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Agricultores y cazadores reclaman a Medio Ambiente que facilite la caza contra los daños

.agricultores y cazadores

Una vez más, los agricultores y cazadores han salido a la palestra para denunciar la problemática que sufren en sus cultivos debido a los daños ocasionados por especies como el conejo y el jabalí.

Exigen al Gobierno de Navarra que defienda y favorezca la caza. En una reunión celebrada este mes de diciembre, reivindicaron de nuevo que se lleven a cabo iniciativas que corrijan la tesitura económica.

Asumida desde hace años en zonas de especial virulencia del problema, como en la Ribera, han provocado que los daños superen en el 2019 los 1,2 millones de euros.
A través de la Unión de Agricultores y Ganaderos de Navarra (UAGN) se destaca que el sector agrario comprende el esfuerzo que están realizando los cazadores. Hasta el punto de que, más que una afición, su labor para controlar las poblaciones de estas especies se está convirtiendo en un trabajo. Por ello, entre las medidas que solicitan al departamento de Desarrollo Rural y Medio Ambiente del Ejecutivo foral está la de facilitar la caza del conejo y del jabalí, para lograr así el equilibrio de sus poblaciones.

Las cifras del problema

Las cifras que están sobre la mesa no dejan lugar a dudas sobre la peligrosa dimensión que ha tomado este asunto en varias zonas de Navarra, sobre todo en las situadas en la margen derecha del río Ebro.

Si se observan los datos de capturas de conejos, en el año 1995 se abatieron 3.226 ejemplares, cuando durante el pasado 2018, esa cifra superó los 132.000; es decir, que el número de capturas hoy en día es 40 veces superior que el de hace 24 años.

En los jabalíes, por su parte, se ha pasado de unas 3.500 capturas en la década de los noventa, a casi 9.400 el pasado año.

Son datos que el presidente de la UAGN, Félix Bariáin, empleó recientemente como acicate para intentar conseguir que la Administración tome cartas en el asunto. A su vez, esos números se subrayaron también en la jornada celebrada en Tudela sobre gestión cinegética y cómo solventar los daños en la agricultura.

A la cita fueron invitados, además de representantes de la sección de Caza del Gobierno, aseguradoras y grupos ecologistas, miembros de la Federación Navarra de Caza (FNC), que se encargaron de poner voz a las demandas del colectivo en la Comunidad foral.

Trabas que vienen de lejos

Las trabas en estos enclaves de la Ribera vienen de lejos, desde hace alrededor de dos décadas. Y, principalmente, se deben a la instalación de la AP-68, ya que, en sus márgenes y taludes, los conejos crían sin el peligro de depredadores, que no pueden acosarlos al estar estos lugares vallados, ni cazadores, que tampoco pueden acceder debido a las distancias de seguridad. Al haber cultivos próximos que favorecen su alimentación, la evolución de sus poblaciones se ha disparado. Pese a que son animales cíclicos, su tendencia en estos últimos 20 años ha sido al alza.

Aitor Merino, ingeniero forestal y asesor técnico de la FNC, reiteró en esa cita lo que es una máxima ya asumida tanto por agricultores como por ganaderos: «Los cazadores somos parte indispensable en la solución del problema, porque la caza es la medida más efectiva para controlar las poblaciones de conejos.

Pero esta solución requiere de un mayor empuje del Gobierno a la actividad cinegética, en lugar de ponernos palos en las ruedas». Con ello se refería, entre otros aspectos, a la reciente ley foral de protección de los animales de compañía, en la que se exige, por ejemplo, que todos los hurones de caza estén identificados y vacunados, un gasto económico que sale del bolsillo del cazador.

«Nosotros siempre vamos a estar para ayudar y colaborar con los agricultores. Pero no nos parece de recibo que, en nuestra labor de quitarles parte de los daños en los cultivos, haya costes añadidos que tengamos que asumir los cazadores», expone Merino, que apunta que es ahí donde debe entrar la acción de Medio Ambiente.

La caza parte fundamental

«Siendo el sector cinegético la parte fundamental para el control de los daños, pedimos que desde la Administración se apoye y se incentive la caza. Que se tomen medidas que favorezcan que los agricultores y cazadores puedan hacerse cargo de luchar contra las superpoblaciones de estas especies», añade.

De no lanzarse iniciativas que promocionen y defiendan la caza, el contexto sin duda será menos proclive para encontrar soluciones que doten del equilibrio necesario a las poblaciones de conejos y jabalíes en Navarra.

Además del aumento de ejemplares, el menor relevo generacional entre los cazadores y el aumento de los ataques procedentes de grupos que se autodefinen como animalistas. Y  estiman oportuno que el Gobierno se ponga sin ambages del lado de un actor que mejora el hábitat.

Con su acción, se controlan los ecosistemas, se acortan los daños, se protege el futuro del sector y se reducen los accidentes de tráfico.

«Tienen que dar más ayudas, las subvenciones deben ser más cuantiosas y hay que apoyar más al cazador. Ellos son la Administración, así que está entre sus deberes aportar soluciones que encaucen la situación. La caza, el método más efectivo que existe, para que se aminoren los daños y los agricultores puedan seguir desarrollando su actividad», concluye Merino.

Fuente: Noticias de Navarra

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