En la prensa

Al pan, pan y al lobo ¡pum! (II)

Hace dos años el grupo fundamentalista Lobo Marley irrumpió vandálicamente en la sierra de la Culebra. Luis Miguel Domínguez a cara descubierta se grabó a sí mismo y lo publicó en las redes sociales. Ahora se enfrenta a más de dos años de cárcel y pide ayuda económica para pagar la fianza. Domínguez ha encontrado en el lobo un negocio para vivir del cuento y cual buhonero machaca con su retórica habitual de que el lobo está por encima del resto de animales, incluido el hombre, publica Tomás Blanco en laopiniondezamora.es.

Aupado por una horda de animalistas y ciberacosadores jerárquicamente organizados, actúa como una secta muy peligrosa y a tener en cuenta. Hace dos años planté frente a Lobo Marley desmontando sus falacias. Con ayuda de varios colaboradores se realizó el trabajo ¡Al pan, pan y al lobo pum! En varios idiomas se presentó a la sierra de la Culebra como ejemplo de convivencia, sostenibilidad y conservación del lobo a nivel mundial y una conclusión: «Lobo sí, pero con control». Rafa Caballero (alcalde de San Vitero) en nombre de los cazadores, José Luis  (Asociación en Defensa de Sanabria-Carballeda) o José Manuel Soto, de COAG, refrendaron este mensaje. Posteriormente, el senador popular alistano Javier Faúndez, dio espaldarazo a este pensamiento mayoritario. Colectivos ecologistas como Acción Lobo con Felipe Requena, defienden que el control es vital para la especie y para el mundo rural. Odile Rodríguez de la Fuente (hija de Félix) se hizo eco y contradiciendo a Lobo Marley, nos dio a entender que esta es la vía. El mensaje se ha hecho eco en el sector más afectado, el ganadero. Francisco Martín Martín, pastor de Ceadea quien ha sufrido varios ataques, asume «estar dispuesto a pagar su tributo en ovejas para que haya lobo, pero hasta un límite». El medio rural del noroeste peninsular está a favor del cánido sabiendo cual es su lugar. En frente, los animalistas amenazantes priorizando al cánido, describiendo una España medieval exterminadora y manipulando los datos a su antojo. Los científicos, exiliados o callados como putas, ni están ni se les espera.

En el año 2016, el lobo mató 3.000 cabezas de ganado en 1.300 ataques (casi un 200% más que en el 2011) solo en Castilla y León. Entre pérdidas directas e indirectas supone más de un millón de euros. Los ganaderos se defienden con más perros, burros, vallados, etc., pero no es suficiente y, a estas alturas, plantear que el lobo no necesita controles es un despropósito y una irresponsabilidad. Tras la casi extinción del cánido y en su posterior expansión, entre 1972-2000, se mataron en Zamora 872 lobos (30 por año, según José Ignacio Regueras) lo cual, y a la vista está, no afectó a su propagación a otras provincias. Desde el 2000 hasta hoy existe un censo disponible y por ejemplo en 2016, de los 45 lobos a abatir en Zamora, solo se mataron 12. Se puede concluir que el control del lobo, dentro de los límites biológicos, no solo no afecta a su densidad, sino que está permitiendo su recuperación.

Este tema está tomando relevancia mayúscula y hay que ponerle atención especial. Entre los extremos del sector ganadero-cazador y el de los animalistas, la Administración ha encontrado el caldo de cultivo para que el enfrentamiento entre ellos oculte su nefasta gestión. Esta se excusa en los animalistas para aplacar a los ganaderos quienes piden indemnizaciones a los ecologistas o ahorcan cánidos como señal de advertencia. Una cosa es que Lobo Marley sea un trilero y otra que sea el causante. Así, la Administración es responsable final del actual proceso de confrontación social, del desastre ecológico y de la catástrofe socioeconómica que el tema del lobo supone. La solución es sencilla: el control del lobo tiene que ser efectivo y exclusivo de personal cualificado y no por cazadores; y por oro lado, la Junta debe detener inmediatamente las subastas de lobos, como argumentaré.

