En la prensa

Veinte personas acusadas de no llevar los restos de caza a las incineradoras

veinte personas

Además de esta veinte personas,también se implica a cuatro empresas en supuestos delitos de estafa, falsedad en documentos y contra los recursos humanos y el medio ambiente.

Después de más de dos años de investigación, la Dirección General de la Guardia Civil ha informado de la operación Dispendium, llevaba a cabo por agentes del Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Comandancia de Cáceres.

La operación se ha saldado con la detención de diez personas y la investigación de otras diez. Además se imputa por responsabilidad penal a cuatro empresas, tres de ellas de la provincia de Cáceres y una de Salamanca.

Todos están acusados de irregularidades al desprenderse de despojos de caza, cobrando dinero por llevarlos a incinerarlos y tirarlos en el campo. Se les encuentra responsables de haber cometido delitos continuados de estafa, delitos contra los recursos naturales y el medio ambiente, y falsedad en documentos oficiales, públicos y mercantiles.

Documentación indebida

La investigación se inició en agosto del 2017, tras detectar la Guardia Civil, en una inspección rutinaria, el uso indebido de documentación, supuestamente falsificada. Ésta amparaba el transporte de ganado de lidia con destino a la celebración de festejos taurinos populares, en distintos municipios de la provincia cacereña. Descubrieron documentación con sellos de empresas que ya habían cesado en su actividad, y que, por tanto, no tenían participación real en los movimientos del ganado ni en la posterior desinfección de los vehículos.

La Fiscalía de Medio Ambiente de Cáceres abrió una investigación. Estaba centrada, a partir de entonces, en el control de los documentos oficiales que amparan el transporte de subproductos de origen animal, procedentes de acciones cinegéticas (monterías en su mayor parte).

Dichas monterías se celebraron en Extremadura en las temporadas 2017-2018 y 2018-2019, librados por el responsable actual de una empresa del sector, con sede en Cáceres.

Restos de caza mayor

Las irregularidades se cometieron, en la manera en la que empresas y trabajadores de las mismas se deshacían de restos de ejemplares abatidos de caza mayor. Los restos acababan en parajes cuando  tienen que ser eliminados a través de plantas o instalaciones autorizadas. Trasladando esos restos con documentación que garantiza que se están observando las normas de protección de la salud pública y la sanidad animal. En vez de llevar los despojos a incineradoras, terminaban en muladares en la provincia de Cáceres. Muchos de los enclaves elegidos están en espacios naturales protegidos, incluidos en la Red Natura 2000.

Media tonelada de productos

El Seprona indica que hubo, «un total de 500.000 kilogramos de subproductos que no fueron entregados en las plantas de tratamiento o destrucción conforme establece la normativa reguladora, procediendo, en su lugar, a depositarlos en muladares a disposición de la fauna silvestre, sin obviar otros perjuicios graves para el medio ambiente».

Hace dos meses, el pasado mes de octubre, los agentes detuvieron a 10 acusados. Practicaron cinco entradas y registros en instalaciones y establecimientos, investigando a un total de 20 personas.

Los agentes han intervenido cerca de 10.000 documentos en soporte físico, archivos electrónicos y dispositivos de almacenamiento de datos. Y tres sellos pertenecientes a dos empresas, una de ellas que ha cesado en su actividad, y talonarios de desinfección de vehículos falseados.

Las diligencias instruidas por el Seprona se remitieron al Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 3 de Cáceres. Para garantizar la eficacia de la investigación decretó, inicialmente, el secreto del sumario.

Subproductos animales no destinados al consumo

Toda la operación se refiere al tratamiento de subproductos animales no destinados al consumo humano. Estos están sometidos a un estricto control de trazabilidad por parte de la Administración, desde el momento que se generan en las acciones de caza. Así como su posterior recogida y transporte en vehículos autorizados y desinfectados, hasta su entrega en plantas para su destrucción, valoración o transformación, dependiendo de la categoría del subproducto.

En ningún momento se trató de carne de caza que se ponía a la venta para consumo humano.

Fuente: Hoy

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