En la prensa

Los cazadores se rebelan contra los guarderíos

Fuente: noticiasdenavarra.com

Hoy finaliza la temporada de caza mayor que comenzó el pasado 1 de septiembre y que ocupa a las 27.000 licencias que existen en Navarra. Los cazadores hacen un balance desigual: positivo para la becada, mala temporada para el jabalí en la zona norte, muy regular en la paloma, limitada en la perdiz ante la necesidad de preservar crías, y escasa en corzo y ciervo debido las nuevas exigencias normativas.

Una temporada marcada por la preocupación de los cazadores ante el incremento de los gastos que acarrea esta práctica -más «deportiva y social»-, principalmente ante la entrada en vigor de la nueva ley foral que obliga a contratar un guarda privado para acompañar cada cacería, un lujo -dicen- al alcance de pocos y que no se está cumpliendo.

 

Por otro lado, con el tiempo la caza mayor (en esta zona la captura de jabalí, corzo, venado y gamo) ha experimentado notables variaciones, reconoce el cazador de Erro Andrés Martínez, lo que se traduce en «un cambio en la mentalidad porque hoy en día la gente va a disfrutar; el número de presas no importa mientras que los perros tienen un papel importante». «A los más románticos nos gusta la caza con perros, que estos encuentren el rastro, ladren a la presa en parado, etcétera», confiesa Mikel Larrea, presidente de la Junta de Cazadores de Oroz-Betelu. De igual modo, Martínez explica que «en cuarenta años el monte ha sufrido un cambio increíble» lo que ha cambiado las propias costumbres de los jabalíes. «Campos que ahora son pinares sucios, antes eran laderas limpias», recuerda. El oroztarra piensa que ahora los animales prefieren «agazaparse y quedarse quietos».

Por todo ello, los resultados de este año han sido dispares según las zonas. Jokin Martínez, cazador del coto de Espinal asegura que «han matado la mitad de ejemplares que el año pasado» y cree que «el jabalí va a menos».

AFICIÓN COSTOSA 

Tras cuarenta años de arraigada vocación, Andrés Martínez y Eusebio Salón coinciden en señalar que es una afición que cada vez cuesta más dinero. «Este año he tenido avería en dos perros lo que me ha ocasionado un desembolso de 600 euros», resalta Salón. A su vez, la aplicación de la Ley de Caza obliga a la contratación de un guarda privado, un nuevo coste que los socios deben asumir. Una figura de vigilancia obligatoria para, por ejemplo, cacerías que superen los 20 jabalíes, pero también en cualquiera batida dirigida a ciervos, zorros o corzos, independientemente del número. Jokin Martínez subraya que esta nueva contratación supondría a su coto -compuesto por 160 socios- «un mínimo de 100 euros más por cada cazador». «Esta claro que todos los cazadores de caza mayor de la Montaña estamos en contra de esta imposición y no entendemos la razón de su aplicación», reitera Eusebio Salón. De hecho, se preguntan si el problema es que la caza está desapareciendo y por ello se necesita alguien que se encargue de su gestión, pero a ello contestan que «los mayores reguladores de la caza y ecologistas del monte son ellos».

Por su parte, la Asociación de Cazadores de Navarra, Adecana, que representa a 14.000 cazadores, se muestra abierta a negociar un cambio de normativa. Su presidente, Carlos Irujo Beruete, defiende «la caza social» e insiste en que el 95% de los cotos pertenecen a pequeños ayuntamientos que adjudican directamente los cotos a las asociaciones locales de caza, las cuales no disponen del dinero suficiente para contratar nuevos vigilantes. La entidad cree que los servicios públicos que ahora realizan el Seprona (Guardia Civil), la patrulla ecológica de la Policía Foral y los 120 guardas de Medio Ambiente del Gobierno foral son «más que suficientes».

Los cazadores del Pirineo visualizan el futuro de la caza «muy difícil», porque su coste impide a muchos jóvenes sumarse a las cuadrillas. «Un joven que quiera empezar tiene que poner en la mesa como mínimo 2.000 euros», precisa el antiguo guarda. Tras despedir una nueva temporada, a partir de mañana tendrán que esperar otros seis meses para volver a los montes del Pirineo junto a sus cuadrillas y sus perros, y quizá con un nuevo desembolso, pero como confiesa Mikel Larrea «sarna con gusto no pica».

LEY DE CAZA

Desembolso. La figura del posible nuevo guarda supondría a los cotos un gasto extra de entre 12.000 y 15.000 euros al año por cada sociedad.

Nueva cita. La asociación Adecana ha organizado un encuentro para hablar de la nueva reforma en el civivox de Iturrama el próximo 3 de marzo a las 19.30 horas.