Sobre la confrontación social, el enfrentamiento entre diferentes sectores es harto conocido por todos. Desastre ecológico, la Administración justifica las subastas porque generan dinero en la zona y descastan individuos viejos. Por cada lobo se paga unos 5000 euros. Al principio se subastaban 2 lobos en la Reserva de la Culebra, pero con la entrada de las subastas «on line» en 2013 el número ha aumentado hasta 10. Empresas secundarias obtienen lucro vendiéndolos derechos a particulares que abaten al lobo en los meses de invierno. Quien paga un pastón por un cánido para su colección no quiere un individuo descastado sino un trofeo. Según la Comisión de Homologación de Trofeos de Caza de Castilla y León, los cánidos se catalogan como tal por la longitud y la anchura del cráneo sin malformaciones, es decir, solo los machos líderes de las manadas cumplen este patrón. De los casi 45 lobos que deberían ser abatidos en Zamora, solo se hacen los de las subastas y poco más. No se matan los peligrosos, viejos o solitarios, sin embargo se matan justo los que no se deberían matar. Félix Rodríguez de la Fuente nos enseñó mucho, pero también nos enseñó mal cosas que el lobo no hace como él las contó en televisión. Félix usó lobas entrenadas para filmar, y si bien mostró magistralmente estrategias de caza con ungulados, patinó hasta el fondo en ilustrar como el lobo ataca al ganado. Al contrario de lo que Félix describió, una manada sana nunca ataca al ganado. La manada (diferenciar de grupo) está formada por un número variable de entre 4 y 8 individuos con una pareja reproductora y un macho adulto que la lidera. Esta trabaja al unísono para sacar cada año la descendencia y establece estrategias para perpetuar la supervivencia de la especie evitando presencia humana cercana que pueda matar las crías (contexto evolutivo). Son organizadas máquinas de matar cazando grandes ungulados. Los machos compiten por el liderazgo y los «perdedores» son expulsados del territorio. Unos forman nuevas manadas y otros van en solitario o se agrupan como gregarios, pero con poca experiencia en caza mayor. Cuando en una misma zona (por ejemplo en la Culebra) se abaten varios machos dominantes en unos meses y en varios años consecutivos, las manadas quedan desestructuradas y su reagrupación puede tardar años amén de que un macho «débil» pueda liderarla. Como diría Trump «a disaster».

Catástrofe socioeconómica
Lo normal es que los lobos errantes o gregarios ataquen al ganado esporádicamente causando bajas individuales. El tributo al que se refería Francisco Martín. Sin embargo, una manada que ha perdido al líder abandona el territorio entrando en el rebaño a cualquier hora y a saco arrasa hasta con los perros y no hay mastín que la pare, esto lo saben los pastores ¿Porqué las manadas sin líder actúan así? No se sabe la razón de este comportamiento biológicamente «aberrante», pero ocurre cuando al perder al líder, el grupo se lanza a un «suicidio» seguro. Algo no tan descabellado cuando este comportamiento se dio en antiguas culturas como los vikingos, los celtas o nuestros antepasados arévacos, pueblos muy entroncados con el lobo y del cual podrían haber tomado esta conducta.

Vaca adulta herida por lobo. Copy: Facebook Michel Coya.

Historia o leyenda, lo cierto es que existe una correlación espacio temporal directa entre el aumento de ataques al ganado (más de un 500%, diciembre-marzo) y la muerte de los lobos subastados. Se podría pensar en la falta de comida, lo cual no es así ya que la población de ciervos y jabalíes en la provincia se cuenta por miles y los roedores por plagas. Otros piensan que para el lobo es más fácil matar una oveja que un jabalí. Un pastor me dijo «el lobo es más listo que el hambre y mucha tiene que tener para meterse en el ganado cuando sabe que después voy a matarlo», obvio. Dos datos recientes muy preocupantes. Varios censos independientes, que la Junta no quiere reconocer, apuntan una disminución de manadas en la sierra en los últimos cinco años (coincidiendo con las subastas online), y además este invierno, las empresas dedicadas al turismo del lobo han denunciado en este periódico, la ausencia de avistamientos amén que el 2016 ha sido el más virulento en ataques al ganado en Zamora desde que se tiene constancia (en el invierno 2015-2016 se abatieron 8 machos en la zona). Los mismos se han abatido este año y 2017 ya va con récord de ataques. Con los números en la mano uno puede concluir que cada macho dominante abatido deja muchos miles de euros de pérdidas en la ganadería. Además el lobo ya no está haciendo el control en la fauna que está totalmente descontrolada con grandes daños en los cultivos y con récord de accidentes de tráfico el año pasado, poniendo la estocada final al abandono rural.

Ahora podemos seguir echando la culpa a los animalistas o buscar al responsable que no es el lobo sino la administración que ha convertido la sierra, que no es suya, en un cortijo de caza mayor para señoritos. Los animalistas quieren vivos todos los lobos, algo impensable e irresponsable; sin embargo, yo pido manadas sanas y transición para que se establezcan nuevas. Muchos lobos desorganizados conlleva a más ataques y a su extinción, pero las manadas estables regulan el ecosistema y lo más importante: dan protección al ganado por paradójico que parezca.

La sierra de la Culebra es un laboratorio de simulación real. Antes de las subastas online había entre 10-12 manadas estables, pocos ataques y población de ciervos y jabalíes controlada. En tan solo cinco años la situación se ha invertido ¿alguien todavía cree que la calderilla que produce el lobo es rentable? ¿Tiene que esperar la Junta a una fatalidad en la carretera para reaccionar? Y lo que es más importante, ¿vamos a seguir dando argumentos a los animalistas? si la respuesta es sí, entonces al lobo ¡pum! y que nos den a todos por el culo.

Publicado por Tomás Blanco en laopiniondezamora.es.

Ver aquí el artículo Al pan, pan y al lobo ¡pum! (I)

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