En la prensa

Los furtivos que visitan Sierra Espuña disparan desde el coche

Fuente: laverdad.es

Circulan por las carreteras y disparan desde el coche. De esta forma vil y cobarde actúan los furtivos que acuden al parque natural de Sierra Espuña. Así quedó de manifiesto el pasado viernes, cuando agentes de Medio Ambiente de la Comunidad Autónoma fueron alertados de la presencia de furtivos en la zona de Los Quemados, a dos kilómetros de la pedanía alhameña de El Berro.

 

Sin perder ni un segundo, los agentes emprendieron un dispositivo de búsqueda y encontraron una pieza abatida junto a la carretera de la casa forestal de Los Quemados. Se trataba de un ejemplar de arruí, un macho de siete años de edad, que recibió un disparo desde la carretera con un fusil de caza. Lo hicieron con el fin de obtener la cabeza como trofeo. Esta práctica ilegal también afecta a los muflones. El animal quedó tendido en la carretera, mientras que agonizaba de dolor fruto del disparo que había recibido en la barriga. El cuerpo del animal, que no llegó a ser decapitado por los furtivos, fue retirado por los agentes y depositado en una zona de la montaña donde las rapaces suelen comer, como es el caso de las águilas.

El modo de operar de los furtivos que acuden a Sierra Espuña consiste en circular por las carreteras del parque y aprovecharse de que los animales acuden a la orilla de la carretera a comer hierba fresca, que nace tras los habituales desbroces que se realizan en estas carreteras.

Desde su posición privilegiada en el interior del vehículo y dado este tipo de animales no son huidizos, una vez localizada la pieza le disparan a sangre fría sin moverse del asiento. Entretanto, aguardan por la zona mientras que se desangra el animal y la retiran una vez entrada la noche.

Fuertes sanciones

El parque natural es un espacio abierto y sin control de acceso, por lo que es muy fácil que se cometan este tipo de actos con impunidad. En la actualidad, el número de agentes en Sierra Espuña es de cinco, además de un agente adscrito a la sección de control de incendios, para un parque de 25.000 hectáreas de terreno, lo que hace muy difícil el control sobre los cazadores furtivos que, en el caso de ser pillados, se enfrentan a sanciones administrativas que pueden alcanzar hasta los 14.000 euros.

 

A esta falta de medios humanos, se suma que recientemente falleció uno de los agentes adscritos al parque y su plaza no ha sido cubierta, destinándose la misma a una unidad de caza de la Región.

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