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Macabro hallazgo de once cabezas de corzos en la provincia de Segovia

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El Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil de Segovia investiga el macabro hallazgo de once cabezas de corzos en un coto situado en la zona de Aldealengua de Pedraza.

Según han confirmado fuentes de la Subdelegación del Gobierno en Segovia. Aunque las pesquisas están abiertas y no existen conclusiones sobre los hechos ocurridos este pasado jueves, los indicios apuntan que se trata un acto de furtivismo con intención de aprovechar la carne de los animales.

El descubrimiento de las cabezas fue grabado en vídeo por un particular, que avisó a los cazadores de lo acontecido para que extremen la vigilancia.

También se han encontrado patas de los animales muertos. Entre ellos hay machos y hembras, y restos de sangre fresca que invitan a deducir que no había transcurrido demasiado tiempo desde que se produjeron las muertes hasta el hallazgo.

Según fuentes consultadas, la forma de cercenar cabezas «coincide con la que realizan los carniceros profesionales cuando preparan las canales de los animales para pasar a la cadena de consumo». Esas opiniones detallan que el escenario dejado por los autores «se aleja mucho del típico corte que suelen dar los furtivos habituales para los que, precisamente, el trofeo es lo único que importa».

Tres de cada cuatro se abaten de forma ilegal

Este cérvido es una de las especies más perjudicadas por la práctica del furtivismo en territorio segoviano. La delegación segoviana de la Federación de Caza de Castilla y León calcula que por cada precinto autorizado por la Junta en la provincia se matan de forma ilegal dos o tres corzos.

De este modo, el número de ejemplares que cazan los furtivos puede llegar a triplicar las piezas que se cobran durante la temporada quienes poseen la pertinente licencia oficial.

La representación de los cazadores advierte de que la actividad de estos grupos arranca antes de que dé comienzo temporada. Así logran hacerse con las piezas mejores y más grandes. En la mayoría de los casos, estos malhechores actúan de noche y suelen querer la cabeza del animal para después venderla en el mercado negro, desvela. En esta ocasión no ha sido así, lo que lleva a pensar en la hipótesis de la comercialización de su carne.

El Gobierno autonómico establece multas de 6.000 euros para este tipo de prácticas ilegales. Los cazadores llaman la atención sobre la necesidad de guardar un mayor control sobre las prácticas furtivas.

Fuente: El Norte de Castilla

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