En la prensa

4.500 cazadores bajan las armas en Castellón por las trabas legales

Fuente: elperiodicomediterraneo.com

La caza no es una afición barata, y en una época en la que la mayoría de las familias ha recortado gastos, preparar la escopeta con algo de munición y salir al monte es algo de lo que muchos en Castellón han decidido prescindir.

Y esos muchos son 4.500, que es la cantidad de aficionados federados que en los últimos seis años ha guardado las armas y han optado por darse de baja en una actividad que, a pesar de que no vive su momento más dulce, sigue moviendo miles y miles de euros en la provincia.

 

Los últimos datos estadísticos que maneja la Federación Provincial de Caza no dejan lugar para la duda. En el 2007 había inscritos 19.460 cazadores, una cifra que ha ido en descenso coincidiendo con los años de crisis económica, hasta cerrar esta semana con 15.000. O dicho de otra manera: en poco más de un lustro casi un 25% de los aficionados de Castellón han colgado la escopeta.

Pero aunque los datos hablan de un descenso, desde la Federación son optimistas. “Este año la cifra solo ha caído un 2,7% y, por primera vez, el porcentaje se ha frenado, ya que llevábamos varios años con un descenso medio del 6%”, asegura Iván Sánchez, presidente de la Federación.

La recesión y el paro tienen la culpa, pero no son los únicos responsables. El otro es la falta de relevo generacional. En apenas unas décadas, las cosas han cambiado y ahora es difícil encontrar aficionados entre los más jóvenes. “La media de edad del cazador es alta y hay poco relevo generacional”, argumenta Sánchez.

Que el cazador envejece lo corrobora también Jesús Martínez, presidente de la Sociedad de Cazadores La Perdiz de la Vall d’Uixó, la más numerosa de la provincia, con 742 socios. Hace unos años eran más. “La gente se va haciendo mayor y las bajas son superiores a las altas. Aún así, en la Vall hay una gran afición, aunque el camino esté lleno de dificultades”, reconoce.

CAMINO DE DIFICULTADES 

 Las dificultades de las que habla Martínez vienen propiciadas por una legislación que cada vez es más dura con los cazadores. Permisos de armas, seguros y licencias son cada vez más complejos y costosos (el gasto al que se enfrenta un aficionado ronda los 400 euros por temporada, incluyendo la munición), y eso está desanimando a muchos. “Ahora te hacen sacar una licencia por provincia con lo que si un día quieres ir a cazar a Tarragona tienes que tener la licencia de allí. ¿No sería mejor unificarlo todo?”, se pregunta el representante de la Vall.

Pero, además, los cazadores se enfrentan a la mala prensa de la que goza esta afición. “Ser cazador es casi como ser un terrorista. Hay gente que no tiene ni idea de lo que significa salir a cazar y está desprestigiando esa actividad”, subraya Jesús Martínez.

José Luis Toledano, presidente de la Asociación de Cazadores La Dehesa de Vila-real, defiende a ultranza una afición que va más allá de coger la escopeta y el perro y salir al monte. “Lo mejor es la armonía y lo bien avenidos que estamos en el grupo que quedamos el fin de semana”, describe.

ARRANCA LA TEMPORADA 

Los aficionados que quedan (que siguen siendo muchos, convirtiendo a Castellón es una de las provincias españolas con más cazadores) andan estos días ultimando los detalles para el inicio de la temporada. Quedan dos días (el periodo se abre este sábado), y en las armerías, el ritmo de actividad es frenético, aunque las ventas también van a la baja. “La crisis se nota y las ventas ya no son lo que eran”, explica Gerardo Sabater, gerente de la armería Sabater de Vall d’Alba, que reivindica una actividad que, en plena temporada, supone un revulsivo económico para los municipios del interior. “Gasolineras, bares y restaurantes se benefician de unos aficionados que no son nada polémicos”, asegura Sabater. Y es que a pesar de todos los cambios normativos nunca ha habido una manifestación de cazadores.

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