En la recámara

Estupidez ‘ecológica’

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El GOB –Grupo Ornitológico de las Baleares– dice ser una asociación ecologista cuya misión, según ellos, es: «la mejora y conservación de las condiciones medioambientales de las Islas Baleares para conseguir un entorno de sostenibilidad ecológico y social». Entre sus objetivos están: «la conservación de los espacios naturales y las especies de fauna y flora emblemáticas y amenazadas», y también «la preservación del territorio, el paisaje y los recursos naturales como ayuda al desarrollo del futuro económico sostenible de las Islas». Así lo escriben en su web.

Bien, yo fui uno de los primeros afortunados en poder ir a cazar un boc balear en el coto La Victoria, muy cerca de la hospitalaria ciudad de Alcudia. Animal, el boc, emblemático, peculiar y hermosísimo. Una reliquia que se perdía en el abismo del mestizaje incontrolado, una joya que, gracias a la labor desinteresada, durante 20 años, de un grupo de cazadores, y el apoyo de las instituciones de las Islas, se ha podido recuperar en toda su plenitud. Un trabajo bien hecho que ha sido merecedor de premios y reconocimientos dentro y fuera de España, una apuesta por la naturaleza, la sostenibilidad de la fauna y la biodiversidad, que ha sido destacada por organismos de la importancia del SCI –asociación sin ánimo de lucro que cuenta con más de 56.000 socios– o el CIC –prestigiosa y veterana asociación europea–, amén del mundo cinegético y conservacionista, con prestigio como para apreciar la relevancia de la tarea protagonizada por esta Societat en la recuperación de una especie autóctona y endémica que se perdía para siempre. Todo, con absoluto respeto al entorno –pásense por allí y lo comprueban–, a la flora y a la fauna del lugar que convive con el boc en aquel excepcional biotopo.

Como yo, otros muchos –cientos– cazadores hemos disfrutado de la caza de una especie recuperada y sin futuro, hemos comprado billetes para Mallorca, hemos dormido en hoteles, paseado y conocido lugares hermosos, degustado con los amigos, arroces, pescados, embutidos y ensaimadas, saboreado setas y mariscos en el casco viejo o el puerto, repostado gasolina en los surtidores, alquilado coches para desplazarnos…

Con éstos activos en el ‘haber’ de los caçadors, lo que cabría esperar por parte de cualquier ecologista, que lo sea, y en éste caso del  GOB, es que, consecuente con sus principios, y de acuerdo a los objetivos que dice perseguir, pusiera a la Societat de Caçadors d’Alcudia como ejemplo de un trabajo bien hecho y de la actitud a adoptar en el respeto a la Naturaleza y a los seres que, con nosotros, viven en ella, como poco. Pero no, los ‘ecologistas’ del GOB no han hecho eso, ni eso ni nada acorde con la realidad que los cazadores de Alcudia nos han regalado a todos los que de verdad amamos, respetamos y luchamos por la naturaleza y los seres que la habitan.

En una muestra más de fanatismo exclusivista congénito, algunos –he de suponer que no todos pensarán así– de los ecotalibanes del GOB han pedido (siéntense si no lo están) al Ayuntamiento de Alcudia, que aparte de la gestión del coto La Victoria –entorno de unas 1.000 ha en el que los cazadores consiguieron la recuperación del boc– a la Societat de Caçadors d’Alcudia, sí, lo crean o no, esto es lo que han hecho.

Ahora, los que pensamos en lugar de rebuznar, debemos sentarnos y meditar por qué alguien que dice ser ecologista puede tomar una decisión como ésta, contraria, objetivamente –sin prejuicios sobre quien lo hizo–, a promover y fomentar todo lo que vaya en favor de la ecología –ciencia que estudia la interrelación de los seres vivos entre sí y con el medio en el que viven–. Las razones pueden ser cuatro: una, que los que se dicen ecologistas, no lo sean. Otra, que, aun queriendo serlo, la ignorancia les pueda. Que lo que ocupa sus mentes diminutas sea el rencor porque no han sido ellos, sino unos cazadores de espíritu altruista y conservacionistas, los que lo han logrado. Y la cuarta… ¡que sean, simplemente, estúpidos! Se puede dar el caso de que haya un poco de todo: ignorancia, rencor y estupidez.

El Ayuntamiento de Alcudia, la Dirección Insular de Caza del Departamento de Medio Ambiente del Consell, el SCI, el CIC, revistas especializadas y medios e comunicación, los cazadores todos, y los que aman, respetan y luchan –sin demagogia, estereotipos o mezquindades– por la ecología, la sostenibilidad, el mantenimiento de la biodiversidad y el cuidado de la madre Naturaleza, han –hemos– elogiado, nos hemos felicitado y seguiremos apoyando lo que ha sido un trabajo encomiable, un logro admirable y una realidad ecológica digna del aplauso y admiración de todos los que conocen el significado de la buena voluntad y del reconocimiento de las cosas bien hechas, claro.

Ni lo dudéis, Caçadors d’Alcudia, ¡estamos con vosotros! Toda la fuerza y todo el ánimo de los que sentimos el orgullo de ser cazadores, de los que amamos la Naturaleza –porque la conocemos– y de los que, sí, somos conscientes del significado de una actitud imprescindible: el respeto. ¡Enhorabuena!, ¡mil veces enhorabuena!

Por Alberto Núñez Seoane

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