En la prensa

Cazadores de Sagunto hacen turnos cada noche para abatir jabalíes

Fuente: LasProvincias.es – Marina Costa, Sagunto, 22/05/12

Una de la madrugada. Seis cazadores se agazapan en sus escondrijos en la ladera de la montaña de Sagunto. Unos se han construido una discreta caseta tras unos matorrales y otros sitúan su puesto de mando en lo alto de un árbol, un pino por ejemplo, para evitar ataques sorpresa. Llevan días cebando a la presa con maíz, trigo, pan duro y fruta. El anzuelo alimenticio provoca que el jabalí se confíe y a las pocas jornadas, cuando se coloca «a tiro», llega la captura.

Unos setenta cazadores realizan cada noche salidas nocturnas en las partidas de Montiver y Gausa, por turnos de seis personas, para abatir cerdos salvajes que campan a sus anchas por los cultivos próximos a la montaña, provocando multitud de desperfectos. Escarban la tierra de los campos, muerden las gomas del riego por goteo y generan grandes pozas para refrescarse entre naranjos, mientras los agricultores se llevan cada mañana las manos a la cabeza.

Este año 70 puestos de caza conforman el coto. Los resultados ya son cuantificables: 20 jabalíes han sido abatidos desde que comenzara la campaña de captura el pasado uno de abril.

«Hay una población muy elevada de jabalíes en toda esta zona. Van buscando comida y cada vez se acercan más a las áreas habitadas y van a los cultivos que las rodean. No hay que olvidar que cada hembra puede tener entre seis y siete rayones», que es como se les llama a las crías del jabalí por las líneas horizontales que cubren a los jabatos, explican desde la Asociación de Cazadores de Sagunto.

Al acecho
Las sesiones de rastreo comienzan sobre las 20.30 horas de la noche y pueden alargarse hasta la una o las dos de la madrugada. Hay días en los que aparecen. Otras veces hay que seguir esperando. «Tienes que estar preparado para todo, estar muy atento a cualquier movimiento que detectes y tener mucha paciencia porque, si no se pone a tiro, es mejor dejarlo pasar para no espantarlo», explica Miguel Ángel Ripollés, cazador con una década de experiencia que forma parte de los turnos de captura.

Los cerdos salvajes tienen muy mala vista pero un oído y un olfato increíbles. «Hay que permanecer en completo silencio con el rifle o la escopeta preparada. Yo como medida de precaución si capturo alguno, me acerco un poco y si veo algún rastro de sangre me marcho y vuelvo a día siguiente a por el ejemplar», apunta. Y es que toparse con un jabalí en el monte de repente no supone peligro porque normalmente estos animales «huyen, a menos que el animal esté herido. Si es así, las posibilidades de que ataque son muy altas».

La captura de ejemplares en la zona más castigada de Sagunto continuará hasta que termine la temporada de caza, en el mes de octubre. Toda esta actividad está regulada y cuenta «con los permisos necesarios de Conselleria. El exceso de ejemplares provoca muchos daños y desperfectos en la agricultura y se hace necesario controlar las poblaciones con la actividad cinegética en las temporadas habilitadas para ello».

Ahora los cazadores tienen otra asignatura pendiente; la plaga de conejos que está generando cuantiosos daños en los campos de Sagunto, según denunció el presidente de la Asociación Valenciana de Agricultores (AVA) en la zona, Francisco Campillo. De momento, se está a la espera de que lleguen los permisos necesarios.

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