María del Mar Santos, María Fernández Ortiz y Ana Amalia Medina. Tres mujeres que se abren camino en mundos considerados «de hombres». Mar es novillera, María se ha colocado en el pódium como campeona de España de caza menor con perro y Ana Amalia es bombera.
Esta terna de féminas comparten querencia por tres profesiones de alto riesgo. Comparten valor y valores, espíritu de sacrificio y hablan de tú a tú al miedo, al que siempre vence su pasión por un trabajo que es, sobre todo, un estilo de vida. Así lo contaron en un encuentro en Esparragosa de Lares (Badajoz), con motivo de la XXVIII jornada de la mujer, en un acto descorchado por el alcalde de esta localidad pacense, Fernando García Arévalo, que se sumó a la «indignación de la sociedad por la sentencia de la Manada«, y moderado por Marisol Ruiz Fuentes.
María Fernández Ortiz contó que su amor por la caza le viene «desde que tengo uso de razón» y recuerda que fue apasionante el día en que pudo disparar las primeras piezas. Los principios no fueron fáciles: «Hubo momentos duros. Mi madre decía que cazar era de hombres, que las mujeres tenían que acabar primero las tareas. Hace veinte años era raro ver a una chica de caza; hoy es normal. También mis amigas no entendían cómo dejaba de salir para madrugar al día siguiente y practicar mi afición». Poco a poco, en su casa lo entendieron y recibió su apoyo, sobre todo de su hermano, «que me animó a competir». Asegura que se siente «uno más en el grupo de cazadores, esta actividad puede practicarla cualquier mujer».
En el caso de Ana Amalia Medina, su vocación fue más tardía: «Siempre había trabajado en el mundo textil y a los 35 años decidí ser bombero. Hay pocas mujeres, pues son pruebas físicas enormes y requieren de un gran esfuerzo». Respecto a si ha sufrido algún tipo de machismo, explicó: «Me he sentido muy arropada. Me tratan con mucho cariño, somos como una familia y no he sentido machismo». Relató la anécdota de un compañero que al principio no la veía con buenos ojos: «Te haré cambiar de opinión». Y vaya sí cambió: «Las mujeres somos igual de valientes que los hombres; a veces las limitaciones nos las ponemos nosotras», subrayó entre aplausos del público que se citó en la Casa de la Cultura del mencionado pueblo extremeño, promotor de esta gran iniciativa.
«Mamá, quiero ser torera»
Cuando María del Mar Santos espetó aquello de «mamá, quiero ser torera», su madre se llevó las manos a la cabeza. Ni su paso por las clases yudo apaciguó su veneno por el toreo. Y Santos se apuntó a la Escuela Taurina de Badajoz, donde ha permanecido alrededor de una década. «En el toro no es fácil para nadie, alguno te mira con desconfianza cuando te ve, pero en cuanto rompes barreras y abres esas puertas todo va hacia delante. Yo tengo recuerdos maravillosos de mis compañeros y de mis maestros, me han dado un trato igual que a todos. Y ahora soy novillera con picadores y estoy superfeliz. No hubiese podido elegir una profesión en la que me sienta más plena», abrocha esta joven promesa, que admira sobremanera a Morante de la Puebla y también a Paco Ureña.
Ni el toro mira el sexo, ni la liebre ni los ciudadanos que necesitan la ayuda. Todas se juegan la vida y todas adoran a los animales, pese a que la torera y la cazadora sufran al movimiento anti… María de Mar, Ana Amalia y María, tres ejemplos de lucha y superación, tres espejos en los que se refleja un mensaje: no existe lo imposible, refugio y excusa de cobardes. Pero la terna que hizo el paseíllo en Esparragosa es de valientes.
Fuente: abc.es