En la prensa Internacional

Leones devoradores de hombres por una espina en el hocico

Los registros históricos muestran lo que lleva a los reyes de la sabana a cazar puercoespines y qué sucede cuando lo hacen.

En interesante articulo recogido por el diario ABC, descubrimos una explicación sobre los devoradores de hombres que en su día nos contara el maestro Tony Sánchez Ariño en su articulo ‘Devoradores de hombres. El asesino de Kima‘ (ver pinchando el enlace).

«No hay enemigo pequeño, dice el refranero. Especialmente si el enemigo está cubierto de púas. Los leones son unos depredadores magníficos de casi 200 kilos, que derriban presas tan grandes como ñus, cebras e incluso jirafas pero que muerden el suelo ante unas criaturas del tamaño de un cocker spaniel: los puercoespines. Un equipo de investigadores del Museo Field de Historia Natural de Chicago ha analizado los registros históricos de leones africanos atacados por estos animales puntiagudos y han llegado a unas curiosas conclusiones. La primera, que si el rey de la sabana se decanta por un plato tan peligroso es porque no le queda más remedio. La segunda, que en este caso David vence a Goliath. La tercera, más inquietante, que las lesiones causadas por los puercoespines pueden cambiar los hábitos de caza de los grandes mamíferos y convertirlos en peligrosos devorahombres.

Los puercoespines africanos son grandes roedores que pesan alrededor de 18 kilos, y los depredadores (incluidos los humanos) los buscan por su sabrosa y jugosa carne. Pero sus lomos están cubiertos de púas afiladas hechas de queratina, el mismo material que el cabello y las uñas. Estas púas, que pueden tener 30 cm de largo o más, pueden desprenderse y quedar atrapadas en la carne de los depredadores descuidados o lo suficientemente desesperados como para atacarlos.

Hay historias y registros de leones heridos por puercoespines que se remontan a cientos de años. Por ejemplo, en junio, julio y agosto de 1656, un funcionario de la Dutch East Company en Ciudad del Cabo escribió en su diario acerca de tres leones diferentes que llevaban clavadas púas de puercoespín. El equipo revisó la literatura científica, historias en la prensa popular e incluso vídeos de YouTube en busca de evidencia de interacciones entre las dos especies para ver si las situaciones se repetían.

Puercoespín africano. Fotografía de Eric Kilby.

Macho joven y tonto

Los investigadores encontraron evidencias de unos cincuenta leones que habían sido heridos o muertos por puercoespines. Los especímenes que vivían en terrenos más duros y secos parecían depender más de estos roedores para comer, al menos periódicamente, tal vez porque no había otras presas disponibles. Los jóvenes eran más propensos a esta caza que los de mayor edad. Y la mayoría de los ejemplares heridos por puercoespines eran machos.

«Había una tendencia a que los machos fueran heridos o muertos con más frecuencia por los puercoespines, una especie de ‘síndrome del hombre joven y atolondrado’», expresa Julian Kerbis Peterhans, investigador en el Museo Field, profesor de la Universidad Roosevelt y autor principal del nuevo estudio en la revista «Journal of East African Natural History». Para complicar las cosas, los machos jóvenes no solo participan en comportamientos arriesgados, sino que, cuando están solos, sin otros leones que los ayuden, si resultan heridos, son más vulnerables. «En contextos sociales, un león puede eliminar las púas con la ayuda de un amigo, pero esto no es posible si son solitarios», explica.

«El poderoso rey de la sabana trata de comerse un puercoespín gordo y jugoso, pero se siente herido por las púas», apunta Gastone Celesia, profesor de Neurología en la Universidad Loyola de Chicago y coautor del estudio. «Aunque los leones están en la cima de la cadena alimenticia, se lesionan si no ven lo que están haciendo».

Una espina de puercoespín extraída del cráneo de un león devorador de hombres, dividida en dos. Clavada en el hocico, hizo imposible que cazara presas normales y recurrió a comer humanos. Museo Field.

Devoradores de hombres

Los investigadores también utilizaron tomografías computarizadas para examinar más de cerca los efectos que las espinas tuvieron en sus víctimas. El equipo examinó los cráneos de dos ejemplares devoradores de hombres de 1965. Uno tenía una púa de 22 cm clavada en el hocico y el otro, un segmento de 2,5 cm incrustado en la pulpa nerviosa de su diente canino roto.

«Fuimos como detectives», dice Celesia sobre su trabajo para averiguar cuáles serían los efectos de esas lesiones sobre las capacidades de caza de los dos leones. Las exploraciones mostraron evidencias de infecciones óseas que habrían afectado la capacidad de ambos ejemplares para comer (o, en el caso del león con una púa en la nariz, oler su presa), factores que podrían haber contribuido a la aparición de los famosos devoradores de hombres. En general, los leones atacan a los humanos si algo va mal, como que no puedan físicamente derribar a sus presas habituales o si no tienen suficiente espacio o recursos para cazar normalmente. Famosos son dos leonesque merodeaban el campamento de los trabajadores dedicados a la construcción de la línea ferroviaria en Tsavo, en Kenia, hace más de un siglo. Se les llegó a atribuir la muerte de 135 personas, aunque la compañía de ferrocarril solo reconoció 28 y estudios posteriores ajustaron las víctimas a 35. La leyenda fue reflejada en tres películas de Hollywood, una de ellas «Los demonios de la noche», protagonizada por Michael Douglas.

Anticipador de ataques

Kerbis Peterhans señala la importancia del estudio para comprender mejor una condición que puede llevar a los leones a dañar a las personas. «Las lesiones de puercoespín anticipan ataques a los seres humanos», asegura. El informe tiene además un significado ecológico más amplio. «Sabemos que los leones prefieren los animales grandes como presa, incluidos el antílope, la cebra y el búfalo», dice Tom Gnoske, coautor del trabajo e investigador del Museo Field. «Y nuestros datos sugieren que para cuando los leones están relegados a comer puercoespines, ya existe un problema con el suministro local de alimentos. Los registros históricos nos dicen que cuando las condiciones ambientales se deterioran, particularmente en áreas donde los leones y sus presas preferidas ya viven al límite, se encuentran en serios problemas con los humanos cercanos o con su ganado».

«Una moraleja de la historia es que no hay almuerzo gratis», dice Celesia. «Ni siquiera el rey de las bestias come lo que quiere sin pagar un precio»».

Fuente: ABC

 

 

 

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.