Opiniones Pluma invitada

Los guardas rurales en contra de las opiniones ecologistas sobre la caza

guardas rurales

Los guardas rurales, con la especialidad de caza, no comparten el sin sentido de los animalistas radicales que atacan a los cazadores por su pasión y forma de vida.

Como guarda rural, actualmente trabajador en un coto de caza social, además de responsable Regional del Sector de Guardas Rurales de la Federación de Trabajadores de la Seguridad Privada FTSP- USO ANDALUCÍA, afirmo que son los cazadores los garantes de cumplir las normativas expuestas por las comunidades autónomas, que son las que tienen las competencias  exclusivas en materia eedioambiental y de respetar los cupos de caza. En algunos casos hasta esos cupos los acrecientan en función del coto para proteger y mantener en óptimas condiciones y equilibrio a la fauna, es más son los cazadores los que contratan a los guardas rurales para mantener y proteger la fauna de furtivismo, de pirómanos, o vertidos, etc…

Erróneamente confundiendo o mal intencionadamente hablan de malas praxis del cazador, cuando no puede definirse como cazador sino como furtivo.

El vínculo cazador-guarda rural es común en los cotos de caza españoles. Se está proliferando en los municipios rurales la fusión entre coto de caza, ayuntamientos, cooperativas agrícolas y ganaderas etc… para mantener los recursos naturales y cinegéticos.

Un modo de vida

Instamos a los ayuntamientos, cotos, cooperativas agrícolas y ganaderas, además  de otras entidades a unirse para contratar guardas rurales y de esta manera fomentar el crecimiento económico y sostenibilidad del mundo rural.

Es fundamental la seguridad para proteger las inversiones y los recursos naturales, nuestro mejor patrimonio…

El trabajo del guarda rural no sólo consiste en pillar infractores ni en intervenir en caso de delitos. Se podría decir que este trabajo es prácticamente un modo de vida, en el que continuamente aprendes y enseñas, ayudas y te ayudan.

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Sin duda el poder disuasorio y la intervención cuando los amigos de lo ajeno hacen acto de presencia es la labor principal por la que se contrata esta figura. Sin embargo, hay otra labor más silenciada y desconocida, por lo menos para los ojos de la persona que desconoce el mundo rural.

Estar ahí cuando no hay nadie

Esa labor no es otra que la de estar ahí cuando no hay nadie más. Y estando ahí es como ayudas y te ayudan.

Estar en el campo cuando las inclemencias meteorológicas son adversas y prestar tu ayuda al cazador que ha perdido su perra en la tormenta.

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Colaborar con el agricultor que se ha quedado atascado con su vehículo en el barro y con el pastor que se le extravía una cabeza de ganado.

Guiar al recechista hacia el animal que debe abatir y darle un poco de gasolina de la que siempre llevamos en el maletero al excursionista despistado que se ha quedado tirado por apurar el depósito demasiado…

Acciones que forman parte de tu trabajo, y que a la misma vez que las realizas te das cuenta de lo bonito que es ayudar a los demás cuando se creen solos y desamparados en medio de la nada.

Situaciones que alguna vez, los que nos dedicamos a esto, nos hemos encontrado y sabemos que a partir de esa ayuda formamos ya parte del anecdotario particular de cada persona.

Gente que nunca olvida que un día tú le echaste una mano y el día que menos te lo esperas te devuelven esa moneda. El valor sentimental que tu sientes al recibir el agradecimiento triplica lo que tu hiciste por ellos…

Acciones agradecidas

Ese cazador de la perra perdida que tú ayudaste a encontrar bajo un aguacero es al que, un domingo de Julio a 40 grados, ves aparecer y se va contigo al coto y te ayuda de forma desinteresada a arreglar las tablillas y las alambradas.

Aquel agricultor que hace tres meses ayudaste a sacar del barro su coche, hoy te regala una botella de aceite, molestándose si no la aceptas.

Aquel recechista que solo conocías de un día de pronto te escribe casi a diario, se preocupa por tu salud, por tu familia… Y siendo de otra ciudad cada vez que pasa cerca de tu hogar no duda en avisarte para tomar una cerveza y desconectar de la rutina del día a día.

Aquel excursionista que se quedó sin gasolina, un día te lo encuentras vestido con una bata de blanca, y sin reconocerlo, él te recuerda aquel momento y te das cuenta de que aquel excursionista joven y descuidado al que le ofreciste ayuda en forma de combustible hoy es la persona que te va a empastar una muela y no quiere cobrarte nada: «¡Estamos en paz!», dice sonriendo…

Y cómo olvidar al pastor y su familia… Que esa noche de invierno, en la soledad del monte, cuando la gente anda inmersa en comidas navideñas de empresa y en cenas familiares, te dispones a sacar tu talega para comer, y de pronto aparece él y te ofrece su cortijo y su chimenea, te echa un trozo de panceta a la lumbre y te da un rato de conversación, haciendo más llevadera la noche.

‘Pagas extras’

Son las pequeñas ‘pagas extras’, que de vez en cuando recibimos los guardas rurales. Pagas extras que no son de valor material, sino de las que no tienen precio, las que alimentan el alma y te hacen mejorar como persona.

Acciones que te empujan a que te levantes motivado cada mañana, que hacen más llevaderas las solitarias madrugadas y por supuesto te hacen recordar por qué te gusta tanto esta profesión… ¿O es un modo de vida…?

El 8 de Noviembre de 1.849, por una Real Orden del Ministerio de Comercio, Instrucción y Obras Públicas, con concurso del Ministerio de Gobernación (aunque era Ministro de ambos D. Manuel Seijas Lozano, pues en Gobernación sustituía por entonces la ausencia de D. Luis José Sartorius Tapia, Conde de San Luis), se aprueba el Reglamento por el que se crean los primeros guardas de campo, jurados por contraposición a los guardas particulares, que debían ser «hombres de buen criterio y prestigio entre sus gentes, que cuidaran como suyo lo que era de los demás y en los campos existe, pues no cuanto hay en el campo es de todos…».

«A quien ésta leyera y comprendiera su alcance, furtivo, guarda o cazador, ruego que tenga a bien proclamarla y difundirla, por estimar necesaria esta ayuda, que pido a toda aquella persona que amara la caza, el lance y el orden en los campos».

Guarda de campo jurado

Con el amparo de esta orden de la Reina, mediante juramento ante el Alcalde, aparece la primera figura histórica del guarda de campo Jurado, que en un primer momento tenía como misión vigilar cotos, villas, fincas, parques y pequeñas áreas rurales privadas. La norma le califica expresamente como agente de la autoridad, distinguiéndolos de los guardas municipales, y de los guardas de campo no jurados, que eran meros trabajadores particulares de los terratenientes.

Guarda Rural 170 años de historia, más que una profesión

Por: Víctor Villalobos. Responsable Regional  del Sector de Guardas Rurales de la Federación Nacional de Trabajadores de la Seguridad Privada FTSP- USO Andalucía

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