En la prensa

El conejo, pieza clave y frágil del monte mediterráneo

Fuente: elpais.com

Más de treinta especies de fauna dependen del conejo en el ecosistema peninsular por excelencia, el monte mediterráneo. Zorro, meloncillo, gato montés, tejón, gineta, águila-azor perdicera, buitre negro, jabalí y búho real, pero sobre todo dos especies catalogadas en peligro de extinción, el águila imperial ibérica y el lince ibérico, tienen al conejo de monte como principal componente de su dieta. Es, por tanto, un elemento esencial de las redes tróficas de numerosos hábitats, a la par que un recurso cinegético de primer orden en buena parte del territorio. El conejo es la principal pieza abatida dentro de la caza menor, con casi siete millones de ejemplares por temporada. Por todos estos motivos es prioritario para la conservación de la especie atajar tanto el nuevo brote detectado de una variante del virus de la enfermedad hemorrágica vírica (EHV) como la interacción negativa con cultivos por altas densidades de conejos.

 

En un comunicado conjunto WWF, SEO/BirdLife y Ecologistas en Acción señalan que el origen de esta nueva cepa, detectada en verano de 2010 en varias granjas de cunicultura, está en Francia. En 2011 se descubrió en granjas del norte de España y posteriormente se extendió a otras del este y el centro. También ha aparecido en conejos silvestres ubicados en cercados experimentales en Aragón. Carlos Calvete, investigador de la Unidad de Sanidad Animal del Centro de Investigación y Tecnología Agroalimentaria de Aragón y especialista en epidemiología del conejo, adelanta que “la incertidumbre que representa a medio plazo esta nueva variante es grande, pues con la información actual no sabemos si será un leve accidente o supondrá un nuevo descenso en las poblaciones de conejo en España”.

Desde la Real Federación Española de Caza (RFEC) confirman igualmente la afección en granjas y la singularidad de que también ataca a los gazapos, según el seguimiento que realizan el Instituto de Investigación en Recursos Cinegéticos y la Fundación para el Estudio y la Defensa de la Naturaleza y la Caza. Santiago Ballesteros, secretario general de la RFEC, afirma que “no está científicamente probado que la mutación del virus haya llegado a poblaciones silvestres, pero conviene estar alerta por los graves problemas que puede ocasionar».

Debido a la mala experiencia de anteriores enfermedades, las ONG exigen actuar ya. Desde los años cincuenta hasta finales del pasado siglo, tanto la mixomatosis como la EHV llegaron a eliminar al 70% de las poblaciones de conejos de monte, comprometiendo la conservación del lince y el águila imperial. Fue el momento de actuar con medidas de control de las poblaciones, ensayos de vacunas e incluso se demandó una estrategia nacional de conservación del conejo silvestre y su inclusión como especie vulnerable en el Catálogo Nacional de Especies Amenazadas, como se demanda en el Atlas y Libro Rojo de mamíferos terrestres de España.

Las tres asociaciones ecologistas que han dado la voz de alarma vuelven a pedir la aprobación de esa estrategia nacional. Pero también piden localizar las granjas afectadas y analizar la dimensión de la afección y su evolución a medio-largo plazo; implementar medidas de control para evitar el contagio entre granjas y entre acotados cinegéticos; controlar el estado sanitario de los conejos que se autoricen para hacer repoblaciones y/o sueltas; y establecer en todas las comunidades autónomas una red de vigilancia que permita la alerta temprana de posibles focos.

Antes de que este nueva variante de la EHV apareciera, y tras un período de relativa tranquilidad, el conejo volvió a los titulares debido a las quejas de agricultores. Cultivos principalmente de Castilla y León, Castilla-La Mancha y Murcia han sufrido en los últimos tres años visitas frecuentes que han destrozado “la mitad de la cosecha de brócoli, lechugas, pimientos y otras hortalizas”, advierten agricultores murcianos. Ramón Pérez de Ayala, técnico de WWF del proyecto Life+ Iberlince, corrobora que “la sustitución del mosaico vegetal que formaban el monte mediterráneo, linderos y áreas de siembra por un crecimiento mayor del área de monte y la intensificación de la agricultura, ha roto el equilibrio en el que se movían tanto el conejo como sus predadores”. Los depredadores no entran en grandes cultivos donde no tienen a mano refugio.

En abril de 2010, otro proyecto Life (Conservación y reintroducción del lince ibérico en Andalucía) organizó el II Seminario Internacional sobre el Conejo Silvestre, en el que se pusieron en común las últimas experiencias e investigaciones sobre la conservación de esta especie. Entonces se concluyó que “en zonas de altas densidades, en las que se constaten daños a la agricultura, podría recomendarse que los períodos hábiles de caza se amplíen, concentrando las capturas en la época de mínimos, respetando y haciendo compatible el control poblacional con la conservación de las especies cinegéticas y amenazadas”. Pedro Martínez, miembro del Comité Ejecutivo de la Unión de Pequeños Agricultores de la Región de Murcia, confirma que así se hizo en el valle de Guadalentín y otras zonas de esta Comunidad Autónoma: “las medidas han parado el problema de de momento, pero algunos de nosotros nos hemos gastado más de 2.000 euros en vallados y la sequía, que es cada vez más recurrente, impide que crezcan las hierbas en los alrededores y los conejos acaban en los cultivos”.

 

En las conclusiones del seminario mencionado se proponen, más allá de las medidas coyunturales, otras que pueden aplicar los agricultores, especialmente con el refuerzo de las medidas agroambientales de la PAC, como la creación de cultivos diana (aquellos que favorecen la disponibilidad de alimento para el conejo), la reducción de la utilización de fitosanitarios, respetar las islas de vegetación, linderos, etc. Además, hay que gestionar bien tanto las altas como las medias y bajas densidades de conejo (el seminario habla de reducir la presión cinegética), donde un rebrote de la EHV sería muy perjudicial. Santiago Ballesteros defiende que “no hay presión cinegética en zonas de baja densidad porque no merece la pena acudir a ellas teniendo otras con alta densidad”. Pérez de Ayala advierte de que “en la sierra de Andújar hemos logrado que el lince ibérico amplíe su superficie de distribución gracias a la recuperación de zonas donde hay buenas poblaciones de conejo (depende de ella hasta en un 95% en época de cría), pero en cuanto baje su población seguro perdemos territorio para el felino”.

 

 

 

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