En la prensa

Frank Cuesta para el El Mundo: ‘La caza es necesaria’

«Hasta Vox, ningún partido se ha atrevido a decir la verdad: la caza es necesaria»

Recogemos, por su interés para nuestro sector la entrevista que publica El Mundo a Fran Cuesta,  presentador que se hizo famoso rodeado de serpientes en la jungla de Tailandia, donde vive, pero cada vez que rueda en España se mete en líos. Primero fueron los toros y ahora, los domingos en DMAX, toca Wild Frank: Caza.

De un programa sobre el mundo de los toros a uno sobre la caza, ¿te gustan los líos?

Cuando grabamos toros fue muy intenso. Sabía que iba a ser polémico, pero creo que salió muy bien aunque mucha gente no cogió el concepto, que era no atacar a nadie sino escuchar a todos. Y ahora nos hemos metido en un jardín mucho más complicado todavía. Pero mucho. Porque el tema de la caza es mucho más grande económicamente y envuelve a más gente. Es un tema muy polémico, sin términos medios, es Real Madrid-Barcelona, sí o no. Pero, si escuchas, al final te das cuenta de que no hay ni buenos ni malos.

 

¿Cuál es tu posición respecto a la caza?

Que es necesaria, nos guste o no nos guste. El mundo es como es y, tristemente, el hombre tiene que gestionar la naturaleza. El ecosistema ha cambiado en estos últimos años y la naturaleza tiene tres grandes problemas: los furtivos, los incendios y las recalificaciones. Los animales pierden siempre. Hay muchos activistas de ciudad que sólo ven esto, pero los de campo saben que muchas especies sobreviven gracias a la caza. Y existen pueblos enteros que viven de la caza. El mundo de la caza no es solamente pegar un tiro: es desbrozar el monte, limpiar, hacer cortafuegos, alojamientos, transportistas, cooperativas… Además, nos escandalizamos mucho con la caza y luego nos ponemos ciegos a filetes.

Pero, en España, ¿se caza más por necesidad o por hobby?

Hay que distinguir a los cazadores, que son muy respetuosos con la naturaleza y de los animales, de los escopeteros, que van a disparar por disparar y a lo que sea. Y luego están los furtivos, que son simples delincuentes. Se ha metido a todo el mundo en el mismo saco y es injusto. Ni los cazadores son tan malos ni los animalistas son tan buenos. En el mundo de la caza me he encontrado garrulos, pero por norma general es gente que entiende y respeta la naturaleza de una manera increíble. Y sin diferencias de clase social: pobres ricos, jornaleros y doctores. Pero el mundo de la caza no se ha levantado nunca a aclarar esto… hasta ahora.

Vox ha llevado este tema a la arena política.

A ningún partido político le interesa prohibir la caza. Ninguno se atrevería. No incluyo a PACMA porque, para bien o para mal, lo considero más activismo que política. Pero el resto no han tenido la valentía de posicionarse. A mí me pagan lo mismo por grabar peces que por meterme en este embrollo, pero si te importa la naturaleza te tienes que mojar. Y los partidos se han mojado poco y, hasta Vox, no se han atrevido decir la verdad: que la caza es necesaria. Y son muchos votos, porque la caza no es matar animales: es una economía y un negocio muy grande. Cualquier partido político con dos dedos de frente no se va a posicionar contra la caza. En todo caso, yo paso de meterme en política y eso que me han ofrecido ir en listas de partidos de extremos totalmente opuestos.

¿Por qué un activista por los animales como tú se lleva tan mal con PACMA?

Porque es un animalismo de red social, que no es malo, aunque yo me meta mucho con ellos y discutamos. Les llamo animalistas de teclado. Es como el tema de los veganos. El veganismo es para mí la opción más loable del animalismo, porque son capaces de prescindir de todo aquello que hemos creado para tener una sociedad más fácil para el humano. Es loable, pero el problema es cuando se transforman en vegatalibanes, que insultan y crean odio. Con el animalismo de teclado sucede lo mismo: muchos se talibanizan. Hay quien intenta ayudar a que adopten un perro, que está muy bien dentro de sus posibilidades, y luego los talibanes que insultan y crean odio. Esos son el problema y ni siquiera conocen la realidad de la naturaleza. Aprendo mucho más de una persona que vive en un pueblo que de un universitario con Twitter.

¿Qué opinas de la equiparación entre la vida humana y la animal?

Un animal es un animal y es ridículo dar el mismo valor a su vida que a la de un ser humano. Por mucho que quieras a tu perro, ¿qué persona sensata va a equiparar a su perro con su hijo? No entiendo esa comparación que, además, no se sostiene en términos naturales: ningún animal, jamás, dudaría entre un humano y uno de su especie. Es absurdo decir que merecen tener los mismos derechos. Absurdo. Más allá del derecho a la vida y a ser tratados decentemente, los animales no tienen derechos porque no tienen responsabilidades. Los humanos sí tenemos una responsabilidad muy grande, pero no hacia los animales: hacia la naturaleza. Igual hacia el perro que hacia la encina, que se olvida a menudo.

Dices que el programa no cambia tu postura respecto a la caza, ¿el de los toros tampoco lo hizo?

Durante muchos años he sido un energúmeno contra los toros, pero ya no. Cuando lo ves desde fuera, lo ves como una barbaridad, pero con el programa vi el otro lado. Ahora mucha gente me llama traidor y me acusa de estar a favor de los toros, pero no es cierto. Ni soy taurino ni me gustan. Y si supiera que prohibiéndolos no afectaba ni al ecosistema ni a muchas familias, los prohibiría. Pero es que no es así: una especie animal y muchas familias dependen de ellos. Prohibirlo sería quitar a esa gente su manera de vivir y eso ataca a los derechos de las personas.

