En la prensa

Absuelto de matar a un perro tras una cacería

Jesús Gómez con una rehala de perros – Foto JGM.

La Audiencia Provincial absuelve al joven Jesús Gómez Martínez del delito relativo a la protección de los animales y revoca la sentencia del Juzgado de lo Penal que le condenó una multa de seis meses de prisión y la accesoria de inhabilitación «para el ejercicio de la profesión, oficio o comercio que tenga relación con los animales y para la tenencia de animales por tiempo de un año y un día», publica laopiniondezamora.es.

Fue denunciado por disparar con un rifle y matar a uno de sus perros alanos al acabar una cacería organizada en Faramontanos de Tábara, el 3 de octubre de 2015. Pero nada parece estar acreditado de tal forma que haga mantener la condena a un joven que se considera un amante de los perros y que se ha visto obligado, «por dos veces», a desprenderse de los mismos.

El fallo judicial fue apelado por entender que «vulneraba el derecho constitucional a la presunción de inocencia, al dictarse sobre unas declaraciones realizadas en sede policial y no corroboradas judicialmente, por concurrencia de error en la valoración de prueba y por denegación de pruebas pertinentes para la defensa de Gómez Martínez».

Los magistrados de la Audiencia consideran que las declaraciones policiales de los testigos M. F. y T. P. «no pueden ser valoradas porque ni en la instrucción ni en el acto de Juicio declararon en el sentido de haber observado que el acusado disparara con el rifle y alcanzara a uno de sus perros». Añaden en sus fundamentos jurídicos que otros hechos reconocidos como que «el animal se hallaba en el interior de un maizal y la altura del mismo impediría ver lo que ocurría en el interior».

En otro orden de cuestiones, el Tribunal de la Audiencia señal que «no todos los indicios resultan suficientemente acreditados», y hace referencia a la discrepancia en cuanto «al número de tiros que hubo en la cacería y que se oyeron después de la misma». Al acabar la cacería, según las declaraciones recabadas a los asistentes, unos oyeron tres, otros dos o tres, otros ninguno, otros uno disparo «para evitar que los perros se fueran hacia la carretera», o uno «cuando estaba guardando el arma».

Tampoco resulta acreditado tan siquiera que «el perro fuera de propiedad del acusado», que en su día negó que fuera suyo. Para los magistrados «resulta especialmente extraño el hecho de que si los dos primeros testigos estaban tan seguros de que se habían llevado a cabo los hechos en la forma narrada, ni los comprobaron en ese momento procediendo a buscar y localizar al animal, ni lo pusieron en conocimiento de la Guardia Civil, sino que es ésta la que, al oír los rumores, encuentra a un perro muerto y va a buscarlos para tomarle declaración».

En vista de todo ello el Tribunal estima el recurso presentado por la representación judicial de Jesús Gómez, deja sin efecto la sentencia recurrida y absuelve al acusado del delito por el que se formuló acusación.

«Me han hecho quitar los perros dos veces. He sufrido daños morales incalculables. Me han tratado como a un asesino. Esto ha sido una caza brujas, que se consideraba algo erradicado el siglo pasado. Tuve que regalar los perros y algunos murieron de pena. Salían llorando a lágrima viva de la perrera porque llevaban conmigo toda la vida y sabían que no volvían. Hacer daño gratuitamente, por hacer daño», expresa Gómez Martín.

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