En la prensa

Antonio Conde y la ‘Dehesa de Montalbanejos’: «Los cazadores cuidamos el entorno»

Antonio Conde, miembro de Ática (Asociación de Titulares de Coto, Cazadores y Actividades Afines) tiene clara su elección cuando le pedimos recomendar un enclave a los lectores de la guía “En Castilla-La Mancha, un espacio natural”. Se trata de la Dehesa de Montalbanejos, al pie del castillo de San Martín de Montalbán (Toledo).

Un rincón desconocido visto desde el cauce del Torcón

Sin duda, un rincón tan desconocido como hermoso al pie del castillo de San Martín de Montalbán visto desde el cauce del Torcón, lugar que fusiona valor ecológico, paisajístico y patrimonial. Como cazador y miembro de uno de los colectivos más relevantes en defensa de la actividad cinegética, Conde defiende que los cazadores no solo disfrutan y defienden el medio ambiente y el paisaje, sino que contribuyen a cuidarlo y, por lo tanto, al equilibrio natural de la fauna y la flora de un territorio.

Lo cierto es que la fusión del paisaje de la Dehesa de Montalbanejos con la desconocida panorámica del Castillo de San Martín de Montalbán que desde allí se divisa impacta desde que llegas y así sigues cuando te vas. Antonio Conde nos describe el paraje: “Muy cerca del castillo templario de San Martín de Montalbán, que aquí le llama de Pedro I el Cruel, aunque realmente no fuera suyo. Es una zona que muy poca gente conoce, la vista accediendo por el borde del Torcón, con este acantilado. Se percibe la magnificencia de este enorme castillo, que yo he tenido la oportunidad de disfrutar en mi juventud, cuando cazaba o iba por el campo en esta finca, que en su época era de unos familiares”.

Paraje de valor ecológico y ambiental, “donde habitan grandes rapaces o por lo menos se extienden para comer grandes rapaces e, incluso, se han visto alguna vez los buitres. Siempre ha tenido gran importancia cinegética, lo que ha permitido la expansión de esas grandes especies. Hoy día, por desgracia, un malentendido en lo que es el equilibrio entre predadores y piezas base ha determinado que haya una gran caída de las especies de la caza menor que había cuando yo era pequeño, pero sigue siendo importantísimo”.

La flora es otra riqueza del lugar. “Vemos encinas, coscojas -otra especie de quercus; biérnaga –un arbusto que puede llegar a crecer más de tres metros-; acebuches -un olivo salvaje-. Podemos ver también estepa, retama, tomillo, cantueso… Meterse en el campo es salir perfumado”.

¿Por qué tantos prejuicios con los cazadores?, preguntamos. Antonio Conde lo tiene claro. “El mundo urbanita no ve bien la muerte del animal. El hombre rural convive con la vida y con la muerte –aquí no tenemos vacas bebés, tenemos terneros que tienen un ciclo vital y cumplen una función-. Los cazadores ayudamos a conservar el entorno. Echamos agua o hacemos siembras y cuidamos el monte.

Yo disfruto no solo cazando, disfruto en el sitio, por el valor ecológico, por la flora… No es lo mismo cazar en un solar, por mucha caza que haya, que en un lugar como este”.

Fuente: encastillalamancha.es

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