El sonido de los grandes venados se oye a kilómetros de distancia y además es relativamente fácil verlos. Por eso cada vez más visitantes se acercan desde mediados de septiembre a los Montes Universales para disfrutar de un espectáculo que complementa a la caza como motor de desarrollo para la comarca Sierra de Albarracín.
Las fechas más habituales para el celo todavía no han llegado, pero en los Montes Universales de Teruel ya han empezado a escucharse los bramidos de los primeros machos. Son los prolegómenos de uno de los espectáculos mas impresionantes que pueden contemplarse en la naturaleza aragonesa: la berrea del ciervo, un periodo de apenas tres semanas en el que estos majestuosos mamíferos llevan a cabo un espectacular ritual de apareamiento.
Hacia mediados de septiembre y durante menos de un mes (la época exacta depende sobre todo del tiempo), los machos adultos abandonan el refugio de los bosques y salen a terrenos abiertos ricos en pasto para atraer a las hembras con sus bramidos graves y profundos. Lo hacen sobre todo al amanecer y al atardecer. Se contestan unos a otros, intentan conseguir el mayor número posible de ciervas y luchan entre ellos por el dominio de la manada chocando con sus poderosas cornamentas.
El sonido de los grandes venados, similar al mugir de un toro, se escucha a varios kilómetros de distancia. Además, al salir de la espesura y reunirse en grupos, es relativamente fácil verlos. Por eso cada vez hay más visitantes que viajan hasta la comarca Sierra de Albarracín solo para disfrutar de la berrea (o brama) del ciervo.
«Hace dos décadas el fenómeno de ir a ver la berrea era algo residual y totalmente local, solo lo hacía alguna gente de los pueblos», explica la gerente de la Asociación de Empresarios Turísticos de la Sierra de Albarracín, Begoña Sierra. «Sin embargo, gracias al boca a boca y a las iniciativas que se han llevado a cabo para darlo a conocer, poco a poco cada vez ha ido viniendo más gente de fuera, hasta el punto de que en los dos o tres últimos años el crecimiento está siendo exponencial».
Entre la iniciativas que destaca Sierra están las visitas guiadas que el Ayuntamiento de Orihuela del Tremedal organiza desde hace ya 11 años. «La verdad es que es una pasada la gente que está viniendo a disfrutar de la berrea, este año hemos empezado a recibir llamadas para reservar ya a principios de verano y las visitas se llenan incluso entre semana», destaca el alcalde de esta localidad, Rafael Samper. «Puedes oír a los ciervos y, con un poco de suerte, también los ves, así que, aunque haya que pagar 3 euros, la gente termina encantada».
Samper calcula que solo el año pasado cerca de medio millar de personas participaron en esos recorridos, una cifra más que considerable para los pequeños pueblos de la comarca a la que se suman las de las visitas guiadas que ofrecen dos empresas de deportes de aventura.
«En nuestro caso el año pasado llevamos a disfrutar de la berrea a unas 200 personas», calcula Rymond Zeltner, uno de los guías de la empresa Quercus Aventura. «Hacemos una visita por la mañana y otra por la tarde. Como los grupos son de un máximo de 10 personas porque no podemos hacer ruido, hay muchos días, sobre todo los fines de semana, en los que completamos todas las plazas».
Además, también son cada vez más las personas que deciden intentar ver a los ciervos por su cuenta. Por eso el año pasado el Departamento de Agricultura, Ganadería y Medio Ambiente del Gobierno de Aragón puso en marcha una red piloto de enclaves para la escucha y la observación de la berrea.
Se trata de una iniciativa experimental que va a volver a repetirse este año y que ofrece información sobre la época de celo de los ciervos y lugares desde los que poder disfrutarla. El objetivo es que los turistas puedan vivir la berrea siguiendo unas pautas de comportamiento encaminadas a no molestar a los animales y a garantizar la seguridad de las personas en plena temporada de caza del ciervo.
