
Cualquier amante de la caza mayor habrá soñado alguna vez con tener la ocasión de realizar un lance sobre el rey de las cumbres, el macho montés, una especie apasionante, casi única y endémica, esto es, originaria de la península Ibérica, que en los últimos años está alcanzando un triste protagonismo y no precisamente siempre por cosas positivas.
Su caza es atractiva por numerosos motivos: el entorno en el que se practica, la exclusividad de la especie, la oportunidad del lance y la dificultad de todo el proceso son ingredientes que, a aquel que ha tenido la oportunidad de acercarse a un gran macho, harán que no sea sencillo borrárselo de la mente y no digamos ya si consigue rematarlo con éxito.
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