En la prensa

Las mujeres cazadoras se hartan del acoso animalista: «Nos desean violaciones»

«Ojalá un día tu coño sea el motivo de diversión y de fiesta de una horda de salvajes». Así de crudo es el mensaje que una mujer, Eva A., defensora de los animales, dedicó hace unos días a otra mujer, Verena Adriani, amante de la caza y de la cría de galgos. «Espero que a ti te revienten en una violación múltiple», le vuelve a decir en otro comentario.

En el grupo de Facebook donde se producen los insultos, otra mujer celebra el ataque: «Qué grande tu último comentario», dice Natalia P. Este ejemplo es solo el último de una rutina perversa: animalistas deseando agresiones sexuales y otras brutalidades a mujeres cazadoras. Un probable delito de odio y discriminación que, a diferencia de lo que ocurre en otros entornos sociales, cae en el olvido cuando el objeto de la discusión es la caza.

Estamos hartas de que nos deseen violaciones, de que nos llamen machonas, lesbianas, de que nos digan que ojalá nos metan un palo por el coño, de que a ver si tu padre te viola», protesta María Pilar Sánchez Montero, uno de los referentes femeninos del mundo de la caza en España. «Por ahí andan todavía algunos vídeos en Youtube dicéndome una sarta de barbaridades. Los he denunciado pero no los quitan». En uno de ellos, un hombre con pañuelo y gafas de sol dedica diez minutos a vejarla bajo el título ‘Joven bonita, sádica y asesina una mujer cazadora’.

Las mujeres cazadoras, muchas de ellas veinteañeras y usuarias activas de redes sociales, saben que cada vez que suben una fotografía personal en una montería se exponen a ser vapuleadas. «Lo normal es que alguien meta tu publicación en un grupo animalista en Facebook y ahí empiecen a lloverte los insultos. Al principio perdía mi tiempo respondiendo, pero es inútil. No entran en razones. Un día me encontré 1.000 comentarios con insultos en una de mis publicaciones, todos de asesina para arriba. Pero me da igual, yo sigo subiendo fotos a Facebook e Instagram y lo tengo abierto para todo el mundo porque estoy orgullosa de lo que hago», explica Sánchez Montero, quien a sus 25 años ya ha aprendido a sobrellevar con naturalidad el odio de cientos de personas desconocidas.

Cada vez es más habitual que este tipo de insultos sean denunciados en un juzgado. Los casos que saltan a la esfera pública suelen generar oleadas de indignación y producen sentencias condenatorias. El caso quizá más sonado es el de la política Inés Arrimadas, que denunció a una mujer que le deseó que «la violen en grupo» en Facebook el pasado mes de septiembre. El juez condenó a la mujer, Rosa María M., a cuatro meses de prisión, después de que su empresa la despidiera de manera fulminante. También Carles Puigdemont ha demandado recientemente a la persona que le llamó «rata maricona» y deseó que le «violen en la cárcel» mediante un vídeo.

Las mujeres cazadoras consultadas aseguran que ya están acostumbradas a las vejaciones y se lo toman como un desagradable peaje. Sin embargo, la Federación Española de Caza ha dicho ‘basta’ ante la última agresión, y adelanta que va a demandar en las próximas horas a Eva A. por delito de odio. «No podemos seguir permitiendo esto. No hace tanto, Melania Capitán se suicidó por culpa de una campaña de acoso e insultos de grupos animalistas. Los ataques eran absolutamernte brutales. Nosotros presentamos una querella contra 92 personas, las que pudimos identificar a través de las redes sociales, pero la perdimos en primera y en segunda instancia porque los jueces consideraron que como la caza es una actividad que está en discusión por una parte de la sociedad, los insultos y amenazas hay que contemplarlos dentro de ese contexto y que por lo tanto entran dentro de la libertad de expresión. Es indignante, pero no nos van a callar», explica Alonso Sánchez Gascón, asesor jurídico de la federación.

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