Unos 2.000 ejemplares por los que se llegan a pagar más de 3.000€
Se estima que actualmente en la Reserva de Caza de los Montes Universales viven unos 2.000 venados. Este espacio cinegético ocupa casi 50.0000 hectáreas repartidas por 13 términos municipales. Se creó en 1973 para proteger y fomentar las poblaciones de ciervo y de otras especies atractivas para la caza. Desde entonces, la reserva ha sido otro de los motores económicos de esa zona de la provincia de Teruel.
«La berrea es el momento más propicio para la caza del ciervo y la época en la que se abaten los ejemplares más atractivos para los cazadores», recuerdan desde la Asociación de Agentes para la Protección de la Naturaleza de Aragón (Aapna). «Durante la berrea los permisos que subastan los ayuntamientos para cazar esos ciervos que tienen las astas totalmente desarrolladas cuestan más de 3.000 y hasta 4.000 euros».
Esos ingresos van directamente a las arcas de los ayuntamientos, que también obtienen importantes beneficios de los permisos que se conceden desde septiembre hasta marzo para regular y mejorar las poblaciones de ciervo. «Por un lado se reduce el número de animales para tenerlo dentro de los límites que se consideran adecuados y por otro se hacen descastes, se caza a aquellos machos que ya se ve que no van a tener una buena evolución en su cornamenta», explican desde la Aapna. «Este año después de la berrea de pondrán a la venta 300 permisos para cazar 700 animales con un límite de dos por permiso, pero ha habido temporadas en las que se han cazado hasta 1.500 ejemplares».
Estos últimos permisos costarán entre 400 y 500 euros, y además los municipios de la reserva consiguen más ingresos a través del aprovechamiento de la carne de los venado y de las autorizaciones para cazar en batidas. «El Gobierno de Aragón también recibe algo de dinero, pero muy poco. Desde un punto de vista económico, la reserva es totalmente deficitaria, pero a cambio quienes se benefician de ella son los ayuntamientos y los negocios de la zona», señalan desde la Asociación de Agentes para la Protección de la Naturaleza.
La puesta en marcha de la red de enclaves que ha creado el Departamento de Agricultura, Ganadería y Medio Ambiente para que los visitantes puedan disfrutar de la berrea ha sido la respuesta a los problemas de convivencia que habían empezado a generarse entre esa actividad de observación, la de los cazadores y la de los propios animales. «Si durante esta época se repiten las molestias, los ciervos pueden modificar sus hábitos de berrea, haciéndose más esquivos e incluso trasladando sus territorios», recuerda la DGA.
En cualquier caso, gracias a la berrea y a las setas la temporada alta de la Sierra de Albarracín se inicia en agosto y llega hasta el 1 de noviembre. «Las setas tienen mucha más tradición, pero queremos aprovechar el boom de la berrea porque es un turismo respetuoso con el medio ambiente, porque llega a más negocios que la caza y porque además se puede conjugar con otras actividades como el astroturismo», destaca la gerente de los empresarios turísticos de la comarca. Por segundo año consecutivo, el fin de semana del 27 y el 28 de septiembre la asociación va a celebrar la actividad ‘Berrea bajo las estrellas’, una iniciativa que ofrece la oportunidad de vivir el cortejo del ciervo y de contemplar a la vez los espectaculares cielos de la zona.
Otras zonas de Berrea en Aragón
Aunque los Montes Universales son la zona más emblemática de Aragón para vivir la berrea en plena naturaleza, no es la única. En la Comunidad hay otras poblaciones no tan numerosas de ciervos que también despliegan su ritual del celo desde mediados de septiembre inundando el monte con sus bramidos. Las más importantes son las que habitan en el Bajo Aragón y el Bajo Cinca, en la Reserva de Caza de La Garcipollera y en los montes de Agüero.
Todos estos núcleos, incluidos el de los Montes Universales y otros como el que existe en las Altas Cinco Villas, son el resultado de repoblaciones realizadas entre los años 60 y 70.
Fuente: Heraldo de Aragón