Escopeta negra

¡Qué viene el…!

antonio-mata-foto-portadaHay palabras tabú. Mentar la palabra ‘lobo’ en diversos medios, publicaciones o redes sociales cinegéticas, las nuestras, es como nombrar a la bicha, en su acepción más demoníaca, en un lugar muy sagrado. De inmediato saltan, como moscas a la miel (por no poner el otro ejemplo, más escatológico), todo un ejército de fundamentalistas que, a poco que les rebatas sus muchas veces absurdas opiniones, te forman una zapatiesta que, incluso, llegan a dar hasta auténtico miedo. No exageramos y hablamos por propia experiencia en nuestras propias carnes.

Por lo general, y con muy honrosas y magníficas excepciones, que las hay, se montan auténticos guirigays de largas, muy largas, opiniones encontradas, en las que cada uno expone sus argumentos seudocientíficos –sacados de Wikipedia– que, como los Diez Mandamientos, se ‘encierran’ en dos: «Los cazadores son unos asesinos y los cazadores son unos asesinos». Te lo dicen, como argumento, la primera vez y, cuando se lo rebates (y ruegas, suplicas a veces, que no te insulten), te lo repiten aún con más saña y te mientan a la madre. Buenos argumentos… para que vayas contento.

Pero, en honor a la verdad, como ya hemos comentado, también se montan a veces buenos coloquios en los que se platica con razones y argumentos enriquecedores, aunque en ciertos temas, como el que nos trae a esta página, haya muy pocos acuerdos. Con educación y respeto se puede debatir con cualquiera por muy enconadas que sean las ideas y sin tratar de convencer a los demás de que las tuyas, o las suyas, son las buenas.

Apenas unos días antes de cerrar esta edición se montó una buena, en el mejor y más amplio sentido de la palabra (aunque a alguno hubo que mandarlo… al váter a limpiarse la lengua con jabón), en nuestra propia página web (www.cazawonke.com) a propósito de un artículo de opinión de Alberto Núñez Seoane, titulado El cuento del lobo. Los argumentos, algunos muy brillantes, a favor y en contra, del artículo y de la caza del lobo, que de eso se trataba y ése es el trasfondo real de todo esto, se sucedieron hasta límites que rayaban la tesis; pero, bien es cierto que ninguno de los ponentes, por llamarlos de alguna forma, basaba sus argumentos, tanto a favor como en contra, en datos reales de poblaciones, que son la base indiscutible sobre la que hay que empezar a hablar cuando de tema tan escabroso, para algunos, se trata.

Para empezar el curso, laboral, educativo y cinegético, cuya referencia es el tan ‘temido’ mes de septiembre, nosotros hemos tomado la decisión de ‘nombrar a la bicha’ en portada. Sabemos, somos conscientes, que nuestro titular, A la caza del lobo, va a generar controversias, además de una buena colección de insultos. Éstos, que quede claro, son los que menos importan, a palabras necias ya se sabe… Pero para los que quieran generar polémica, con buenos argumentos, desde estas líneas ya les invitamos a leer a fondo el genial artículo en el que se basa este titular, escrito por nuestro querido amigo y colaborador Carlos Díez, del equipo técnico de Ciencia y Caza (www.cienciaycaza.org). Para hablar del lobo, de su situación, su gestión, su caza, también, hay que hacerlo con propiedad y con datos sobre la mano, y Carlos los tiene, y los publica, aunque sean sólo de una comunidad autónoma: el Censo del lobo en Castilla y León, publicado el pasado mes de junio (datos que, por cierto, son públicos, y que cualquiera puede consultar y conocer antes de opinar –salvo que se conozcan y se quiera opinar sesgadamente–).

Reseñar, antes de comentar por encima los datos, que este censo ha supuesto un exhaustivo trabajo de ¡dos años!, y lo remarcamos para aquellos, que los hay, muchos, que consideran que el censo ¡es falso! y que se ha engordado, sencillamente, para permitir la caza. ¿Puede haber mentes tan… retorcidas, aunque se nos ocurren otros calificativos, que sean capaces de creer que se han falsificado unos datos oficiales sólo para permitir su caza…?

El incremento del lobo en Castilla y León desde la realización del último censo en 2001 ha sido de un 20%. Concretamente, al sur del Duero, donde se le considera especie protegida, su incremento ha sido de 10 manadas (de 17 en 2001 a 27 en 2014), mientras que el incremento al norte del río, donde sí es especie cinegética, ha sido de 20 manadas (de 132 en 2001 a 152 en 2014), estimándose que en la comunidad castellanoleonesa hay un total estimado de 1.600 ejemplares. La pregunta es inminente: ¿por qué crece más la especie en la zona norte en la que está catalogado como especie cinegética…? Los datos son los que son y no los hemos realizado ni publicado los cazadores.

La gestión del lobo, como la de todas las especies, es necesaria. Y si, para llevarla a cabo, hay que cazarlo, y además producir riqueza en las zonas rurales, pues habrá que hacerlo y nadie debiera rasgarse las vestiduras. Al fin y al cabo, tampoco los cazadores hacemos los planes técnicos…

 

Por A. Mata.

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