Abril… el mes corcero. Superado el cierre de temporada, los muchos amantes del ‘duende’ velan armas y se preparan para dar cuenta de los miles de corzos que pueblan nuestros montes. Vamos a decirles, dónde, cuándo y cómo…
Ya han pasado unos cuantos años desde que vi mi primer corzo, allá por los ochenta, en medio de una nevada en la sierra madrileña. En aquellos tiempos la especie estaba empezando a salir de años de escasez causados por una ausencia de control en su caza.
Las nuevas leyes aparecidas a primeros de los setenta, unidas al cambio en los usos del campo, con abandono de las tradiciones que aprovechaban el monte, tuvo como consecuencia una explosión demografía de la que hemos disfrutado todos.