierras toledanas, muchos, demasiados, están como locos porque desde el cierre de la general, allá por los gélidos amaneceres de febrero, ¡aún no han tenido tiempo de limpiar las escopetas!