Opiniones Pluma invitada

‘Cuidaos de los idus de marzo’, por Laureano de las Cuevas

idus de marzo
Cuidaos de los idus de marzo.

Una vez más, y esta ya es la enésima, comprobamos desde nuestro obligado confinamiento como el sector primario, el medio natural, la sanidad humana y animal, se queda, de nuevo, sin una de las mejores herramientas al servicio de la sociedad. De una sociedad que no comprende lo que le rodea, y que está dirigida y desinformada por una caterva de ineptos, pero políticamente correctos mercachifles, a quienes les importa más el que dirán que el cumplir correctamente con la misión que le ha sido encomendada: velar por el bienestar de los ciudadanos, de todos los ciudadanos.

Repentinamente, ya no es necesaria la gestión de poblaciones ni el control de daños

De repente, ya no importan los agricultores ni los ganaderos ni los conductores ni los niños que juegan en los espacios públicos en la afueras de grandes y pequeñas ciudades. La sanidad animal ha pasado a un segundo plano y la tuberculosis, o la peste porcina africana, han dejado de ser un problema. El argumentario más básico y medioambientalmente imprescindible ahora carece de validez, ya no es necesaria la gestión de poblaciones ni el control de daños. La caza, señores, ya no es aquella necesaria herramienta de gestión al servicio del interés público.

Algunas Administraciones públicas sacan pecho un día, mientras se la envainan al siguiente por el miedo a los titulares de una prensa desinformada, por una posible querella. Siempre con el beneplácito de sus acólitos, aquellos que agachan la testuz por un sillón y un pellizco del presupuesto. Erigidos estos en voceros de quien no les ha cedido representación alguna. Otras, las menos, desoyendo los manuales electorales, promulgan soluciones y adecuan los escenarios a las demandas de la conservación racional, basándose en certeras premisas otrora jaleadas en manifiestos y reivindicaciones. Mientras, los mismos acólitos de agachada testuz, aquellos que jaleaban antaño, tratan de tapar sus esfuerzos, secuestrando la realidad y negando la mayor.

No se trata de caza lúdica o deportiva

Al sector primario se le está negando la capacidad de defender sus ganados y cosechas, y al resto de los españoles las seguridad de sus carreteras y la salubridad de sus espacios de ocio, en el ochenta por ciento del territorio nacional. La triste e inmoral justificación, la falta de redaños para enfrentarse a la algarada de la siempre desautorizada opinión, que jalea con más eficacia y controla los medios de comunicación, desde una prefabricada superioridad moral articulada desde el desconocimiento y la demagogia, que ahoga con el estruendo de sus mantras la voz de la razón. De esa razón que plantea el uso racional de los recursos disponibles y la defensa lícita de la propiedad y el derecho.

Quede claro que, en ningún momento, he hablado de caza lúdica o deportiva, hablo de esa actividad protectora que las leyes de caza de alguna Administración regional reivindica como esencial, entendiendo que «los controles poblacionales de fauna cinegética que se ejerzan mediante autorizaciones excepcionales, no tendrán la consideración de acción de cazar». Y cuya práctica se nos niega, incluso desde la misma Administración que la promueve.

Desolador panorama, el de los idus de marzo.

Un artículo de Laureano de Las Cuevas

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