Escopeta negra

Allí versus aquí

antonio-mata-foto-portadaLas comparaciones suelen ser, dicen, bastante odiosas (algo tendrá el agua cuando la bendicen), pero no podemos, ni debemos ni queremos, evitarlas.

Empecemos por ‘allí’. Allí, este pasado mes de abril, el día 4 para ser exactos, el Servicio de Pesca y Vida Silvestre de los EEUU, FWS, –una especie de ‘ministerio macroecologista’, dependiente del Gobierno Federal, que controla, por ejemplo, varios monumentos nacionales del estilo de las reservas nacionales– anunció la suspensión de la importación de trofeos de caza (¡ojo, que, como su nombre indica, es de pesca!) de elefantes procedentes de Tanzania y Zimbabwe, alegando que en Tanzania «la falta de aplicación efectiva de la ley y un gobierno débil han dado lugar a un furtivismo descontrolado» o, lo que es lo mismo, matar al dueño para acabar con la rabia del perro, y en Zimbabwe, «los datos disponibles, aunque limitados, indican también un retroceso significativo de ejemplares de elefante», o sea, como no tenemos ni idea, y además somos de pesca, vamos y prohibimos la caza.

Pero allí, también, de inmediato, al día siguiente, el propio presidente (Craig L. Kauffman, del que pueden encontrar una entrevista en estas mismas páginas) de una organización cuyo lema dice «Los cazadores lo primero», el Safari Club Internacional, SCI, salta a la palestra y, apoyado por el gabinete jurídico, se enfrenta al FWS y hace que miles de cazadores envíen cartas de protesta al propio Gobierno Federal exigiendo la retirada inmediata de la medida, alegando, entre otras razones: «Los cazadores internacionales son la primera línea de defensa para la conservación, la gestión y la lucha contra el furtivismo en África…», que muchos miembros del SCI han comprado permisos de caza de elefante a beneficio de la Fundación Campfire, en Zimbabwe, que lucha contra el furtivivismo en ese país, y que los cazadores del SCI han donado más de 100.000 dólares para apoyar la lucha contra el furtivismo de elefantes, frente a los 56.000 que se ha gastado el FWS. También ha confirmado que el SCI pondrá a trabajar a todo su departamento legal para obligar al FWS a retirar su descabellada idea.

Todo esto, y cientos de casos similares que podríamos buscar y encontrar, ‘allí’.

Aquí, a los cazadores, también, de vez en cuando, nos suceden ‘cosas buenas, bonitas y baratas’, como la gran alegría, a Dios gracias, que nos han dado con la modificación de la dichosa Disposición adicional novena de la Ley de Tráfico y Seguridad Vial, una reivindicación casi ancestral del mundo de la caza y que nos ha sido otorgada, tras no se sabe cuántos años y legislaturas, gracias a la generosidad de nuestros políticos, mientras los de ‘las casas de tócame Roque’, no paraban de colgarse ‘medallitas’ autoalabándose por los méritos propios y defectos ajenos. Eso sí, no se asusten que ya nos lo sacará el lobby de los seguros de las costillas, que esos sí que son un auténtico lobo, y mandan mucho. A ver quién saca pecho entonces…

También, aquí, ahora, después de… y tantos años, nos conceden ‘el privilegio’ de una licencia única (de la que ni por asomo han dicho cuanto va a costar), eso sí, para cuatro de las diecisiete taifas, ojo, no vaya a ser que nos entusiasmemos y nos creamos que somos lo que decimos que somos. Y todos tan felices y contentos esperando nuevas prevendas…

Aquí, dos mequetrefes, bien respaldados, eso sí, han espurriado encima de casi un millón de cazadores españoles llamándonos ‘asesinos’. Como los narcos o los de la ETA. Y se han quedado tan panchos y tan anchos. Las reacciones, las nuestras, han sido de lo más variopintas. A algunos les ha venido como agua de mayo y, disimuladamente, eso sí, daban palmas con las orejas. Otros, indignadísimos, se colocaron en primera fila para salir muy bien en la foto. Otros más se han colgado la pancarta, a bombo y platillo, para salir, más que en la foto, en la tele… Y los dos mequetrefes, y el que les promueve e incita, se deben de estar pegando una panzada a reír que les deben de doler hasta los sobacos… Claro, aquí no tenemos cojones (ni un presidente del SCI ni cualquier otra cosa que se le parezca ni en pintura) que se plante en un juzgado y les ponga una denuncia, en nombre de un millón de ultrajados y sus familias, que les duela la cabeza hasta que les salgan canas y un poco tiempo después. Mejor les hacemos burla con los dedos y la nariz…

Aquí, un señor mu famoso, pero que mu famoso, que se permite el lujo de publicar palabras como estas: «Puestos a cazar, si yo cazara, me gustaría más cazar a quienes cazan elefantes. Cazar a los cazadores que se hacen fotos delante de elefantes muertos», o estas otras: «…Pumba, pumba. Toma foto, chaval. Meterle a escopetazos las fotos por el ojete…», en alusión a nuestro propio Rey, éste, no sólo se va de rositas, sino que nosotros, los cazadores, le subimos a los altares y le concedemos ¡el premio literario cinegético más importante de nuestro país…! ¡Toma ya!

Como bien dijo el gran dramaturgo Eduardo Marquina, «¡España y yo somos así, señora!»

 

Por A. Mata.

 

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