En la prensa

«Sin cazadores, en 5 años habría más jabalíes que asturianos»

«Si los cazadores dejáramos de cazar, en cinco años en Asturias tocábamos a más de un jabalí por persona». Esta es la advertencia que lanzó el cazador Rufo Álvarez en el marco de un encuentro que, sobre la actividad cinegética, organizó el Club La Nueva España de Avilés, informa lne.es.

Su estimación se basa en la población actual de jabalíes, que asciende a los 50.000 ejemplares -diez veces más que hace 20 años-, y a la velocidad de reproducción de las hembras. Es más, fue conservador en el cálculo, ya que hizo la hipótesis con un único parto por hembra al año (cuando muchas veces son dos) y con tres crías, cuando la cifra oscila entre las dos y las siete.

Que «el jabalí es un problema real» es uno de los argumentos que empleó Álvarez para exigir el respeto a los cazadores y a la caza. «El verbo respetar es el menos conjugado. Tendemos siempre a criminalizar lo que no hacemos y sufrimos continuas agresiones». Como ejemplo puso los graves insultos de un hombre contra los hijos de una cazadora, a quienes deseó la muerte. «Si los cazadores recibimos amenazas e insultos, mucho más las cazadoras», advirtió Rufo Álvarez.

El cazador puso en evidencia la hipocresía de una «sociedad urbanita» que rechaza todo tipo de centrales nucleares, térmicas, antenas de telefonía móvil… «Pero luego en el monte, en el mar, queremos tener cobertura en todas partes». Y respecto a quienes están en contra de la caza, preguntó: «¿Quiénes nos pueden dar lecciones? ¿Quienes castran a sus mascotas? ¿Quienes las abandonan cuando crecen? Ya tenemos cerdos vietnamitas en Siero, en Villaviciosa… ¿O quienes dejan sus basuras y los restos de sus fiestas en calles, parque y plazas?»

En opinión de Rufo Álvarez, los cazadores son precisamente quienes más disfrutan de la naturaleza y los más interesados en cuidarla. «¿Cómo la cuidan los radicales? ¿Soltando visones americanos en Galicia, que ya están más acá de Tapia? Son una especie invasora peligrosa». El cazador fue muy contundente en la defensa de la actividad cinegética y en poner evidencia las contradicciones de la sociedad. Por eso afirmó: «Tenemos una sociedad que reniega de la caza y de los cazadores porque matamos y asesinamos animales, pero sucumbe a los efluvios del cachopo, del cordero asado, del pitu de caleya o del jabalí con fabes. Los animales de granja pasan su triste vida de rodillas, cebados en espacios reducidos. Y mueren, o mejor dicho, son ejecutados de forma lastimosa y lejos de donde vivieron sin dignidad».

El número de cazadores, empero, no ha dejado de reducirse, y la edad media de quienes practican esta actividad en Asturias está al alza. Por todas estas razones Rufo Álvarez reclamó el papel del cazador, que regula la fauna «para que no se produzcan desequilibrios que hoy sí se están produciendo». Como ejemplos puso la abundancia de jabalíes y de lobos, los daños colaterales a otras especies, los destrozos y accidentes que ocasionan y también las enfermedades, que pueden contagiar a la cabaña ganadera. «Los jabalíes ya están en medio mundo. Hay 23 millones en Australia, les echan carne envenenada y a pesar de todo no consiguen pararlos. En Berlín capital se matan entre 2.500 y 5.000 al año, por cazadores contratados a tal efecto. Aquí no, se les manda a la Policía municipal».

Fuente: lne.es.

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