En la prensa

Territorio de ‘montesas’

Fuente: ElIDealDigital – 25/04/2012

Cada día se hacen más osadas y se acercan sin temor a las proximidades de los núcleos urbanos. La Capra pyrenaica hispanica, conocida por todos por el nombre de cabra montés, se ha convertido en una seña de identidad de las sierras granadinas.

Los censos realizados por la Junta de Andalucía indican que la población actual estimada (no se puede conocer con exactitud al tratarse de animales que viven en libertad), es de aproximadamente 23.800 ejemplares, que en su mayoría viven en el territorio del Espacio Natural de Sierra Nevada, donde según los trabajos de seguimiento que se realizan periódicamente, la población supera la cifra de 17.600 individuos.

Los responsables del Parque Nacional de Sierra Nevada, confirman que en este territorio «se encuentra la población mundial más importante de este ungulado. Además, es la más polimórfica (variabilidad genética) de todas las existentes en Andalucía». Los expertos han encontrado que hay un total de 10 halotipos, variedades, de los que siete son exclusivos de la sierra, lo que aporta un plus de importancia en cuanto a la biodiversidad que se encuentra en el macizo montañoso granadino, en el que se incluye todo el territorio que forma los parques natural y nacional, como la Alpujarra (también la almeriense) y el Marquesado.

Según los censos, algo más de 3.200 ejemplares viven en las sierras de Tejeda y la Almijara; otros 2.935 están en las de Baza y Filabres, y el resto en Sierra Nevada. Una cifras en las que no están de acuerdo en la Asociación Proyecto Sierra de Baza, que indica que no se debe mezclar la población bastetana con la de Filabres, y que en su sierra no hay más de 400 ejemplares. Consideran que el hecho de haber «inflado las cifras» puede ser una excusa para la organización de futuras cacerías de control de población.

La presencia de las cabras montesas en la provincia de Granada se ha convertido en habitual en todas las altitudes posibles, desde la playa hasta la cumbre del Mulhacén. Cualquiera que salga a pasear por los espacios naturales se las encuentra sin problemas, sobre todo en el inicio de la primavera y en el verano. Al final del invierno se les ve en grupos formados por hembras y ejemplares jóvenes, que nacieron el año anterior. En los primeros meses del verano se verán chotos recién nacidos (los partos suelen ser en el mes de mayo), y en noviembre y diciembre se les puede ver con machos monteses que ya buscan el momento de aparearse.

Problemas
No gustan a todo el mundo. Los agricultores de zonas de montaña afirman que se comen y destrozan sus sembrados. De hecho se sorprende fácilmente comiendo las aceitunas de los olivos que se encuentran a su alcance y los brotes de árboles frutales. Además, al tratarse de una especie cinegética (aunque su caza esté prohibida sin autorización expresa y por motivos especiales), hay cazadores que creen que, al menos una vez en la vida, hay que cazar un macho montés y lucir su cornamenta. Son víctimas de los furtivos, que llegan a colarse en los cercados de control que la Junta posee en algunas sierras para robar y matar a algún macho de grandes cuernos.

A pesar de ello, la Capra pyrenaica hispanica sigue en expansión y se convierte en una de las referencias de la biodiversidad de la provincia de Granada.

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