En la prensa

Etxalar aguarda un cambio del viento

Fuente: diariovasco.com

«Hoy pocas redes se van a mover. El viento sur, propicio en otros muchos montes, no es bueno para que las palomas caigan en las redes», explicaba ayer a los visitantes Laura Elizagoien, la etxalartarra encargada de las visitas guiadas que se realizan en Palomeras de Etxalar para mostrar este ancestral modo de caza.

 

Como cada otoño, con viento del norte o del este, este collado del monte Iarmendi es testigo de la pasa migratoria de miles de aves, muchas de ellas palomas.

Dice la historia local que «hace más de 600 años, un pastor que tiraba piedras a las palomas a su paso, se dio cuenta de que éstas descendían porque pensaban que se trataba de aves rapaces y un cura le animó a colocar redes para atraparlas». Las piedras fueron sustituidas por paletas pintadas de blanco y así nació esta singular forma de caza, única en la península ibérica, y que también se practica en los pueblos vecinos franceses como Sara.

A lo largo de su historia ha contado con espectadores como el emperador Napoleón III o los reyes Alfonso XII y XIII. Hace unos años fue declarada además Bien de Interés Cultural (BIC).

Ayer soplaba viento del sur, por lo que los palomeros prácticamente descansaron junto a las redes toda la jornada. «Sólo las hemos dejado caer una vez y hemos capturado cuatro txolomas (zuritas)», indicaban al mediodía. Ni siquiera los cazadores estaban en sus puestos ya que optaron por trasladarse a otros montes donde sí pasan las palomas con viento sur.

Porque en Etxalar también se practica la caza con escopeta, aunque las redes tienen la prioridad. Un toque de corneta avisa a los cazadores que no pueden disparar porque llega algún bando y las redes van a trabajar. Cuando finalizan, tras dos toques de corneta, pueden disparar.

El proceso de la caza con red se realiza en una hondonada del monte. Entre la vegetación se encuentran las trepas o torres, de entre 10 y 20 metros de altura, distribuidas en forma de embudo. Cuando llega un bando, los palomeros agitan las zatarras o palos de madera con largos trapos blancos que emiten un sonido peculiar al ser sacudidos. A medida que se acercan las palomas, se lanzan las paletas. Son unos instrumentos de madera, similares a paletas de ping-pong , pintadas de blanco. Las palomas las confunden con el ataque de un halcón y la reacción del bando es descender juntas al suelo, donde están precisamente colocadas las redes. Se usan seis, por un lado están sujetas al suelo y por el otro, elevadas por poleas hasta quedar medio inclinadas. Funcionan con un sistema de contrapesos. Cuando el palomero acciona la palanca, las redes caen atrapando las presas.

Las palomas capturadas se cuentan en docenas. Hasta ayer llevaban 14 docenas y 9 palomas, y rara es la vez que se pasa de 100. La cifra récord de capturas fue 446 docenas el año 1894. Mientras en el resto de la comarca de Baztan-Bidasoa los cazadores siguen pidiendo que continúe el viento sur, en Etxalar, los palomeros desean con fuerza que venga el frío, «el viento norte, ese es el que nos gusta aquí».

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