En la prensa

Un cazador muere tras despeñarse por un barranco durante una batida en Ponga

Fuente: lne.es

El concejo de Ponga fue escenario ayer de una nueva jornada negra para la caza asturiana, después de que Secundino Rodríguez García, de 61 años, vecino del pueblo pongueto de Ambingüe, falleciese en el acto de un golpe en la cabeza tras despeñarse desde 15 metros de altura en las proximidades de un puesto situado junto al repetidor de Carangas. Es la tercera muerte en pocas semana en el mundo de la caza. En octubre pasado, un cazador tinetense se quitó la vida después de matar accidentalmente a un amigo durante una batida de jabalíes.

 

Rodríguez había salido a las ocho y media de la mañana acompañado por una decena de miembros de la cuadrilla de Victoriano Testón «El de Ambingüe» por la zona de Carangas, donde a lo largo de la mañana habían cazado tres jabalíes. Los miembros de la cuadrilla intentaron estrechar el cerco sobre un cuarto jabalí que les permitiría completar el cupo. Tras ver que el animal pasó por la parte izquierda de Rodríguez, le pidieron que cambiase de puesto.

Fue a partir de entonces, y tras perderle de vista, cuando se percataron de que no respondía a la emisora y acudieron a buscarle. Le encontraron tirado en el suelo con un fuerte golpe en la cabeza y sin pulso, en una zona situada en la parte inferior de un barranco con un gran desnivel.

Los hechos ocurrieron en torno a las tres de la tarde, minutos antes de que la cuadrilla diese la jornada por terminada. Un particular que había presenciado los hechos en directo y desde lejos ya había llamado a los servicios de emergencia, que informados a las cuatro y cuatro de la tarde por un guarda que indicó que el accidentado ya había muerto.

Una hora más tarde, el grupo de rescate del 112 recibió la orden para rescatar el cuerpo, para lo cual utilizaron la grúa del helicóptero y unos 30 metros de cable, y una vez rescatado el cadáver lo trasladaron hasta el Hospital Grande Covián de Arriondas, donde se certificó el fallecimiento del cazador.

Hasta el lugar se acercaron pronto los familiares del fallecido, que estaba casado y tenía cuatro hijos. Hoy está previsto que se instale la capilla ardiente en el tanatorio de Cangas de Onís. El entierro será mañana en la parroquia Cazu, a la que pertenece Ambingüe.

Rodríguez era una persona bastante conocida en el concejo de Ponga, del cual era originario y al que se trasladó hace unos años tras prejubilarse del astillero Juliana de Gijón. Allí dedicaba su tiempo libre a varias aficiones como la caza. Participaba en unas nueve batidas al año con su cuadrilla. También jugaba a los bolos, pues durante varios años formó parte de la peña de bolos de Sellaño, si bien había abandonado la práctica la temporada pasada.

Igualmente había formado parte como suplente de la lista del PSOE de Ponga en las pasadas elecciones municipales. En la propia agrupación local se apresuraron ayer a valorar su figura. «Era una excelente persona y muy querido en el municipio», señaló la concejala socialista pongueta Luisa Crespo.

Su trágico fallecimiento no es la primera desgracia que ocurre en su familia, pues su hermano José Antonio protagonizó hace ahora diez años un extraño suceso. Salió por la zona de Valle Moru y nunca más volvió a casa. «Estuvimos quince días buscándole, no encontramos ni rastro de él, y a día de hoy seguimos sin saber qué le pasó», recuerda el pongueto Juan José Martínez, testigo de la desaparición de José Antonio y también de la muerte de Secundino Rodríguez puesto que formaba parte de la cuadrilla de Victoriano Testón.

Los hechos conmocionaron a los vecinos de Ponga y tiñeron de luto tanto el concejo como el mundo de la caza asturiana, que vivió otra jornada aciaga tras lo ocurridos el pasado octubre en Tineo, cuando un disparo accidental terminó con la vida de un cazador. Su autor decidió suicidarse justo al lado de sus compañeros de cuadrilla tras sentirse culpable por el disparo que había quitado la vida a su amigo.

A estos sucesos hay que sumar otros dos ocurridos por distintas causas en 2012. En octubre, un cazador falleció también de un disparo accidental en la localidad sierense de Limanes, y dos meses antes otro aficionado que se encontraba entre Villar de Vildas y Braña Vieja (Somiedo) falleció de un infarto en una batida.

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