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Un rifle cualquiera

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Un rifle cualquiera

Soy un viejo rifle, que ha tenido la desventura de haber pasado por las manos de diversos dueños.

Como soy de ascendencia anglosajona –lo cual conlleva implícita una calidad más que aceptable–, me considero todavía más que útil solamente a condición de lo que he requerido siempre: un compañero que me mime y cuide un poco. Si lo encuentro, le garantizo unos excelentes resultados en la práctica de nuestra querida afición, que es la caza.

Aunque mi tecnología de fabricación no es –en los tiempos que corren– la más avanzada, con cerrojos rectilíneos super rápidos y calibres ultra mágnum de trayectorias espectaculares; al menos sobre el papel, mi construcción fue esmerada y de calidad.

Tanto que he llegado a creer que tengo mi propio ‘corazoncito’ y desde aquí anhelo que ese próximo dueño –que seguro volveré a tener– sepa sacar de mí todo lo que llevo dentro. Que cuando agarre mis líneas, me haga sentir la suavidad y a la vez la firmeza de sus manos, y la determinación de su corazón.

Algo así como adoctrinaban los antiguos maestros de esgrima, que enseñaban a sus alumnos que un florete, al igual que un pájaro, no se puede apretar en exceso, porque se ahoga, ni mantenerle demasiado flojo, porque se escapa.

Dueños de todo tipo un rifle cualquiera

He tenido dueños, que se vanagloriaban de mi calidad, pero que, al mismo tiempo, eran incapaces de otorgarme los cuidados mínimos que yo requería.

Desde no saber regular mi disparo, poniéndome en manos de dudosos armeros, hasta dispensarme los cuidados necesarios de limpieza, engrase y conservación.

He tenido también otros que pretendían de mí unos resultados óptimos, practicando la caza de forma poco ética, matando animales indefensos y pequeños en lugares donde existían otros espectaculares, pero que requerían un esfuerzo físico notable; así como algunos que me llevaban a practicar el tiro, que no la caza, en cercones y lugares de resultados garantizados y, por consiguiente de caza enlatada.

Ojalá mi próximo dueño sea el último y juntos podamos disfrutar de la caza de verdad

Algo a lo que yo, de alguna forma, me rebelaba y avergonzaba, ya que traicionaba mis raíces y mi ADN. un rifle cualquiera

Por tanto, sólo ruego que mi próximo dueño sea el último, y juntos podamos disfrutar de la auténtica esencia de la caza de verdad y de toda la magnitud y satisfacción que ella conlleva. Y si es así, yo sabré poner lo mejor de mí para que ambos nos sintamos orgullosos el uno del otro.

Seguramente, mi dueño no podrá alardear de un pabellón de trofeos espectacular, que sea la envidia de sus compañeros, pero tanto éstos como yo y él mismo, valorarán nuestra honestidad y por consiguiente nuestra grandeza.

un rifle cualquiera Un artículo de Manuel Garrido García

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