¿Qué te hizo cambiar?

Que, aunque sigue sin gustarme una corrida, respeto la cultura que hay alrededor. Y he entendido que quien va a verlos no va a ver sangre y masacre, sino algo que ellos llaman arte y es una especie de baile regional. Entienden la vida y la muerte muy diferente a nosotros. Mucha gente no quiere ver la muerte. Al año se matan 10.000 toros, que es un número ínfimo al lado de lo que sucede en los mataderos. E insisto en que las corridas me parecen una barbaridad, pero he aprendido que no es blanco o negro.

Vives a caballo entre España y Tailandia, donde tu ex mujer está encarcelada por tráfico de drogas. Denunciaste que todo fue un montaje. ¿Cómo está el caso ahora?

Yo no vivo en España. Grabo tres meses al año y el resto estoy en casa, en Tailandia. El caso de Yuyee se ve muy diferente aquí que allí. Allí, que es una cultura muy machista, no entienden por qué lucho por mi exmujer, si ya estoy divorciado y tengo mi vida. No entienden que no me eche otra novia y me olvide. En España se valora muy diferente. Cada vez que vengo me preguntan mogollón por los niños. El caso sigue igual. Ahora gracias a Dios parece que la dictadura se ha terminado y esperemos que con la democracia las cosas cambien y se vuelva a estudiar todo.

¿No te ha pasado factura en Tailandia tu beligerancia?

En un país así todo son contactos: igual que tienes enemigos, tienes protectores. En el mundo del animalismo en Tailandia, todo es pacto y negociación. Somos pocos y nos conocemos. Es un juego del gato y el ratón. Pero yo también tengo mis padrinos y mi información. Y cuando te dicen que este mes no hagas esto o no vayas por allí, pues no vas. Es un mundo tan sucio, pero tan ordenado, que es difícil que te pillen por sorpresa. Lo que te asusta un poco es que sé que allí la vida no vale nada: me sacan una pistola porque sí, me pegan un tiro, me esconden en la selva y no me van a encontrar jamás. Allí las leyes se pueden comprar con dinero. Eso hay gente en España que no se lo cree o no lo comprende y me río mucho cuando dudan de lo que contamos. Que prueben a irse a vivir allí. Pero de verdad, no como turistas a hacerse unas fotos.

¿Y por qué sigues viviendo allí?

Porque la madre de mis hijos está allí. Cuando salga de la cárcel, seguramente Yuyee y los niños sí se vengan a España, pero yo no voy a vivir aquí. Iré y vendré, pero mi vida, en lo que creo y por lo que lucho, que es la naturaleza, está en Tailandia. Y no voy a ser el que salve las selvas, pero con cada animal que logras rescatar, ya has sumado. Esa es mi misión y eso lo hago allí.

Un leonés que iba para tenista profesional y acaba de aventurero en Tailandia y estrella televisiva. Parece un argumento de película poco creíble.

Es una vida de casualidades. Cuando tú eres muy inquieto, pueden pasar estas cosas. Yo no soy un tío que haya nacido para tener grandes coches y grandes casas, siempre he ido ajustándome para tener lo necesario para cada momento de mi vida, así que no me he puesto nunca trabas por edad, seguridad, dinero… Y he ido cambiando porque tener la posibilidad de hacer muchas cosas que te gustan es un lujo. Para mí eso es la felicidad.

Los compañeros de El Confidencial publicaron un reportaje que ponía en duda varios de tus reportajes, conocimientos y vivencias. ¿Qué hay de cierto en esto?

Escribieron cosas sobre mi vida que me sorprendieron hasta a mí. La mejor respuesta se la dio mi hijo: «¿En qué os basáis para hablar de la vida de mi padre sin conocerle ni a él ni a Tailandia?». Luego se montó una campaña absurda en televisión, que en fin… Allá cada cual.Pero no todo era personal.

Varios expertos afirmaban que varios vídeos con serpientes de tu programa eran montajes.

Sí, hablaban de Frank de la jungla. Llevaron a la televisión a un profesional de las serpientes, un herpetólogo, con su título y tal. Mira, yo llevo 30 años trabajando con serpientes en la selva. Las he buscado, seguido y estudiado. Recojo unas 800 al año con las manos, las recupero y las dejo en libertad. Y no, yo no tengo una tarjeta de visita que diga que soy un herpetólogo director de no sé qué centro, pero sé más de serpientes que cualquiera que no ha pisado la selva y ha leído muchos libros. En España no hay absolutamente nadie que sepa tanto de serpientes salvajes como yo. Hay mucho científico, muy respetable, que trabaja en laboratorios, con acuarios y serpientes muy bien alimentadas que no tienen que luchar por su vida ni sienten peligro. Yo respeto ese trabajo y que me consideren un bichero, si quieren, pero al final del día yo puedo ir a la selva e interactuar con serpientes y ellos no. Todos saben más que yo… Ya. Bueno, que me lo demuestren, porque hablar es muy fácil.

¿Entonces ninguno de tus programas está manipulado?

No, nunca. No hay ningún montaje. Lo que has visto es lo que hay y lo volverás a ver. ¿Sabes por qué? Porque yo vivo las cosas, no las hablo. Y voy a seguir igual. Lo que pasa es que cuando tú dices lo que piensas y no le debes nada a nadie a nivel político ni de subvenciones ni de fundaciones, te tienen que atacar. Y a mí me da igual, porque no me va a costar mi dinero ni mi posición. Esa es mi libertad y por eso, por ejemplo, tampoco hago publicidad. Me sigo comprando mis crocs y eso que seguramente nadie las ha hecho más famosas. Todo eso me da una libertad que los demás no tienen.

Fuente: El Mundo. Foto de cabecera: Antonio Heredia

 

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