En la prensa

Los cazadores riosellanos dieron por finalizada la temporada con 99 jabalíes abatidos

Fuente: blog.elcomercio.es

No pudieron llegar a los cien jabalíes abatidos pero se quedaron a la orilla. Las cinco cuadrillas de cazadores que operan en Ribadesella tumbaron en la actual temporada 99 cerdos salvajes y ya son 602 suidos los que perdieron el pellejo en los últimos ocho años. La temporada 2006-2007 fue la más floja, con 44 verracos cobrados, y la de 2012-2013 resultó la mejor, con 102 gorrinos pasaportados. El coto mejora de forma considerable con el paso de los años y una parte muy importante del éxito se debe a la buena gestión cinegética que allí realiza el guarda Carlos Callejón.

Por lotes, fue Barréu el espacio más productivo, con 35 jabalíes abatidos, y a continuación se situaron Moru (25 gorrinos); Collera (24); Llovio (9), y Santianes (6). En Collera se cobraron el 80% de los jabalíes posibles, mientras que en Santianes el número de capturas se reducía al 20% de las establecidas.
La palomilla más certera fue la que gestiona Víctor Caravia, que a lo largo de la temporada pasaportó 29 suidos. Y tras ella se situaron las cuadrillas dirigidas por Benito Cibrián (23 macarenos); Josín Granda (19); Toto Peón (19), y Juan Carlos García (9).
La mejor hazaña a nivel individual la protagonizaba René Fernández Cortina al tumbar tres verracos de 73, 54 y 40 kilos, una mañana de noviembre, en el lote de Barréu. Efectuó los certeros disparos desde las posturas de La Maella y La Peridiella.
En el mes de octubre, Ángel López Maraver apiolaba en el cuartel de Barréu el primer gamo de la temporada. Y en diciembre, Luis Miguel García Cano tumbaba el segundo gamo, en Calabrez. Fueron los dos únicos gamos abatidos a lo largo de la campaña.
Una de las cacerías más completas del año la firmaba la cuadrilla de Toto Peón en el mes de diciembre, en Barréu, al fusilar tres guarros y dos venados.
El jabalí de mayor peso, un navajero de 105 kilos, entregaba el salvoconducto con un certero disparo del veterano Cosme Carril Vega, en el cuartel de Moru. Y en Llovio, en noviembre, Javier Núñez Rodríguez pasaportaba un verraco de 101 kilos e impresionantes colmillos y amoladeras.
Javier Núñez Fernández, el padre de Núñez Rodríguez, apiolaba en octubre un cerdo salvaje de 97 kilos en el lote de Moru y el infalible Cosme Carril Vega no temblaba en enero, en Santianes, frente a un marrano de 93 kilos.
La temporada de caza en Ribadesella cumplió con las expectativas generadas allá por septiembre y los cazadores ya miran con ilusión a la próxima campaña.

Guillermo Fernández

 

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