En la prensa

«El campo es el paraíso que Dios nos regala en vida»

Fuente: hoy.es

Todo comenzó con un ‘e-mail’. Manuel De Juan (Badajoz, 1984) narraba a sus amigos alguna de sus tardes de caza o montería, sus conversaciones con algún guarda o describía una faena campera. Poco a poco, esos correos electrónicos se fueron reenviando entre sus conocidos, hasta que le propusieron editar un libro con todos ellos. Así nació ‘Lances Camperos I’, al que siguió ‘Lances Camperos II. Confesiones de una espuela y un cuchillo de remate’ (Editorial La Trébere).

Dos obras de este joven extremeño, oriundo de Talarrubias, al que su madre le animó a escribir, siendo esta su afición y la gestión de fincas de caza su profesión. Ahora, Manuel De Juan reedita sus libros y los presenta en Badajoz. Mañana jueves, a las ocho, estará en el Mesón ‘Lo Nuestro’, ubicado en la plaza de los Alféreces, para hablar de lo que más le gusta y que sabe describir de manera que traslada al lector al campo para vivir con intensidad su grandeza.

-¿Qué novedades encontramos en la nueva edición de sus obras?

-Publiqué estos dos libros, que tuvieron bastante éxito, y me aconsejaron que les diera un poco más de importancia, con un formato más serio y elegante, y que añadiera algún capítulo nuevo.

-La caza, el campo, los caballos y la tradición son sus protagonistas.

-Cuando narro historias de campo transmito la realidad como yo la siento. Un paseo a caballo, un rato en la lumbre con un guarda de toda la vida o con un amigo… ‘Lances Camperos’ habla del campo, del monte, de lo que en ellos hay. De su gente, de lo que se ve y nadie mira, o de lo que todos miramos y ningunos vemos.

-¿Narra siempre desde su propia experiencia?

-No solo cuento historias propias, sino también ajenas. En los dos libros hay varios capítulos dedicados a amigos. Por ejemplo, uno de ellos mató un lobo en una cacería en Zamora y fue apasionante. Él me llamó eufórico, quedamos para comer y me contó con tanto entusiasmo la historia que yo la narro en primera persona, como si yo la hubiese vivido. No en todas soy el protagonista, ni mucho menos, soy la persona que escucha la historia y la cuenta como esa persona me la narró a mí.

-¿Qué peso cobra la descripción en su obra?

-El escenario y el paisaje son fundamentales. Creo que en toda la historia campera vivida encima de un caballo, o una jornada de montería, debe especificarse el escenario en el que se vive. Y dentro de él, la temperatura, la luz o los sonidos que se viven.

-¿Cree que sus libros pueden ser también una defensa de las tradiciones camperas?

-No pretendo sentar cátedra, solo hacer ver que tras la capa de lo visible existe otra más divertida y amena. Las tradiciones son para mantenerlas, vivirlas y entenderlas. El campo es para saborearlo en toda su entraña. Para embarrarse, resbalar, sudar, reír y llorar. El campo es el paraíso que Dios nos regala en vida y hay que saber encontrarlo, saber más allá de lo que está en el escaparate.

-Presenta sus trabajos en su tierra, en Badajoz, ¿le hace especial ilusión dar a conocer sus libros ante sus paisanos?

-Extremadura es mi tierra, la tierra que me vio nacer y la que vio nacer a los míos. Estoy orgulloso de mis raíces. Tierra de conquistadores, de cazadores, de jinetes y de gentes de bien. Personas valientes, tradicionales, amantes de la familia, de la amistad, de lo verdadero. Un extremeño en el mundo se le conoce como a un japonés en las ventas. Estoy orgulloso de mi tierra. Fuimos los conquistadores del mundo. Y algo de sangre y brío fluye por nuestras venas desde entonces.

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.