En la prensa

Turismo cinegético o la caza como fuente económica

Según un estudio del Círculo Fortuny, la actividad cinegética en España mueve unos 3.600 millones de euros y genera 54.000 empleos directos e indirectos. Una economía que se desarrolla fundamentalmente en áreas rurales del país y que engloba cotos de caza, licencias, armas, hoteles rurales e incluso al sector textil, entre otros.

Es imposible negar que la caza es una actividad arraigada en el país y los datos lo demuestran. España es el segundo país de Europa con mayor número de licencias en funcionamiento (tan solo después de Francia), unas 850.000; y uno de los lugares europeos con más cotos de caza, unos 33.000 en la Península Ibérica. Así que para desgranar y descubrir qué es y qué hay detrás del turismo cinegético, en el programa de radio Bungalow103, de Capital Radio, se desmenuzó la industria que engloba a este sector.

Según Juan Luis Pérez de Armas, consejero delegado del Grupo Pérez Moreno-Relaxia Resorts y gran aficionado a la cinegética, la actividad no es únicamente “apretar el gatillo y abatir animales”. Tal y como aduce, dentro del contexto de la caza “existe una economía real, que genera muchos ingresos para diversas áreas rurales”. Además, conlleva “rehabilitar espacios naturales y controlar la población animal» y es un deporte (la Organización Mundial del Turismo lo engloba dentro del turismo deportivo) «fuertemente regulado”. Además, para el hotelero la montería cuenta con una liturgia y un ritual propio; una especie de “magia” que es “difícil de explicar”, ya que se entremezclan la adrenalina del momento, con la tradición, el maridaje para con el entorno y la emoción del momento previo a la jornada».

Tal y como afirmó en las ondas Juan Calzas, director de la agencia de viajes de lujo especializada en la actividad cinegética ‘Venare Hunting, Travels & Meetings’, el turismo cinegético trabaja con un perfil de cliente “de cierto poder adquisitivo” aunque, la práctica de la caza no está relacionada con un gran gasto. Entre sus tareas como agencia de viajes no están únicamente el traslado y el hospedaje, sino también la gestión de las armas en destinos extranjeros. Según detalla Calzas, al continente africano “se puede viajar con armas o se pueden alquilar” aunque, paralelamente, existen unos “requerimientos de entrada y unos usos específicos que hay que cumplir taxativamente”. Sin embargo, Calzas destaca que lo más relevante son las grandes cifras cinegéticas a nivel mundial. Únicamente en Europa existen “8 millones de cazadores”, mientras que en Estados Unidos existen unos “17 millones de personas que ejercen la actividad cinegética”.

Calzas asegura, además, que España es uno de los grandes destinos cinegéticos a nivel mundial y prueba de ello es la «visita asidua de personajes públicos a nuestros cotos de caza», como recientemente ocurría con la llegada de Donald Trump Junior, hijo del presidente de los Estados Unidos, a la provincia de Cuenca para cazar. El especialista en viajes destaca el valor de la actividad en áreas muy rurales y sin industrias potentes «como Extremadura», que es visitada anualmente por “3.000 cazadores internacionales de alto poder adquisitivo”.

Mala reputación

No obstante, no todo son buenas noticias dentro de la industria. Tal y como informa el periodista especializado en cinegética Marcos Ruiz Espín, la actividad cuenta con una “muy mala fama y está denostada por una gran parte de la sociedad”. Una reputación, afirma, provocada por “el desconocimiento por parte de quien lo critica”. Por ende, el turista cinegético goza de una mala fama doble porque “no únicamente se dedica a abatir animales” sino también es alguien a quien “le sobra el dinero y solo viaja a una país a matar animales”. Una fama que ha adquirido especial connotación negativa desde “la famosa foto del rey emérito Juan Carlos I con un elefante en Botswana”. Sin embargo, aduce, “el nivel ético y la riqueza que aporta la caza a los territorios es incuestionable”.

Tal y como afirma Ruiz Espín, la connotación negativa es tal que muchos practicantes de la actividad “se autocensuran y no publican instantáneas a las redes sociales”. De hecho, para evitar comentarios negativos e incluso amenazas en las redes masivas como Instagram o Facebook ha surgido “una red social privada para cazadores”.

En definitiva, la actividad cinegética es todo un universo que cuenta sus propias normas y reglas y con muchos seguidores, pero también muchos más detractores. Una actividad y un segmento dentro del turismo en donde existe un amplio debate en el que los contrarios a la actividad y los partidarios de ella no se acaban de poner de acuerdo. Sin embargo, si hay algo cierto es que más allá de ideologías o afinidades, la industria cinegética genera economía en áreas rurales.

Fuente: tourinews.es

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