En la prensa

Autorizan abatir un millar de hembras de ciervo en Monfragüe

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Los cupos del programa de control de especies cinegéticas en el Parque Nacional de Monfragüe y su entorno para el año 2016 discriminan esta vez entre machos y hembras. Es algo que solo afecta a las capturas de ciervos, impide cazar machos y la medida no ha gustado a la Asociación de Productores de Caza de Extremadura (Aproca), publica elperiodicodeextremadura.com.

La resolución aprobada por la Consejería de Medio Ambiente y Rural, Políticas Agrarias y Territorio que se publicó el 3 de octubre en el DOE autoriza la captura de un total de 962 hembras de ciervos, así como jabalíes sin cupo ni distinción de machos o hembras hasta el próximo 31 de diciembre. En el caso de las hembras de venado sí que se establecen cupos, aunque el arco de cifras es muy amplio en función del tamaño de la finca, la situación que presenta y las medidas de control previo que se hayan llevado a cabo. Así, en Corchuelas de Mongragüe (en el término de Torrejón el Rubio y con 191 hectáreas) solo se autoriza la captura de cinco hembras de ciervo y un cupo máximo (el único caso) de 10 jabalíes; mientras que en el monte público de Serradilla (1989 hectáreas) se permite cazar 128 hembras de ciervo y jabalíes sin límite.

Este programa anual de control de especies de caza establece las únicas acciones cinegéticas que se llevan a cabo en el Parque Nacional desde hace dos décadas y únicamente se autorizan con el fin de controlar la superpoblación de especies como el ciervo y el jabalí y los efectos que esto puede tener sobre la flora y también sobre otras especies.

Falta de rigor

«Sorprende que hagan una distinción entre machos y hembras, habida cuenta del problema de la tuberculosis que afecta especialmente al entorno de Monfragüe y que, según los estudios, es más prevalente en los machos, tres de cada cuatro machos están enfermos», subraya la presidenta de Aproca en Extremadura, María Teresa González. Asegura que la captura de machos se considera «tabú» en Extremadura y califica de «falta de rigor» la medida. «Al final lo que tendremos es un parque enfermo más tiempo», lamenta.

La Junta en todo caso lo que hace es una propuesta, pero son los propietarios de los terrenos los que deciden llevarla a cabo o no y organizar las acciones cinegéticas autorizadas. «Algunos propietarios no lo hacen, pero la mayoría sí, porque la venta de la carne de caza es una forma de compensar la aportación que hacemos a las especies cinegéticas del parque, después de que se decidiera que no tuviéramos compensación», afirma González.

Las acciones y los cupos se han establecido, según se recoge en la resolución, teniendo en cuenta un estudio encargado a finales de 2015 sobre la densidad de las poblaciones de ungulados (jabalíes y ciervos) en el Parque Nacional y la propuesta presentada por la dirección del propio parque. El estudio determina la existencia de «altas poblaciones» en la mayor parte de los terrenos y también una superpoblación de hembras, que llega a sextuplicar la cifra de machos. En la misma línea, la dirección de Monfragüe considera «imprescindible proceder a la reducción de ciervos hembra y jabalíes de ambos sexos de manera significativa» en el interior del parque. En el caso de los jabalíes lo justifican por su consideración de «principal vector» de la tuberculosis, mientas que para las hembras de ciervo lo justifican por la necesidad de «equilibrar la proporción y mejorar la calidad de la especie».

Publicado en elperiodicodeextremadura.com.

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