Los cazadores se rebelan contra los guarderíos

Fuente: noticiasdenavarra.com

Hoy finaliza la temporada de caza mayor que comenzó el pasado 1 de septiembre y que ocupa a las 27.000 licencias que existen en Navarra. Los cazadores hacen un balance desigual: positivo para la becada, mala temporada para el jabalí en la zona norte, muy regular en la paloma, limitada en la perdiz ante la necesidad de preservar crías, y escasa en corzo y ciervo debido las nuevas exigencias normativas. Una temporada marcada por la preocupación de los cazadores ante el incremento de los gastos que acarrea esta práctica -más «deportiva y social»-, principalmente ante la entrada en vigor de la nueva ley foral que obliga a contratar un guarda privado para acompañar cada cacería, un lujo -dicen- al alcance de pocos y que no se está cumpliendo.

Por otro lado, con el tiempo la caza mayor (en esta zona la captura de jabalí, corzo, venado y gamo) ha experimentado notables variaciones, reconoce el cazador de Erro Andrés Martínez, lo que se traduce en «un cambio en la mentalidad porque hoy en día la gente va a disfrutar; el número de presas no importa mientras que los perros tienen un papel importante». «A los más románticos nos gusta la caza con perros, que estos encuentren el rastro, ladren a la presa en parado, etcétera», confiesa Mikel Larrea, presidente de la Junta de Cazadores de Oroz-Betelu. De igual modo, Martínez explica que «en cuarenta años el monte ha sufrido un cambio increíble» lo que ha cambiado las propias costumbres de los jabalíes. «Campos que ahora son pinares sucios, antes eran laderas limpias», recuerda. El oroztarra piensa que ahora los animales prefieren «agazaparse y quedarse quietos».

Por todo ello, los resultados de este año han sido dispares según las zonas. Jokin Martínez, cazador del coto de Espinal asegura que «han matado la mitad de ejemplares que el año pasado» y cree que «el jabalí va a menos».

AFICIÓN COSTOSA 

Tras cuarenta años de arraigada vocación, Andrés Martínez y Eusebio Salón coinciden en señalar que es una afición que cada vez cuesta más dinero. «Este año he tenido avería en dos perros lo que me ha ocasionado un desembolso de 600 euros», resalta Salón. A su vez, la aplicación de la Ley de Caza obliga a la contratación de un guarda privado, un nuevo coste que los socios deben asumir. Una figura de vigilancia obligatoria para, por ejemplo, cacerías que superen los 20 jabalíes, pero también en cualquiera batida dirigida a ciervos, zorros o corzos, independientemente del número. Jokin Martínez subraya que esta nueva contratación supondría a su coto -compuesto por 160 socios- «un mínimo de 100 euros más por cada cazador». «Esta claro que todos los cazadores de caza mayor de la Montaña estamos en contra de esta imposición y no entendemos la razón de su aplicación», reitera Eusebio Salón. De hecho, se preguntan si el problema es que la caza está desapareciendo y por ello se necesita alguien que se encargue de su gestión, pero a ello contestan que «los mayores reguladores de la caza y ecologistas del monte son ellos».

Por su parte, la Asociación de Cazadores de Navarra, Adecana, que representa a 14.000 cazadores, se muestra abierta a negociar un cambio de normativa. Su presidente, Carlos Irujo Beruete, defiende «la caza social» e insiste en que el 95% de los cotos pertenecen a pequeños ayuntamientos que adjudican directamente los cotos a las asociaciones locales de caza, las cuales no disponen del dinero suficiente para contratar nuevos vigilantes. La entidad cree que los servicios públicos que ahora realizan el Seprona (Guardia Civil), la patrulla ecológica de la Policía Foral y los 120 guardas de Medio Ambiente del Gobierno foral son «más que suficientes».

Los cazadores del Pirineo visualizan el futuro de la caza «muy difícil», porque su coste impide a muchos jóvenes sumarse a las cuadrillas. «Un joven que quiera empezar tiene que poner en la mesa como mínimo 2.000 euros», precisa el antiguo guarda. Tras despedir una nueva temporada, a partir de mañana tendrán que esperar otros seis meses para volver a los montes del Pirineo junto a sus cuadrillas y sus perros, y quizá con un nuevo desembolso, pero como confiesa Mikel Larrea «sarna con gusto no pica».

LEY DE CAZA

Desembolso. La figura del posible nuevo guarda supondría a los cotos un gasto extra de entre 12.000 y 15.000 euros al año por cada sociedad.

Nueva cita. La asociación Adecana ha organizado un encuentro para hablar de la nueva reforma en el civivox de Iturrama el próximo 3 de marzo a las 19.30 horas.

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.