En la prensa

Caballos disfrazados para investigar las rayas de las cebras

Investigadores han observado que estos patrones dificultan que las moscas se posen y piquen a los animales.

Según fuentes de ABC ciencia,  fuentes científicas tratan de responder a la pregunta de por qué las cebras tienen sus peculiares rayas blancas y negras. Desde hace 150 años se ha sugerido que sus colores ayudan a disipar el calor o que sus patrones, únicos en cada animal, son una marca distintiva.

Ha habido investigadores que han argumentado que las rayas de un rebaño de cebras generan una ilusión óptica capaz de confundir a hienas y leones. Sin embargo, lo cierto es que los experimentos no han permitido confirmar de forma clara ninguna de estas hipótesis. ¿Qué ventaja obtienen estos animales gracias a sus rayas?

Desde hace 75 años se ha sugerido que las rayas de las cebras son, en realidad, un repelente ‘antimosquitos’, que las protege frente a picaduras que pueden contagiarlas de enfermedades como la tripanosomiasis o la gripe equina. Un estudio que se acaba de publicar en PLOS One, y elaborado por científicos de la Universidad de California en Davis (EE.UU.), ha examinado muy de cerca el vuelo de las moscas de los caballos (o tabánidos, en general), por primera vez. Los investigadores han concluido que las rayas de las cebras confunden a los insectos y les dificultan que puedan aterrizar y picar a estos parientes de los caballos.

«Las rayas de las cebras parecen haber evolucionado para frustrar el ataque de las moscas», han escrito los autores del estudio. «Observamos y filmamos el comportamiento de las moscas de los caballos cerca de cebras cautivas y de caballos, y descubrimos que las moscas no podían decelerar y aterrizar con éxito cerca de las rayas».

Un caballo, cubierto con una capa rayada. Al fondo, otro animal cubierto con una capa lisa. Las rayas, y no la capa, dificultan el aterrizaje de los tabánidos – T. Caro (2019).

Para poder llegar a estas conclusiones, los investigadores compararon primero el comportamiento de los insectos en el entorno de seis caballos y tres cebras cautivas, mantenidas en una granja del Reino Unido, por medio de observaciones directas y de grabaciones de vídeo. En concreto, se fijaron en el comportamiento de dos especies de tabánidos, Hameotopota pluvialis y Tabanus bromius.

De esta forma, observaron que los dípteros rodeaban y tocaban a cebras y caballos con la misma frecuencia, pero que en realidad se posaban en las cebras con una frecuencia un 75 % menor. Es decir, las rayas de las cebras no impiden que las moscas se acerquen, pero que sí que evitan que se posen y que puedan picarlas.

A continuación, hicieron otra curiosa prueba. ¿Qué pasaría si cubrieran a los caballos con una capa con rayas blancas y negras, al estilo de las cebras? Sus resultados indicaron que las moscas aterrizaban menos en las capas rayadas, pero que lo hacían con la misma frecuencia en la zona que quedaba descubierta: la cabeza.

Fuente: ABC ciencia

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