Gastronomia

Migas Manchegas con Benito Lillo, medalla de oro de Castilla la Mancha

Una sección de Yola Corrochano

migas-9Transcurría la tarde  en el porche de la parra, comentando las excelencia del aceite de oliva variedad Royal. Verdadera joya autóctona, de esta zona de Quesada, que confieso estábamos probando mojando con pan ¡que manjar!

En ello estábamos, cuando con gran alegría por nuestra parte  nos llega una  llamada  de Lillo, amigo y medalla de oro en la elaboración de migas de Castilla la Mancha: mañana voy  a preparar  unas migas ¡no dejéis de venir! ¡Os prometo que van ha ser las mejores de vuestra vida!

 

¿Como negarnos ante tan suculenta oferta? Aceptamos encantados ,y  sin dudarlo de mañanita temprano salíamos rumbo a Ciudad Real.

Lillo nos espera junto a su mujer la Peregrina,  llenos de generosidad, alegría de vivir, buen humor y los mejores productos naturales de su huerta y su matanza. El mismo nos cuenta su magistral receta….

Benito Lillo Jiménez

Las migas son comida de pobres. Su origen viene de los pastores que con sus ganados  se establecían en las montañas buscando pastos frescos. Desplazándose por las distintas partes de nuestra geografía, dependiendo de las estaciones del año. Es decir de la trashumancia.

La provincia de Ciudad Real ha sido siempre una de las zonas más apreciadas para los ganados, ya que es rica en pastos. Sobre todo los del Valle de la Alcudia,

Con este trasiego la alimentación del ganado estaba resuelta, pero… ¿Y la de los pastores? Esto sí que era un problema.

Para el careo de los rebaños de ovejas, que como mínimo solían ser de dos o tres mil cabezas, contaban con varios pastores. Siendo  entre ellos, el  más importante de todos  el encargado del ato, que se transportaba en bestias o en carro. De  todos los alimentos que lo componían, el más problemático  era el pan que se les ponía duro. Las voces improperios, insultos y reclamaciones se la llevaba el Eligio, que así se llamaba el encargado del hato de esta historia.

Un buen día se le despierta al Eligio el cerebro, que por poco le explota y saca la siguiente conclusión: Si pongo el pan a remojo estará más blando…Pero no dio resultado y al pobre Eligio le seguían lloviendo insultos, e incluso algún cantazo que otro, ósea un terrón sin tierra. Ante tanta presión y cuando un día andaba sesteando, el Eligio piensa: si rajo con la navajilla el pan duro en láminas finas… las  humedezco un poco… y las caliento estarán mejor. Después de varios intentos con sus correspondientes modificaciones, el Eligio llego a la perfección de los migajos tostaos, que con el tiempo se conocieron como Migas de pastor.

Tengo que hacer una aclaración: Que yo Benito Lillo Jiménez no conocí al Eligio. Pero que esto me lo contó mi amigo Javier Elguezabal, alias el Ermitaño, que guarda esta historia real, que le contó el propio Eligio. Por cierto que no se qué pasaría con aquella pastorceja a la que rondaba  el Ermitaño. Me  dijeron que se llamaba Mer y dicen que andan los dos, por la parte de las Alpujarras o quien sabe…Pasamos a la receta.
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MIGAS MANCHEGAS DE LILLO

Ingredientes para seis personas:

Pan rajado en láminas finas, tipo pajita (150 gr. de pan ya picado por persona)

Ajo, a ser posible morado de Las Pedroñeras  (4 cabezas de ajo)

Buen aceite de oliva virgen extra (½ litro)

Sal

Agua dependiendo de la humedad que necesite el pan.

Ejecución:
Se pone la sartén a fuego lento con el aceite y una vez caliente, se echan los ajos partidos en dientes con su cáscara, y se doran. Se le añade una poquita sal, como una cucharada sopera con colmo, 1/4 de litro de agua y se deja que hierva unos tres o cuatro minutos. Esto es muy importante, así el sabor del ajo es más intenso para el paladar. A continuación se aparta del fuego y se procede a añadir el pan picado. Si el pan estuviera muy reseco, se aconseja que una hora antes se humedezca un poco, teniendo en cuenta que en la sartén ya tenemos caldo. Con la sartén como hemos dicho fuera del fuego, se envuelven bien las migas con una paleta durante unos diez minutos, hasta que el pan  quede bien  impregnado .Este paso es también muy importante, es el secreto para que queden bien sabrosas.

Realizadas estas operaciones se catan y ya se sabe si les hace falta más sal o humedad y  ya sin tostarlas deben de  estar buenas. A continuación ponemos la sartén a fuego lento y sin dejar de darle vueltas se dejan en la lumbre unos 30 0 40 minutos más o  menos. Si las vemos algo secas, podemos añadir agua con mucho cuidado con un pulverizador y sal fina si hiciera falta. Se sigue dando vueltas el tiempo necesario, hasta que se aprecie que están doradas.

Las migas se deben de acompañar con:

migas-7Pimiento seco frito

Torreznos

Chorizo frito

Pimiento verde frito

Y para terminar…unos gajitos de uva blanca

Hay quien incorpora a las migas el aceite de freír  lo anterior, pero hay que tener mucho cuidado para que no queden pringosas.

Benito Lillo les desea que sean pacientes,  sigan las explicaciones y quedaran como reyes ante sus invitados.

¡Que grande fue el Eligio con el pan duro!

Gracias a Lillo y a la Peregrina por su amistad  y por este fantástico día manchego.

No podía faltar claro está para regar las migas, un buen vino manchego, en este caso de Tomelloso.

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